
02 Ago Serie «Percepciones y testimonios de Venezuela»: El hombre, la llegada a la luna y Venezuela. Nacimiento de la era cósmica (1969-2010). III parte
Ramón Rivas Aguilar
Viajamos desde 1969 hasta el año 2010 indagando sobre el hecho histórico de la llegada del hombre a la luna. En la segunda entrega http://ideasenlibertad.net/serie-percepciones-ii-parte-el-hombre-la-llegada-a-la-luna-y-venezuela-nacimiento-de-la-era-cosmica-1969-2010/ avanzamos en el testimonio de este hecho en Venezuela. Cerramos hoy con la tercera y última entrega
Hermosas fueron las palabras pronunciadas por el primer hombre que pisó la superficie selenita: “Para un hombre este es un paso pequeño; pero para el género humano es un salto gigantesco”. El periodista W. Mayo interpretó esa frase como algo revelador que comunicaría un nuevo destino del hombre en la Tierra:
Con ese pequeño paso para Armstrong y gigantesco para la humanidad se iniciaba el 20-21 de julio de 1969 una nueva era. La historia olvidará el nombre de dinastías, emperadores y conquistadores, las guerras, las fronteras de las tribus y de las naciones; pero lo acontecido el 20-21 de julio de 1969 será recordado siempre. Es día venturoso el hombre hizo acto de presencia en la luna, que pasó a ser el primer peldaño para subir a las estrellas (“Comienza una nueva era“. El Universal, 27 de julio de 1969).
De una singular importancia fueron, respecto del tema que nos ocupa, las reflexiones del profesor venezolano López Orihuela sobre el impacto de tamaño evento en la dinámica de la humanidad:
Señoras y señores, celebramos este acto a pocas horas de haber realizado el hombre la proeza de dominar el espacio y posar su planta en la superficie del globo lunar. Esta hazaña empequeñece a todas las que había realizado antes, reduciéndoles a magnitudes casi insignificantes. Abre perspectivas desconocidas de consecuencias e implicaciones incalculables. Cierra el ciclo de la evolución biológica del hombre y despeja de obstáculos el advenimiento de una nueva era en su evolución social. El hombre del mañana tendrá muy poco que extraerle a su viejo pasado. La humanidad ha producido en los últimos veinticinco años más conocimiento que el que había acumulado en los cinco mil años anteriores. La evidencia de este salto prodigioso de su desarrollo es tal vez la más importante revelación del viaje intersideral. Como consecuencia de esta victoria de la ciencia en el descubrimiento de la verdad, cuando los hombres y las mujeres del mundo regresen de su asombro a sus ocupaciones y desvelos de todos los días, van a sentir que sus mentes y sus espíritus son el sujeto de un nuevo destino y que cada uno de sus actos deberá tener una justificación humana universal y que cada sentimiento deberá ser la expresión lógica de la grandeza del ser (El Universal, 26 de julio de 1969).
Aprovecho esta oportunidad para un reconocimiento significativo al mundo animal, en la perra Laica y otras especies, fue precursor de esa titánica aventura espacial. Mundo animal pionero que, sin temor alguno, contribuyó a los primeros pasos de los experimentos espaciales. En ese sentido, en el trajín de la vida cotidiana del venezolano, la señora Camila Pérez Carreño envió unas líneas a El Universal sobre este aspecto que el hombre de vez en cuando olvida:
Con la emoción y la admiración que tienen que sentir los pueblos y naciones, nuestra generación goza hoy el privilegio de ser testigo de la hazaña más audaz y portentosa que hasta ahora el hombre ha intentado. Es una prueba de la asombrosa inteligencia del ser humano, de que este no acepta limitaciones ni físicas ni intelectuales. Es una hazaña que podría alterar los pensamientos, las creencias, la tradición de siglos. El valor de los astronautas confirma que el afán de conquistar lo desconocido supera su condición temor a lo desconocido. A conciencia de que no faltarán algunas personas carentes de sentimientos humanitarios y aptas siempre para criticar los de los demás, reafirmamos aquí nuestra gratitud por la indispensable contribución de los animales a esta maravillosa aventura reconocemos que esos animales, verdadera vanguardia del espacio, han sufrido y dado sus vidas antes de que los grupos científicos de todos los Apolo puedan proclamar la victoria. Una vez más el animal, sujeto al yugo humano ayuda al hombre al igual que en otras ramas de la ciencia para la humanidad pueda prolongar su estadía en este planeta en condiciones más favorables (El Universal, 27 de julio de 1969).
Ahora bien, entre 1969-2010 ¿en estos cuarenta y un años qué representa para la humanidad esta gigantesca faena histórica? Sin duda alguna, un paso significativo hacia la conquista y colonización del universo. Es evidente el triunfo de la ciencia y la tecnología para examinar con rigor y precisión los más complejos problemas en torno a la génesis y el destino del cosmos. La presencia del hombre en la luna propició el sendero para continuar explorando lo más recóndito del mundo intergaláctico.
Este hecho, el del viaje a la luna, Para los filósofos representará un marco propicio para la renovación de su quehacer intelectual y contribuir a despejar el sentido, significado y lugar del hombre en la Edad cósmica. Para los teólogos, este acontecimiento de envergadura universal expresa la grandeza y espiritualidad de la belleza divina. El camino para explorar el espíritu de la ciencia desde la fe y la religiosidad. Los antropólogos y sociólogos, por su parte, consideran esta hazaña como una oportunidad para esclarecer la naturaleza del hombre y del hecho social dentro de una dimensión allende las fronteras de la tierra.
Los historiadores perciben, en cambio, ese viaje a la luna como una nueva fase para enfocar los fenómenos históricos y la posibilidad de imaginar una nueva cronología y calendario para medir el tiempo histórico desde esa dimensión, la sideral. Así mismo, será de interés para los futuros historiadores investigar el hecho histórico tomando en consideración la teoría de la relatividad, de la mecánica cuántica, de la singularidad y del principio de incertidumbre. Concebir los acontecimientos históricos a partir de las nociones de orden, del caos, de esa no causalidad, que es un bello reto para los hurgadores del pasado. En fin, la historia como unicidad y diversidad bajo el influjo de la multicausalidad. ¡Adiós al determinismo y a la certeza!
Los poetas sintieron con melancolía la pérdida de su inspiración divina ante el coqueteo de la luna, que manoseó el vano mortal. Ella se volvió perecedera. En uno de los Zapatazos se desvela el afán del hombre de cargar a sus espaldas la Luna y dejarla en un rinconcito de la Tierra. Perdió su encanto en la fantasía de los hijos de las Musas. En ese orden de ideas, los científicos de la NASA expresaron con alegría y sorpresa el impacto de esa odisea espacial en el espíritu de la Tierra, que permanece absorta ante el torbellino tembloroso de los agujeros negros. Para estos científicos, la sobrevivencia de la humanidad está garantizada con esas dos huellas que estampó el hombre en la Luna. Es un acontecimiento de doble significado histórico.
Así, lo expresaron dos insignes hombres de la ciencia: José H. y Von Braum. El primero, dijo:
Y, ahora, el hombre sobre la superficie sus pies moviéndose en un mundo totalmente extraño y hostil, puede compararse con aquella primera criatura que arrastrándose a gatas, surgió del océano y logró sobrevivir sobre la superficie de la Tierra (El Universal, julio, 1969).
Más adelante, destaca el significado de este impacto en un cambio profundo en el hombre como ser biológico y ser psíquico:
El hombre está actualmente al borde de un nuevo principio, y tal como sucedió en aquel organismo primitivo que salió del mar y evolucionó y cambió sobre la Tierra, posiblemente el hombre esté ahora avanzando y saliendo de un antiguo y estrecho ambiente para pasar a otras circunstancias que posiblemente le cambien y le reestructuren en su evolución física y biológica” (El Universal, julio, 1969).
Von Braum, padre de la astronáutica y responsable del diseño de Saturno y Apolo II, destacó la importancia de esta odisea y la comparó con la primera criatura marina saliendo a la tierra. Sobre este aspecto, comentó:
“El otro día cuando me preguntaron con qué acontecimiento histórico podría yo comparar esto, respondió: Con el de la vida acuática emergiendo a la Tierra” (El Universal, julio, 1969).
Dentro de esa reflexión, Von Braum dejó a los historiadores la última palabra: “opino que los historiadores en realidad darán a este paso tan trascendente como aquel otro”. Y como consecuencia de esta proeza, este científico señaló que era la gran oportunidad para la inmortalidad virtual de la especie humana: “Creo que la capacidad del hombre para andar y vivir en otros mundos ha garantizado virtualmente la inmortalidad del hombre. De ahora en adelante, podremos ir a donde queramos a otros mundos sustenten nuestra vida o podemos cambiar el medio en que vivimos” (El Universal, julio, 1969). Por otro lado, Von Braum vio en esta hazaña la esperanza de que los pueblos de la Tierra conjuguen sus esfuerzos para realizar tareas comunes en un marco de paz y seguridad: “Deseo que llegue el tiempo que el pueblo ruso y el pueblo chino y todo el pueblo del mundo puedan marchar juntos y conversar juntos” (El Universal, julio, 1969).
Sobre estas breves y concisas notas en torno al significado histórico del célebre viaje a la Luna, no dejo de recordar a tres buenos amigos, quienes, hace unos cuatro años, aguzaron sus mentes para esclarecer este hecho trascendente y su influjo en el destino de un planeta que todavía persiste con viejas ideas que se produjeron en Occidente: Gerardo López y María Cristina, en largas conversaciones, tratando de explorar tanto la magia como el misterio de la proeza lunar en el espíritu del hombre. ¡Vaya conversaciones gratas! Iraide Belandria, científico y artista, en el silencio del pensar contemplando el hermoso cielo y la posibilidad de olfatear vida en ese majestuoso y fascinante Universo, en aquellos días cuando los desiertos y la Laguna de Urao se despojaban de sus atributos mortales para alcanzar a lo lejos el resplandor de aquel lucero que no dejaba de mirar el primer hombre que puso sus huellas en la luna.
En otro orden de ideas, el humor que desencadenó esa proeza lunar ha revelado en los poetas la pérdida de su divina inspiración sobre el ser del misterioso satélite natural. Uno de ellos, desconocido para el público venezolano, en un melancólico arrebato, exclamó:
!No hay remedio. No hay remedio poeta, se acabó la inspiración. Desafine el guitarrón, aféitese la coleta y zampe entre una gaveta las rimas una por una. Póngase usted la vacuna contra el sueño y el soneto porque ya en un parapeto llegó a la luna! (El Universal, 27 de julio de 1969).
Los rusos ante la severa derrota que le infringió el imperio con el Apolo 11, en su estado anímico, depresivo y melancólico, se inventaron el cóctel lunar: una combinación de vodka con coca cola y granadina que, seguramente, impulsaría su imaginación para acelerar las próximas tareas siderales.
Tendría aproximadamente veinte años, cuando tuve la oportunidad en la sabana de los dioses, Santa Rosa de Carvajal, de mirar con asombro, en un televisor de pantalla en blanco y negro, tan portentosa aventura cósmica, exclamé: “!El hombre se apoderó de los cielos en manos de los dioses, los sabios y los poetas”. El de la calle, al son de una rockola, dijo alguien en su estado etílico: “! Ese cielo es mío, resplandeciendo en mi alma inocente!”
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