
23 Ago Opinión: Los aportes de Álvaro Uribe a la libertad de Colombia
Leonardo Osorio Bohórquez
Recientemente la Corte Suprema de Justicia de Colombia condenó al ex-presidente Álvaro Uribe a cumplir una sentencia de casa por cárcel, se le acusa de fraude procesal y soborno. Es peculiar cómo funciona la justicia colombiana, donde guerrilleros acusados de violaciones, secuestros y homicidios son indultados mientras otros son encarcelados por cumplir con su deber.
Uribe como presidente se encargó de desempeñar una función que muchos gobernantes o aspirantes al poder político olvidan hoy en día, y es el estar dispuesto a ejercer el monopolio legítimo de la fuerza. Esto implica combatir a todos aquellos sectores que violan la ley y ejercen violencia contra los ciudadanos.
Colombia vivió décadas terribles producto del control de las FARC y el ELN en diferentes zonas del país, donde cometían toda clase desmanes y violaciones contra los pobladores. Esto dio lugar al exilio masivo de colombianos hacia diferentes naciones de Latinoamérica huyendo de la guerra.
Muchos presidentes de Colombia optaron por la vía del diálogo, también hubo complicidad debido a las redes del narcotráfico. En medio de las conversaciones con los grupos guerrilleros, estos lograron fortalecer sus posiciones y debilitar el control del Estado sobre el territorio.
Los ciudadanos dejaron de confiar en el gobierno colombiano y su capacidad para garantizar seguridad. Esto a su vez hizo que diversos empresarios abandonaran igualmente el país debido a los secuestros y extorsiones. Quienes vivieron tal proceso, son muy conscientes del profundo daño que la guerrilla hizo a la nación cafetalera.
Dentro de ese duro contexto, Álvaro Uribe promete poner un freno a la guerrilla cuando asciende a la presidencia en el 2002. Su plan consistía en firmar un acuerdo militar con Estados Unidos denominado Plan Colombia, para entonces poder enfrentar a los grupos irregulares.
El éxito fue incuestionable, con ataques certeros y programados a la guerrilla, progresivamente el gobierno liderado por Uribe logra recuperar la autoridad y la fortaleza del Estado. Lógicamente sus acciones fueron condenadas por algunos sectores de izquierda,[1] que siempre plantearon la vía de un diálogo que por décadas no dio ningún resultado positivo.
En parte proponían esa vía porque simpatizaban con los “nobles ideales” de una guerrilla formada supuestamente en defensa del pueblo colombiano, pero cuyas actuaciones fueron en perjuicio de su población. Eran grupos armados que imponían su propia ley en los espacios controlados por ellos.
No hay duda de su poder bélico, por consiguiente, Uribe requirió el apoyo de una potencia militar como Estados Unidos para hacerles frente. No faltó quienes consideraron se estaba entregando la soberanía del país, pero eran acciones requeridas para lograr recuperar el dominio del territorio.
En la medida que se lograba pacificar algunas zonas se dio un renacimiento de ciertas regiones, la paz es condición indispensable para el florecimiento económico. Hubo apoyo a las empresas y garantías para sus inversiones dentro del nuevo contexto político colombiano.
Esto implica que el gobierno de Uribe no solo ayudó a dar mayor paz a los colombianos, sino que vino acompañado de un auge económico. No es un asunto menor al considerar todos los años de penuria padecidos por la población, además, muchos se habían acostumbrado a vivir con miedo.
Los resultados positivos hicieron que Uribe pudiera repetir para un segundo mandato presidencial, con una alta popularidad. Hubo un antes y un después realmente, de vivir una situación de guerra permanente a otra etapa donde ahora la sociedad progresivamente volvía a tener mayor seguridad.
Con denuncias de violaciones de Derechos Humanos durante su gobierno, al parecer los mismos que denunciaban tales hechos olvidaron las transgresiones cometidas por la guerrilla a lo largo de los años. Como todo proceso de enfrentamiento, pudo haber habido algunos excesos o daños colaterales, siempre condenables, pero era un imperativo moral combatir a los guerrilleros para garantizar el bienestar ciudadano.
La mayoría de los colombianos mantuvieron su respaldo a Uribe en su lucha contra la guerrilla, y luego lo demostraron con su rechazo a lo que fue el proceso de paz propuesto por el expresidente Juan Manuel Santos, aprobado a pesar del rechazo en el plebiscito convocado por él mismo para consultar al pueblo de Colombia.
No era que se rechazara la paz como algunos medios sensacionalistas publicaron, los colombianos no querían indultar a quienes los habían asesinado y violentado sus derechos por décadas. Uribe fue uno de los que llamó a votar en contra, sobre todo cuando la guerrilla estaba practicante vencida.
Solamente en ese contexto de derrota militar y sentirse acorralados, decidieron los guerrilleros acceder a un acuerdo de paz, sobre todo por los múltiples beneficios allí otorgados, con la posibilidad de ser senadores y representantes en el Congreso de Colombia. Parecía casi un premio luego de todos los crímenes cometidos que ahora serían indultados.
Esos grupos creen en la paz y la democracia solo cuando les es conveniente, de resto es solo cuestión de tiempo para que vuelvan a conspirar e intentar tomar el poder, sino pueden por la vía los votos buscarán otras alternativas. Ya una parte de las FARC anunció que volvería a las armas.
Uribe no perdió influencia política a lo largo de los años, de hecho el actual presidente Iván Duque forma parte de su línea política y se ha solidarizado con el exmandatario producto de su sentencia. Hay quienes alaban la independencia de poderes en Colombia lo cual es positivo.
Sin embargo, la justicia no deja de estar politizada, la independencia no tiene que ver solo con respecto a los otros poderes del Estado, sino con cualquier tipo de intereses ajenos a la ley que condicionan las sentencias, en este caso parece ser un pase de factura a Uribe por su lucha contra la guerrilla.
Ha habido manifestaciones en apoyo a Uribe luego de su encarcelamiento, no hay duda de que parte del pueblo colombiano reconoce el aporte del expresidente en su combate a la guerrilla, a partir de allí Colombia cambió su rostro y ha habido un crecimiento económico desde entonces. La historia debe permitir recordar quienes son los verdaderos enemigos de la libertad.
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