Opinión: El chavismo originario ¿desencantado o desenchufado?

Leonardo Osorio Bohórquez

 

A lo largo de los años desde que llegó Chávez al poder en 1999, son varios los personajes políticos e intelectuales que acompañaron al chavismo en sus inicios, con el paso del tiempo muchos marcaron distancias y pasaron a formar parte de la oposición política por diferentes razones.

 

Son pocos quienes realmente aceptan haberse equivocado dando su respaldo a Chávez en primer lugar, la mayoría consideran que es un proyecto que se desvío de sus cauces originales, y otros responsabilizan únicamente a Maduro del declive actual de la economía venezolana.

 

Así algunos han llegado a hablar de un chavismo originario, sin los vicios ni las desviaciones sufridas a lo largo de los años por parte de la cúpula gobernante. Sobre este punto es necesario llamar la atención, la búsqueda de un chivo expiatorio ante los fracasos políticos es muy común.[1]

 

Varios intentan salvar sus propias responsabilidades, así vemos antiguos funcionarios del gobierno como Rafael Ramírez, Ministro de petróleo y Minería de Chávez, y Jorge Giordani quien fuera Ministro de planificación, emitir declaraciones en las cuales culpan a los actuales dirigentes del chavismo de la crisis económica.

 

En nada asumen los malos manejos evidenciados durante sus gestiones, que llevaron progresivamente a la ruina económica del país. Giordani sobre todo, quien lideró el proceso de expropiaciones que llevó a la ruina el aparato productivo nacional, no acepta el fiasco de sus políticas. El socialismo no fracasa porque nunca es realmente bien aplicado según sus defensores.

 

El dogmatismo de sus ideologías les impide a algunos ver las consecuencias de sus proyectos. Otros simplemente tratan de justificar o excusarse por la falla de sus políticas. Giordani cuando es separado de su cargo de Ministro por Maduro, entonces empieza no a cuestionar el socialismo venezolano, sino solamente las decisiones económicas tomadas por el madurismo.

 

Maduro simplemente siguió la misma línea de su predecesor, pero le toca asumir las secuelas de dicho modelo. Giordani en ningún momento cuestiona los resultados de las políticas expropiatorias dirigidas por él. Priva mucho el oportunismo político en sus declaraciones, tal vez querer formar parte de la oposición y de una posible transición en el país.

 

Los venezolanos no deben olvidar las acciones cometidas por estos personajes supuestamente exchavistas o no maduristas, no por revanchismo ni odio social que no conducen a nada positivo, pero si entender las razones que llevan a algunos a marcar distancias con el chavismo.

 

No solo hay que tener presente sus faltas cometidas, sino que además tampoco plantean nuevas ideas para superar la crisis actual, pretenden simplemente salvar su imagen ante el estruendoso fracaso del socialismo del siglo XXI, cuyo corolario llevó al país a una pobreza sin precedentes en su historia contemporánea.

 

Un fracaso para la sociedad, no así para los dirigentes políticos que se han enriquecido a costa del erario público. De allí la denominación coloquial de chavismo desenchufado, para calificar a esos antiguos dirigentes y miembros del PSUV que perdieron su conexión con el poder. Las purgas internas fueron muy comunes en el régimen soviético, conocida la disputa entre Trotsky y Stalin por ejemplo.

 

Dentro del chavismo hay diferentes intereses en conflicto y eso se ha visto a lo largo de los años, diversas facciones políticas que conforman grupos de poder que aspiran a la hegemonía. Es una lógica similar aplicada por ciertas mafias por el dominio de ciertos espacios y territorios.

 

Difícil creer que a nivel de la cúpula gobernante exista realmente un chavismo democrático u originario, han sido más escisiones por otras razones. Por ejemplo, la Fiscal General Luisa Ortega Días se separa del chavismo en el 2017 a partir de la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que asumía las funciones de la Asamblea Nacional, supuestamente para defender el Estado de derecho. Pero es muy difícil entender su repentino apego a la legalidad, luego de haber liderado a lo largo de los años procesos judiciales de encarcelamiento a diferentes opositores en el país.

 

Su súbita defensa a la independencia de poderes y a la democracia no es fortuito. En política es muy peligroso ser ingenuo, se corre el riego de subestimar al adversario e incluso muchos de esos supuestos chavistas disidentes pueden ser simplemente espías que siguen estando al servicio del gobierno.

 

Otros solamente esperan la oportunidad para retomar el poder y los beneficios que obtienen a través de la política. En el caso de los intelectuales, algunos también llegaron a ocupar puestos importantes como asesores políticos, o lograron acceder a algunos cargos de mediana importancia.

 

Recientemente el politólogo Nicmer Evans fue arrestado supuestamente por un escrito donde crítica al gobierno, aunque manifiesta su arrepentimiento de apoyo al chavismo en uno de sus textos de opinión, él fue parte de esa cúpula gobernante y luego se distancia de Maduro cuando asume este la presidencia.

 

Hoy sufre las consecuencias del monstruo que ayudó a crear. A pesar de eso, algunos siguen manteniendo su fe inquebrantable en el socialismo, y en las ideas de izquierda que llevaron al país a la ruina. De allí que sean tan fácilmente asimilables a los partidos de oposición venezolana.

 

Esto en el caso sobre todo de ex-dirigentes del chavismo separados de puestos de poder gubernamental, el caso de la sociedad puede ser diferente. Hubo gente que se equivocó de buena fe, Chávez despertó la ilusión de todo un país, algunos si advirtieron los riesgos que representaba su proyecto para la libertad, otros aún conscientes de ello, decidieron darle su apoyo porque pudo más el idealismo y deseo de cambio positivo.

 

Es posible rectificar, de eso no hay duda, el problema es que no se ve una real intención de ello por parte de exlíderes chavistas, algunos solo tratan de evitar las derivaciones de sus acciones al ponerse de lado supuestamente de la democracia para reconstruir el país en caso de una transición. En política cambiarse de bando es algo muy común para gente sin principios.

 

Ser conscientes de quienes son los verdaderos culpables de la tragedia que sufren los venezolanos, y sus verdaderas intenciones al querer marcar distancias con el chavismo para intentar obtener nuevos puestos de poder en caso de darse un cambio político, permitirá de ser posible, una transición exitosa. Se debe saber diferenciar entre verdaderos aliados o simples oportunistas.

 

Referencias

[1] Rene, Girard (2006). La violencia y lo sagrado. España. Editorial Anagrama.

Imagen: obra «Opinión pública» de George Bernard Oneill.

 

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