
22 Nov El 24 de noviembre (1948-1958): Estado, libre mercado, apertura petrolera y crecimiento económico. Una mirada
Ramón Rivas Aguilar
El 24 de noviembre de 1948, un golpe militar derrocó al presidente constitucional, novelista Don Rómulo Gallegos, quien ganará las elecciones presidenciales, convocadas por Consejo Electoral Nacional el 7 de diciembre del año de 1947. Fueron unas elecciones en la que no hubo injerencia del personalismo, del continuismo y del bolivarianismo. Fue un acto auténticamente republicano, liberal y civilista. Se instauró las bases de la democracia venezolana.
El 18 de octubre de 1945, una revolución política, económica, social, cultural e ideológica, que entusiasmó a una nación hacia los derroteros del civilismo contra la farsa histórica del viejo orden político negador de la soberanía popular. La instauración de la soberanía popular, fundamento del republicanismo y del liberalismo, golpe mortal a la tesis del mandatarismo en la mirada intelectual del libro del cesarismo democrático. Así, nació la democracia en Venezuela. Su inspirador y protagonista, Rómulo Betancourt. La voluntad y la firmeza de un hombre, con una teoría, con una generación y con partido político, demostró a los positivistas y a los europeos y americanos de que los venezolanos si podían vivir en el mundo de las instituciones libres.
No obstante, los hombres de la revolución de octubre cometieron un error histórico: promover las reformas políticas, jurídicas, institucionales, económicas, sociales y culturales, todas al mismo tiempo. Lo que generó enfrentamientos con los hombres y grupos sociales y económicos del viejo orden, con la complacencia de algunos partidos políticos que se fundaron en el trienio octubrista (Copey y URD).En otras palabras, la ofensiva contra- revolucionaria desembocó en el 24 de noviembre de 1948. Fue comprensible ese comportamiento político de los hombres del viejo orden, porque la revolución de octubre rompió el monopolio del poder, los intereses y privilegios de una casta de políticos, de militares y empresarios, subsidiados por la renta petrolera. El costo político de esa ofensiva “contra-revolucionaria” una dictadura militar que duró una década, con apoyo de los EEUU, y unos cuantos dictadores de América Latina.
Cuando se revisa la documentación histórica de la época del trienio (1945-1948), no cabe la menor duda, que las minorías y los militantes del partido de Acción Democrática, se embriagaron del fervor jacobino. En ese sentido, fueron también responsables de la caída política de del gobierno constitucional de Rómulo Gallegos. Por ello, el Pacto de Puntofijo (31-10-1958), fue la respuesta política más sesenta para restituir la democracia venezolana.
A partir del 24 de noviembre de 1948, una Junta Militar, presidida por Carlos Delgado Chalbaud; Pérez Jiménez y Llovera Páez abrió los caminos hacia una era histórica que transformó la vida material y cultural a lo largo de una década. Las élites políticas y militares de tendencias modernizadoras, examinaron los alcances y los limites históricos de los gobiernos que se instauraron entre 1899 y 1948. Propiciaron una investigación histórica sobre las transformaciones que se suscitaron en aproximadamente 48 años. En esos estudios, apreciaron como en tres décadas (1917-1948) se conformó, fortaleció y consolidó la industria petrolera más importante en Venezuela después de los EEUU. Un mérito histórico del capital petrolero internacional que amplió los horizontes geográficos y económicos de la riqueza petrolera a lo largo y ancho del territorio nacional.
De igual modo, como los gobiernos venezolanos (1899-1948) crearon un marco institucional que permitió a la nación participar en los beneficios derivaron de la industria petrolera, con impactos en la vida económica, social y cultural del país. Ello, se puede observar en el primer Anuario Petrolero de Venezuela (1949), editado por el Ministerio de Fomento. En esas ciento cuarenta y dos páginas, se recogen datos estadísticos sobre la industria petrolera nacional e internacional (1914-1949). Así mismo, Manuel Rafael Egaña, hombre prominente del sector público, en su libro Tres Décadas de Producción Petrolera, publicado en el año de 1947, describe con lujo y detalles la evolución y la transformación de la industria petrolera de la nación entre 1917 y 1947.Una industria petrolera con una proyección geopolítica en el escenario del mundo Occidental. Entre 1949 y 1958, la edad de oro de la industria petrolera en el país. Se estimuló una política petrolera para atraer al capital petrolero internacional y así romper con la política de no más concesiones. (1956-1957). Esto constituyó el inicio de la apertura petrolera como una innovación significativa en la historia petrolera de Venezuela. Es decir, el petróleo no solo para capturar ingresos petroleros por vía impositiva si no también la industria petrolera como agente para multiplicar las capacidades productivas de sus empresas con efecto multiplicador en las distintas esferas de la economía nacional. El petróleo como fundamento de la vida de la nación: no como simple complemento para crear una economía post-petrolera. No. Por eso, al cesto tesis primitiva, telúrica y ruralista de sembrar el petróleo. Dentro de esta perspectiva, la Venezuela petrolera tenía un futuro garantizado. La vieja creencia del agotamiento de ese recurso natural con impactos apocalípticos se disipó con el tiempo. La faja petrolífera del Orinoco ha sido la muestra que “sembrar el petróleo” fue una frase histórica equivocada.
La apertura petrolera, impulsada en la década militar, la desarrolló el experto petrolero Arturo Hidalgo, ingeniero petrolero, en un libro totalmente desconocido en la literatura petrolera del país: Concesiones petroleras: Consideraciones técnicas y económicas relativas a su otorgamiento, Tipografía “La Nación”, Caracas, República de Venezuela, 1953..En otras palabras, es una falacia histórica la génesis y proyección de la apertura petrolera a partir de la década de los noventa: sus raíces se encuentran en la década militar. Una nueva política petrolera no solo con el propósito de capturar renta si no también con el propósito de promover de forma directa e indirecta el crecimiento económico nacional.
Las concesiones otorgadas entre 1956 y 1957, no fue el resultado de una improvisación por parte del gobierno nacional, con espíritu entreguista y fiscalista. El ex-ministro de Minas e Hidrocarburos, Ingeniero petrolero Edmundo Luongo Cabello, responsable de la política de otorgamiento de concesiones, editó en el año de 1993, el libro hidrocarburos: El proceso de otorgamiento de las concesiones del ciclo 1956-1957, publicado en dos tomos, es una muestra de la voluntad de un gobierno para impulsar una política petrolera que trascendió la fatídica frase sembrar el petróleo. Una bofetada histórica contra una historiografía y una literatura sobre el petróleo que vio en el otorgamiento de nuevas concesiones una fuente de corrupción en beneficio de las concesionarias extranjeras.
De igual modo, el gobierno nacional promovió la iniciativa diplomática de acercamiento con las naciones del Medio Oriente, con un potencial petrolero que pondría en peligro la industria petrolera de la nación, en un futuro no muy lejano. Dentro de ese contexto, nació la Misión al Medio Oriente, en el año de 1949. El antecedente más inmediato de la fundación de la OPEP (Septiembre, 1960). Entre las cosas más interesantes de esa iniciativa histórica, fue la traducción de la legislación petrolera venezolana en lengua inglesa y árabe, que inspiró en esas naciones el nacionalismo petrolero, desde una dictadura militar.
Dentro de ese marco histórico, la Venezuela petrolera dio un impulso gigantesco a la economía del país, más allá de la consigna sembrar el petróleo. La regalía y el impuesto sobre la renta, fuente de acumulación de capital, para acelerar la profundización de una infraestructura física, sanitaria y educativa que significó el paso para el desarrollo industrial y agrícola del país. Sí. La Venezuela moderna, urbana e industrial y agrícola la de mayor crecimiento económico del mundo, después de los EEUU. Un milagro económico (1948-1958) que sorprendió a las naciones europeas y a expertos del mundo de la economía de los EEUU, de Inglaterra, Francia y Alemania. La economía de Venezuela, una de las economías de mayor crecimiento económico del planeta. Las razones de ese milagro económico, para muchos tuvieron que ver con el petróleo y un modelo de capitalismo de Estado como motor del desarrollo material y cultural de la Provincia de Venezuela. Sin embargo, el prestigioso economista y abogado, español, Joaquín Sánchez Covisa, fundador de la Revista Investigación Económica: Instituto Venezolano de análisis económico y social. A. C. (1960-1973), una de las revistas económicas más prestigiosas de Hispanoamérica, escribió: “Un Informe sobre el desarrollo económico de Venezuela (1950-1964)”, en el que explica de forma sistemática los factores nacionales internacionales del despegue extraordinario de la economía venezolana en la década militar y como declina en la era democrática. En ese informe, parte de la tesis de que el libre mercado jugó un papel importante en el impulso de la economía de Venezuela. El Estado, en un marco dictatorial, restituyó las libertades económicas, en el año de 1953. Abrió las puertas al mundo de la inmigración con la presencia de grupos humanos de diversos países, con distintos grado de saberes y experiencias en el ámbito de la construcción, de la industria y de la agricultura. Se dio el mayor oleaje de inmigración en la historia de Venezuela. De la misma manera, apertura al capital petrolero mundial. De igual modo, el sistema fiscal, cambiario y monetario favorable al impulso económico de la nación.
Un estado con abundancia fiscal, de origen petrolero, con espíritu liberal y empresarial para estimular la riqueza pública y privada, en un ambiente institucional abierta al libre mercado (libertades económicas, libre convertibilidad, libre comercio).
No obstante, ese milagro económico no fue posible mantenerse en el tiempo, por cuanto el esquema dictatorial era incompatible con el espíritu civilista del venezolano. Es cierto, ganamos la libertad, la democracia y el bienestar; sin embargo, se acentuó el estatismo, el planismo y el rentismo que, en definitiva, sus consecuencias se aprecian el día de hoy: la bancarrota total de la nación. Hoy Dejamos de ser un país democrático. Dejamos de ser un país petrolero sin ninguna importancia geopolítica en el escenario mundial. En fin, Venezuela fue borrada del mapa petrolero mundial.
Por tanto, el reto histórico de las nuevas generaciones, de unas minorías rectoras, es la de promover un Estado republicano, federal, liberal, civilista y democrático en correspondencia con una economía de libre mercado, de libre comercio en sintonía con los tiempos históricos.
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