A propósito de las humanidades

Ramón Rivas Aguilar

A

José Ortega y Gasset

Mariano Picón Salas

César Vidal

Miklos  Lukacs

Nicolás Morá

 

El gobierno japonés, hace unos cuantos años, anunció  la necesidad de eliminar  las humanidades  de las universidades nacionales, por considerarlas obsoletas, inútiles e improductivas. Presentó un plan de estudio con la finalidad de orientar la enseñanza universitaria y promover el desarrollo de las carreras técnicas en pro del industrialismo y del maquinismo y como consecuencia, la abundancia de bienes y servicios para hacer felices a  los nipones.

 

En esa dirección irán también unas cuantas naciones, en una especie de afrenta de la ciencia y la tecnología contra las humanidades. Es el interés por las carreras técnicas para estimular el productivismo y el economicismo. En todo caso, una onda global se irradia contra el espíritu renacentista, contra la ilustración y el enciclopedismo, cuna intelectual del humanismo.

 

Es importante resaltar como  los gobiernos totalitarios,  se desplegaron  a lo largo del siglo pasado, en un esfuerzo histórico gigantesco por borrar de la faz de la tierra los valores fundamentales de la civilización occidental,  fundamento último de la libertad y la dignidad humana. El Holocausto es  el signo histórico que revela el odio de unos fanáticos y mesiánicos contra todo lo que ha  representado para la humanidad la libertad, la igualdad, la solidaridad, el liberalismo, la democracia, el capitalismo. Al mismo tiempo, instaurar el reino de la esperanza milenaria para lograr la inmortalidad.

 

En esa perspectiva, hoy los dueños de los negocios, de las finanzas, de las economías, de las plataformas  tecnológicas de las  comunicaciones,  en sus manos  un documento  titulado “El reseteo global”, cuyo contenido  revela como  a través de la inteligencia artificial se cambiará  la naturaleza de la especie humana como ser biológico y como ser espiritual. En otros términos, el futuro de la humanidad estrenará  una nueva forma de existencia  humana más allá  de lo  fue  en su origen y en su historia. Será la era de un ciclo post-civilizatorio, post-humanismo o transhumanismo. Es decir, se transformará el hombre  de una especie  biológica y espiritual a una especie  de antropoide, una combinación física y biológica, bajo los parámetros de la computación cuántica. El hombre máquina, el hombre robot, la matrix.

 

En esa dirección,  por supuesto,  no tiene sentido histórico las humanidades, sus estudios e investigaciones para examinar al hombre en su grandeza y miseria en curso del devenir. ¿Para qué las humanidades  sí en ese ese  horizonte tecnológico será borrado el hombre como especie, como espíritu?, en fin, como un ser finito y mortal. ¿Para qué  las humanidades?

 

Con ello, buscan erradicar los males en la tierra  con las nuevas miradas de la ciencia y la tecnología, una utopía  de  origen digital y virtual. Un  mundo sin contenido humano físico y espiritual. El nuevo programa político de unos mesiánicos y fundamentalistas, embriagados con los signos y los símbolos del mundo computacional. Seremos como dioses: creadores sin ningún tipo de ropaje  material. Cuerpos flotando en un espacio sin materia sin  alma. ¿Para  qué  las humanidades?.

 

El «reseteo global», la formula política de unos arrogantes, soberbios y vanidosos, mesiánicos y fundamentales, que se arrogan el monopolio de decidir el destino vital de un mundo que quiere mejorar su vida material y cultural en el ámbito de las instituciones  libres. Sin esas soberanas  y estúpidas ideas y creencias sobre la inmortalidad del hombre. No imagino una población  de más  diez mil millones de personas  inmortales, flotando  en  un entorno cuántico sin cuerpo y sin ánima. Es la idea más estúpida que se haya producido en la historia de la humanidad. Pero, como dice F. Fukuyama, la idea más peligrosa para la humanidad,  producida por unos maniáticos, convencidos que serán como dioses: creadores de universos post-humanos y cuánticos. ¿Para qué  humanidades?

 

Con esa fórmula, la humanidad  se liberará  de todos los males del hombre en la tierra. ¿Por qué? Están  convencidos esas minorías selectas y escogidas según ellos,  por fuerzas poderosas de la divinidad  para  conducir  los  destinos  del planeta hacia un mundo mejor. Todo lo contrario, el mundo de ayer es el resultado de un proceso evolutivo natural  y cultural, accidentado y azaroso  con efectos  catastróficos  para los seres vivos. Con la biología genética  se extirparan los cromosomas  que conducen  al hombre a transformarse en una bestia agresiva y destructiva. Así, se elimina el gen egoísta. El nuevo resultado genético: un gen altruista, generoso, piadoso  y bondadoso. Con esto, se acabarán las guerras, las enfermedades  y el recalentamiento global. Una  locura anti-humana y anti-histórica. ¿Para qué las humanidades?

 

Por otro lado, tiempo atrás en América Latina se produjo un acontecimiento político que afectó de forma radical el origen y destino de las universidades: la Reforma de Córdoba. Una iniciativa política propiciada por los estudiantes  universitarios, en Argentina, en el año de 1918. Su contenido  era de carácter socialista y democrático. Así, nace  las universidades republicanas y democráticas contra aquellas de origen conservador y eclesiásticas. El contenido programático y pedagógico se centró en una crítica contundente contra el imperialismo,  el latifundio y la burguesía parasitaria.

 

De igual modo, le asignaron al Estado un papel esencial en la planificación de la vida material y cultural  en las naciones. La  democracia  universitaria  se convirtió en un baluarte contra  los males del capitalismo en América Latina. La teoría dependentista, el enfoque teórico y práctico de los movimientos revolucionarios contra el capitalismo y el imperialismo: como solución, el socialismo.

 

Ello, se acentuó con la revolución cubana y el comunismo mundial. Así, partes significativas de los estudios humanísticos se orientaron hacia el ideal del  socialismo y del comunismo. Ninguna nación  y sus universidades escaparon  al influjo de las ciencias sociales que propiciaron  a la  teoría  de la dependencia. Basta revisar las políticas editoriales y las  bibliotecas universitarias, cuyas estanterías contaron  con el mayor grueso de la literatura subversiva y marxista.  Las  universidades nacionales se arrogaron el monopolio del marxismo, en manos de sus profesores y dirigentes estudiantiles para cautivar en las multitudes  el ideal del comunismo.

 

Por supuesto,  Venezuela  y sus universidades  nacionales no escaparon al influjo  de la reforma  de Córdoba y de la teoría dependentista que tanta incidencia política e intelectual tuvo en los estudios humanísticos. Y sobre todo en los enfoques historiográficos sobre la historia de Venezuela. Las ciencias sociales en función del dependentismo. Una crítica histórica contra el capitalismo, el liberalismo, el individualismo y el libre mercado. Los estudios humanísticos  desde la perspectiva marxista  contra el mercado. De igual modo, la historiografía oficial  construyó un relato histórico  sobre la historia política  de los presidentes de Venezuela bajo el influjo  intelectual de la obra de Bolívar.

 

Lo que se quiere resaltar es que los estudios de las ciencias  sociales que se produjeron a lo largo del siglo  pasado, sentaron las bases de un nacionalismo petrolero de origen antimperialista y  anticapitalista. Las humanidades como parte de ese espíritu  contra  el capitalismo, cuyos resultados concretó un peso gigante del estatismo en la vida material y cultural de la nación hasta alcanzar la bancarrota total en las primeras décadas del tercer milenio. En fin,  las humanidades peligran ante   la expansión de un proceso post-civilizatorio que se le ha denominado  post-humanismo. ¿ Qué  hacer?

 

 

Renovar  con espíritu  crítico el  fascinante y cautivante  mundo   griego y romano, civilizaciones  que cultivaron la belleza y  la grandeza de la libertad y la dignidad de hombre  contra toda forma   de tiranía que pretendían esclavizar su cuerpo y su ánima. Asímismo, la importancia histórica del cristianismo que enaltece la dignidad humana  contra toda tipo  de opresión material y espiritual. De igual manera,  todo lo que significa y ha significado para el hombre, el renacimiento, la ilustración y el enciclopedismo  en aras  de su libertad contra el despotismo, que  quiere ver en el mortal un  instrumento sin alma y sin lenguaje.

 

Recuperar  el  auténtico  espíritu  humanista que erija en el hombre la fortaleza, el coraje y la dignidad de ser libre  contra toda  forma de poder de contenido celestial y terrenal,  de cualquier naturaleza,  para convertirlo, en siervo y sumiso esclavo, desde el despotismo  asiático  hasta  las formas de dominación virtual y digital que busca la plataforma  política del reseteo  global.  No.

Cada ser humano tiene el derecho de dirigir su destino vital, sin estar sometido a ningún  poder,  cualquier sea  su esencia, con  responsabilidad  de sus acciones y sus consecuencias, para bien o para mal. Ese es su destino: ser libre para dirigir su vida en el marco de una sociedad que le garantice la posibilidad  de superarse,  enriquecerse material y  culturalmente  sin ningún tipo de opresión. Sí.

 

Solo el capitalismo,  el libre mercado,   la democracia, la libertad,   el liberalismo y el  federalismo, el camino histórico. Una sociedad con tales notas, expresa en última instancia,  la esencia  del humanismo. Adiós  a esas creencias históricas de origen edénico bucólico, telúrico, digital y virtual, que intentan  con las más  modernas de las sofisticaciones de la tecnología computacional y genética  modelar  un tipo  de ser  humano, una fusión  de lo biológico con  lo físico, que trascenderá todo  lo que él significó  como especie  y espíritu  en el  curso  de la historia de la humanidad. El hombre androide, el nuevo ideal del post-humanismo que representa el estadio superior  de una civilización  donde todos lograrán  la inmortalidad. El ideal de todo mortal.

 

En este nuevo contexto pos –civilizatorio  no hay cabida para las humanidades. Esa dinámica post-civilizatoria fracasará, inexorablemente. Como disfrutaría Voltaire con sus cuentos, con sus comedias y  novelas, ridiculizando y  retratando  con su bella  ironía esta nueva  barbarie  de fabricar en los laboratorios, el célebre  hombre post-humano, con los artificios.  Es el capitalismo  libertario, el auténtico  espíritu del humanismo.

 

Referencias

Imagen: obra «Robot and Barcode», Banksy

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