
09 Feb El foro de Davos y la condena al capitalismo
Leonardo Osorio Bohórquez
La cumbre económica internacional recientemente llevada a cabo en Davos en el 2020 abre las puertas para nuevos debates en el campo de la ciencia económica.Reúne en su seno a importantes personalidades del mundo de la política y economía, quienes fijan posición sobre diferentes tópicos de actualidad.
Lo que llama la atención son las marcadas tendencias que parecen guiar los discursos y argumentos, parece que el mundo ha desarrollado una mentalidad anticapitalista como en su momento llegó a afirmar Von Mises. Lo preocupante es que asisten a este evento personajes importantes encargados de tomar decisiones, tal es el caso de gobernantes de diferentes países.
Entonces está clara la orientación que el mundo está dispuesta a seguir por los próximos años, una tendencia hacia el aumento del intervencionismo del Estado. Esto lo vemos sobre todo en las discusiones y soluciones sobre el problema de la desigualdad y la pobreza que ocupa uno de los tópicos esenciales.
Sin duda son problemas que valen la pena discutir, el inconveniente son los consensos que parecen girar en torno a los mismos. Las políticas tributarias que se esgrimen como soluciones al problema de la desigualdad pueden tener graves efectos sobre la economía de las naciones.
Ha ganado la tesis de suma cero, de asumir que unos son ricos a costa del empobrecimiento del resto. Para corregir las disparidades, entonces se proponen impuestos a las herencias, a los ingresos y a la riqueza en general. Parece que ahora hay una penalización por el éxito económico de las personas.
Lo que muchos no entienden es que la mayoría de los millonarios o personas con altos ingresos tienen invertidos sus recursos en activos para generar dividendos. Esas inversiones producen un bienestar colectivo, aumentan las fuentes de trabajo y los bienes y servicios destinados al consumo.
Entre mayores utilidades produce una empresa, mejores sueldos pueden pagar a sus trabajadores. Se mide la desigualdad solo en cuanto a los resultados, pero no se establecen comparaciones en lo referente a los aportes que realizan las personas más adineradas para el bienestar de la economía en general, en cuanto a pago de impuestos y ayudas para sostener políticas sociales, comparado con esos otros individuos con menos recursos.
Nuevamente las estadísticas son el recurso principal usado para causar polémica y advertir sobre las disparidades de ingresos. Un porcentaje minoritario de personas posee mayores recursos que una enorme cantidad de población a nivel mundial. Salvo que esa riqueza haya sido obtenida de forma ilícita, o por privilegios políticos lo cual es contrario al capitalismo liberal, no se debe condenar moralmente que unos tengan más capital ni esto perjudica la economía.
Lo importante es que exista la movilidad social, que el sistema permita a los individuos mejorar su posición económica con base en sus méritos y capacidades, de hecho muchos de los nuevos ricos en los últimos años no nacieron en una clase privilegiada, lograron el éxito gracias a su propio trabajo sin esperar que el gobierno repartiera la riqueza de otros.
En el fondo parece predominar un sentimiento de envidia hacia los que más tienen, de allí se hacen eco lo grupos políticos siempre dispuestos a manipular las inconformidades de las masas. Pero no se mencionan aquellos datos donde se muestra como la pobreza lejos de aumentar ha disminuido, sobre todo en países que se han vinculado con el comercio internacional.
Se habla de la necesidad de reformar el capitalismo una vez más, un planteamiento realizado por Keynes en las primeras décadas del siglo XX, algo que vuelve a retomarse con fuerza. Poco se dice de aquellas economías cerradas con altas tasas de empobrecimiento, la crítica se concentra precisamente en los países desarrollados y hacia las personas con mayores ingresos.
Los altos sueldos pagados a los ejecutivos de las empresas a menudo también son argumentos esgrimidos para criticar la desigualdad. En lugar de motivar a la gente a superarse para mejorar sus ingresos o alcanzar altos puestos directivos, se pretende entonces reducir los altos salarios para aumentar el sueldo de los demás trabajadores.
No hay idea más socialista e improductiva que esa, los grandes incentivos para ascender en una empresa se asocian a los más altos beneficios económicos que se puedan tener, esto es así por las responsabilidades y mayor esfuerzo necesario para alcanzar un puesto gerencial.
Aun si se disminuye los sueldos de los gerentes y se distribuye entre miles de empleados, lo que le toca a cada quien sería una suma irrisoria. Por tanto, la solución siempre debe estar asociada a producir mayor riqueza, y no simplemente a establecer políticas redistributivas que condenan el éxito.
Pasa lo mismo con los impuestos a las herencias, estos lesionan considerablemente a los herederos, prácticamente el gobierno absorbe un enorme porcentaje de lo que en vida trabajó una persona. En lugar de darles la potestad a los individuos de ceder sus riquezas a quienes ellos elijan, el Estado en varios países penaliza con fuertes gravámenes las herencias.
En el fondo esas políticas pueden crear mayor improductividad, las masas cada vez quieren más beneficios pero a costa de realizar menos contribuciones. Parece imponerse el principio socialista de que ser rico es malo, por eso debe reformarse el capitalismo para que exista mayor equidad económica.
Incluso las propuestas ambientalistas vendidas de forma apocalíptica en los últimos tiempos, obvian como son los países más cercanos al capitalismo quienes progresivamente han establecidos más penas y regulaciones a las actividades de las empresas, a veces de forma exagerada.
El foro de Davos muestra una vez más como el mundo está preso de ideas intervencionistas, igualitaristas y colectivistas, que pueden barrer en algunos años los logros de la humanidad en los últimos dos siglos de innovación y emprendimiento gracias al auge del capitalismo.
Referencias
Imagen: El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en el panel asesor de Foro de Davos, Suiza. https://es.weforum.org/agenda/2018/01/joseph-stiglitz-solo-la-indignacion-detendra-la-evasion-fiscal/
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