
19 Ene Serie: Pensar la historia. Re-visitar a la entropía y a la historia : Entropía, historia y post-historia. II parte
Jo-ann Peña Angulo
En la primera parte de este artículo disponible en http://ideasenlibertad.net/3385-2/ presentamos la posibilidad teórica de estudiar la disciplina histórica desde la relación entrópica. Presentamos hoy, la segunda parte de este trabajo
Solo los procesos irreversibles contribuyen a la producción de historia
Con el objetivo de explicar nuestra premisa, expondremos previamente las 2 coordenadas teóricas, que extraídas del trabajo de Prigogine de 1977, nos permiten hilar los marcos conceptuales para caracterizarla siendo la primera de ellas el tiempo, elemento central en la triada hombre-tiempo-espacio, sobre el que se mueve la vida y la historia misma.
Prigogine continúa reflexionando sobre su naturaleza, bajo la causalidad irreversibilidad-tiempo –arriba mencionada- cuando afirma que: “Obviamente la segunda ley expresa el hecho que los procesos irreversibles dirigen un solo lado del tiempo. La dirección positiva del tiempo está asociada con el incremento de la entropía” [1](Trad. A). Su idea del tiempo irreversible señalado en la “flecha del tiempo”, que solo apunta hacia un extremo, permite que “para un sistema aislado la entropía, solo se incremente con el tiempo[2]. (Trad. A)
Ahora bien al comparar las definiciones del tiempo blochiana y prigogineana, observamos la línea común que puede trazarse entre ambas, y que caracterizada por la flecha del tiempo sintetiza la lógica: sí el tiempo es irreversible, el tiempo no regresa y si el tiempo no regresa, tampoco lo hacen las acciones humanas, que acontecen manifestadas en los fenómenos históricos.
Partiendo entonces de la irreversibilidad-tiempo y de la entropía-tiempo, la segunda coordenada teórica está determinada por los 2 términos del cambio entrópico[3], que dan cuenta del movimiento como génesis del intercambio de energía y materia, en los sistemas químicos para la producción entrópica, graficados y señalados por las variables:
des, la transferencia de entropía a través de los límites del sistema y dis, la entropía producida dentro del sistema, en cuyo caso, la segunda ley de la termodinámica asume que dentro de los sistemas, la producción entrópica es positiva o igual a cero[4]. (Trad. A)
De este contexto, Prigogine establece la premisa que solo los procesos irreversibles producen entropía, describiéndolos bajo 3 aspectos, según su obra de 1980:
Primero, los procesos irreversibles son tan reales como los reversibles…Segundo, los procesos irreversibles juegan un papel fundamental en el mundo físico, siendo la base de importantes procesos que aparecen con particular claridad a nivel biológico. Tercero, la irreversibilidad está profundamente vinculada en la dinámica. Uno puede decir que la irreversibilidad comienza donde los conceptos básicos de la mecánica clásica y cuántica (como las trayectorias y funciones de ondas) dejan de ser observable [5] (Trad. A)
Bajo este enfoque, la historia como ciencia y devenir, es definida en una dialéctica perpetua de orden y desorden, cuyo estado de no-equilibrio, inherente a la condición vital, puede estudiarse desde el lenguaje y los postulados de la termodinámica, elaborando así un intento de modelo explicativo y reflexivo del devenir histórico. Como bien lo expresaba Prigogine: “…Los procesos irreversibles ponen en juego las nociones de estructura, función e historia. En esta nueva perspectiva la irreversibilidad es fuente de orden y creadora de organización”[6]
Al afirmarse entonces que solo los procesos irreversibles producen historia, estamos aceptando que el desarrollo de un hecho u acontecimiento en el tiempo gracias a la acción humana, no retrocede, así una vez que ocurre no hay vuelta atrás. De tal forma que a semejanza de las estructuras disipativas a nivel químico, la naturaleza irreversible de los procesos históricos permiten la formación de nuevos tipos de estructuras, encargadas de organizar ese estado de no-equilibrio.
Le corresponderá al hombre el propio acontecer de la historia, y serán sus acciones las que configuren nuevos escenarios, que se reproducirán y mutaran según sus propias decisiones. De allí, que hablemos de la similitud entre las estructuras disipativas de los no-equilibrio a nivel molecular con la acción del hombre. Así, el no-equilibrio se convierte en fuente de orden y la entropía en desorden creador, ambos como parte de los procesos irreversibles.
Así dentro del no-equilibrio, podemos rastrear la conexión entre las estructuras disipativas y la historia, incluso cuando nos preguntamos ¿qué ocurre cuando no se trata de historia sino de la posthistoria[7]? Esto último haciendo alusión a lo que el historiador Luis Caraballo Vivas[8] nos dice: “Debemos prepararnos para un nuevo escenario, en el cual los hechos no son realizados por el hombre de carne y hueso sino por la máquina”[9]
En este punto prevenimos cómo la post-historia inserta en nuestra premisa de solo los hechos irreversibles producen historia, la posibilidad de estudiar a priori la naturaleza irreversible de los procesos y fenómenos post-históricos, lo que dependerá en este caso de la toma de decisiones programadas, sea Artificial Intelligence o Self Learning I, que permitirán la organización de los no-equilibrios, entendiendo que ciertamente no se trata de sistemas vivos convencionales sino de la vitalidad asociada a la máquina que piensa y que puede llegar a sentir. Así la post-historia “se presenta, antes que nada, como una nueva e inaudita experiencia corporal, experiencia que saca a la luz un cuerpo ni humano ni animal, un cuerpo post-histórico”[10].
En tal sentido, al introducir la idea de la post-historia en la reflexión de la entropía como desorden creador y como parte de la irreversibilidad de los procesos históricos debido a la acción humana, estamos ampliando los horizontes epistemológicos, pues recordemos que cuando Ilya Prigogine habla de un pueblo, de un sistema vivo, hace referencia a los no-equilibrios, a la irreversibilidad y las estructuras disipativas. ¿Es la post-historia un sistema vivo? Claro que lo es. Un sistema que a diferencia de los cristales, y de los sistemas sociales, necesita del intercambio con el exterior lo que a su vez implica, las transformaciones y cambios de los procesos que acontecen dentro de el
En el no-equilibrio en el cual vivimos
Así, en el no-equilibrio en el cual vivimos definimos a la historia, como un sistema de aconteceres humanos y post-humanos irreversibles, cuyo perenne y continuo movimiento configuran y re-crean las distintas dinámicas históricas y post-históricas. De lo local a lo glocal este sistema ha fundamentado el intercambio de experiencias y saberes, siendo el hombre de carne y hueso testigo, observador y objeto de estudio.
Bajo la mirada de la flecha de tiempo prigogineana, los procesos debido a la acción humana, manifiestan la naturaleza entrópica de la historia, de allí que nuestra premisa solo los procesos irreversibles producen historia, demuestre conceptualizar la historia desde el no-equilibrio. En este ámbito, cuando hablamos de post-historia no hacemos referencia al fin de la historia, sino a una posibilidad cierta de ella, producto del ingenio y esfuerzo humano.
Podemos ver entonces cómo la entropía se convierte en una forma de representación de los procesos históricos y post-históricos. Este desorden creador posible solo en el no-equilibrio se contrapone a lo que denominamos la idea estática de la historia, que al vincular a la historia solo el estudio del pasado, parece insertarse en el equilibrio, obviando las posibilidades interpretativas que ofrece comprender que la vida del hombre se desenvuelve en el no-equilibrio.
Siendo la historia en esencia un sistema de aconteceres irreversibles, fatal error será tomar el pasado exclusivamente como un objeto de estudio inmóvil y rígido, en cuyo campo de estudio no tiene cabida las singularidades culturales que cobran vida, a lo largo de la flecha temporal.
De tal forma que la analogía entropía-historia en este escrito de 2018, al considerar otras aristas teóricas no estudiadas en el artículo de 2003, materializa aquello que en ese primer año surgió solo como posibilidad de análisis de la ciencia histórica. Ampliamos así la relación entropía-historia enunciando la posibilidad de la entropía-posthistoria, para un futuro trabajo, teniendo presente que así como solo los procesos irreversibles producen entropía solo los procesos irreversibles producen historia.
Tal como lo expresa Prigogine, en Time, Structure and fluctuations, que uno de los aspectos más importantes de la teoría de la relatividad de Einstein, es que no podemos discutir los problemas del espacio y el tiempo, independiente del problema de la velocidad de la luz…nosotros haciendo alusión a la segunda ley de la termodinámica, no podemos construir un movimiento perpetuo, olvidando esta segunda ley”[11]
Siendo la historia un sistema de aconteceres irreversibles, el desarrollo de un hecho o acontecimiento está en continua transformación y movimiento, producto de las decisiones, las probabilidades de acierto o fracaso de las acciones humanas o post-humanas. Es aquí en donde la entropía asociada a la idea de desorden creador apuntala a la creación de nuevas estructuras históricas y post-históricas, pues bien como lo expresaba Marc Bloch “el historiador piensa no solo lo humano”[12]
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