
06 Oct El control de precios en Venezuela: Historia de otro fracaso histórico
Leonardo Osorio Bohórquez
La historia económica ha probado en reiteradas oportunidades como el control de precios nunca ha resultado como política para lograr evitar el aumento de los bienes y servicios. Sin importar la época o el contexto, el fracaso termina siendo el resultado insoslayable.
Lo único que provocan es escasez generalizada de productos, y esto es un aliciente que sirve para aupar aún más el incremento de los precios. A pesar de tales resultados comprobados, cada cierto tiempo algún gobierno intenta nuevamente poner en práctica tales medidas.
De esa forma en Venezuela el gobierno de Hugo Chávez inició a partir del 2003 una política de regulación de precios, en aquel momento justificada en el discurso oficial para afrontar la coyuntura resultante del paro petrolero del 2002. Pero ha sido sostenido con algunas variantes hasta la actualidad.
No existen realmente razones económicas de ninguna naturaleza para mantener en el tiempo una política de comprobados resultados negativos, pero su instrumentación responde a objetivos políticos muy bien trazados de querer debilitar la propiedad privada. Es algo que todos los socialismos conocidos han hecho a lo largo de la historia como parte de su plan de dominación.
Durante los gobiernos democráticos también se aplicaron políticas de control de precios, con la salvedad de que no se utilizaban para erradicar la propiedad privada, sino como una medida coyuntural para contener el alza de precios, aunque tampoco resultaron favorables para la economía venezolana.
El chavismo ha sido mucho más pernicioso con sus medidas, el control de precios ha ido de la mano de la fijación de la tasa de cambio, esto sumado a las expropiaciones ha sido un cóctel nefasto para la economía venezolana. Se trata de políticas dirigidas a saquear la propiedad privada con el supuesto fin de defender al pueblo de los especuladores.
Lo primero es entender cómo se forman los precios. El mercado es el encargado de fijar el valor de un bien, que responde a la subjetividad de los individuos y se expresa en la lógica de la oferta y la demanda. Un producto demandado que sea escaso siempre tenderá a aumentar su precio con respecto a un bien con abundante oferta y sujeto a la libre competencia.
A lo largo de los años del chavismo en el poder, cada vez que arrecian su política de control de precios, desaparecen los bienes de los anaqueles. Tal situación es previsible porque el Estado fija el precio por debajo de lo que realmente vale en el mercado, el empresario deja de producir ese bien por el nulo margen de ganancia.
Opta en su lugar por producir un bien no regulado, entonces el Estado necesita extender cada vez más los controles a mayor cantidad de bienes y servicios, y termina por provocar una escasez generalizada. Ante tal situación, el gobierno alega que existe especulación y acaparamiento.
Debido a la incertidumbre constante ante políticas tomadas por las autoridades y una inflación cada vez mayor, el acaparamiento termina siendo otra consecuencia natural de los controles, como bien explica Huerta de Soto: “…los agentes económicos acaparan y guardan todos los bienes y recursos que pueden, pues la escasez sistemática hace inseguro y errático el adecuado suministro de bienes, servicios y factores de producción”.[1]
El acaparamiento realizado por algunos negocios en Venezuela es una medida de prevención tomada por los comerciantes ante posibles incrementos en el precio de mercancías, por eso prefieren retener los productos para en poco tiempo poderlos vender a precios más elevados. Es la alta inflación e incertidumbre el causante de la especulación en torno al incremento cada vez mayor de los precios.
La especulación es parte normal de todo proceso económico ante un destino incierto, no es el causante principal del problema sino la ausencia de confianza ante un gobierno que persigue al empresario. Lo mismo ocurre con el tipo de cambio, es muy común escuchar en la población que los comerciantes no rebajan el precio de sus bienes cuando hay un descenso en la tasa de cambio.
Es nuevamente no entender cómo funciona la economía, nadie espera que el descenso en la tasa de cambio del dólar con respecto al bolívar sea sostenible, sino simplemente ocurre por circunstancias coyunturales. La expectativa es a que en cualquier momento vuelve a subir el tipo de cambio.
Ante tales posibilidades ningún comerciante va a rebajar el precio de sus productos, debe considerar el valor de la reposición de las mercancías cuando el dólar vuelva a subir como siempre termina haciendo, hasta que se aplique los correctivos necesarios a la economía. Pero muchos no entienden cómo funciona el mercado.
De esa forma el control de precios ha sido exitoso por parte del gobierno, no con respecto a controlar el alza de los bienes y servicios, pero si para responsabilizar a los empresarios del alza indiscriminada de los productos. Discurso asumido por buena parte de la población venezolana.
Es muy común escuchar en las calles, abastos populares, medios de transportes o cualquier espacio púbico, el referirse a los proveedores como abusadores por elevar los precios o no atenerse al precio establecido por el Estado. El socialismo forma parte de la cultura de los venezolanos, justificado por el desconocimiento de principios básicos de economía.
Esto solo ayuda al gobierno a justificar sus campañas para saquear a las empresas. Cada cierto tiempo las autoridades emprenden operativos de supervisión a los principales establecimientos comerciales con la finalidad de obligar a los comerciantes a vender al precio fijado por el Estado. Las largas colas se hacen presentes para adquirir esos bienes pero terminan en la ruina del empresario.
En el 2019 el Estado ha flexibilizado su política de control de cambio y de precios, conjuntamente con el encaje bancario buscó dar una respuesta provisoria para contener la hiperinflación. Coyunturalmente logró su objetivo de desacelerar la inflación, pero nuevamente ha anunciado que volverá a aplicar la fijación de precios.
Esto evidencia como el gobierno decide mantenerse dentro de la lógica de un Estado socialista, que persigue al empresario y busca obstaculizar el funcionamiento del mercado. La escasez y el quiebre de la economía han sido la consecuencia natural como en todos los casos existentes hasta ahora donde se aplican controles de precios. Venezuela es solo otro ejemplo para la historia de lo qué no debe hacerse en economía.
Referencias
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