
14 Jul Huir de la miseria: El exilio de los venezolanos
Leonardo Osorio Bohórquez
Todos los socialismos conocidos a lo largo de la historia, provocaron un éxodo masivo de sus pobladores buscando huir de la miseria causada por el ataque sistemático a la propiedad y a las libertades económicas. La represión es una constante en estos regímenes donde el ciudadano común que decide no apoyar a la cúpula gobernante, es tratado como un enemigo de la nación.
Los individuos que no se someten a tal sistema opresivo, y tienen posibilidades de hacerlo, deben huir para lograr escapar de la barbarie. Las fronteras se convierten en un espacio usado para el éxodo ciudadano. No es una inmigración o diáspora voluntaria, es un exilio forzado para evitar ser víctima del exterminio de esos gobiernos totalitarios.
De esa forma fue común en la Unión Soviética la Cortina de Hierro para dividir a los países socialistas de las democracias occidentales. El muro de Berlín para separar la Alemania Oriental de la Occidental. La frontera que separa Corea del Sur y la Corea del Norte totalitaria. Barreras creadas para evitar la huida masiva de personas del horror del socialismo.
En Cuba es común la huida en balsa de los cubanos hacia EEUU para escapar del régimen castrista. Son grandes ejemplos de cómo el socialismo provoca un éxodo masivo ante la desesperación de vivir en esos sistemas. Prefieren arriesgar sus vidas en cruzar fronteras inhóspitas con tal de tener la posibilidad de lograr huir del hambre y la represión.
Las disparidades de nivel de vida entre países socialistas y las naciones que se acercan a una economía con mayores libertades son muy marcadas. Esto es un hecho histórico irrebatible, el socialismo reduce a los hombres a sus niveles básicos de subsistencia como expresaba Arendt.
Pese al discurso de algunos intelectuales de izquierda, que alaban los sistemas socialistas y responsabilizan a las grandes potencias del malestar económico de los socialismos conocidos, todos buscan escapar hacia naciones que se acercan a un modelo de desarrollo capitalista.
El caso venezolano vuelve a ser ilustrativo, aun en pleno siglo XXI, los ciudadanos huyen ante el empobrecimiento intencionado provocado por el gobierno bolivariano. De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, Si bien los venezolanos han estado abandonando su país durante años, estos movimientos aumentaron en 2017 y se aceleraron aún más en 2018. De acuerdo con estimaciones de las que se dispone, un promedio de 5.500 personas han estado abandonando el país cada día en el 2018.
En el 2019 se ha acelerado tales cifras ante el declive cada vez mayor de la situación económica. De no haber una solución política, el éxodo será cada vez más incontenible. Esto demuestra una sociedad agotada, incapaz de seguir oponiendo resistencia a las pretensiones totalitarias del gobierno.
El éxodo también es provocado intencionalmente por los gobernantes. Todo es parte de un caos planificado para lograr la permanencia de la cúpula gobernante en el poder. El exilio le sirve a los totalitarismos socialistas para librarse de potenciales opositores, administrar mejor los pocos recursos del Estado y buscar medios alternativos de ingresos por el envío de remesas a los familiares que solo pueden sobrevivir a través de esas ayudas.
Es posible también que se use el exilio masivo para infiltrar agentes del gobierno por toda América Latina, como una manera de seguir expandiendo la ideología socialista en los países vecinos. Puede servir igualmente como medio para el desplazamiento de grupos armados por las naciones.
Constituye ese éxodo una grave amenaza para la seguridad de los países, por ello el tema venezolano ha tomado gran importancia en el escenario geopolítico internacional. Venezuela es un narcoestado con fuerte presencia guerrillera dentro de su territorio. Ante la amenaza de esos grupos irregulares el desplazamiento de los venezolanos es cada vez mayor.
Ante esa peligrosa situación, muchos ciudadanos tratan de reiniciar sus vidas en los países vecinos. Algunos venezolanos se van con la aspiración de conseguir un trabajo estable para recuperar un aceptable nivel de vida, otros por su parte, mantienen la mentalidad acomodaticia de vivir de las ayudas que ahora se dan a través de fundaciones o por medio de los programas de las Naciones Unidas.
El socialismo venezolano logró acabar con el emprendimiento y el deseo de superación de buena parte de sus ciudadanos. Muchos venezolanos solamente se conforman con tener un empleo que les permita satisfacer el mínimo de sus necesidades. Esto es lógico cuando se viene de un sistema caracterizado por la escasez y la penuria.
Otro punto relevante, es que los países receptores no están en capacidad de albergar tal cantidad de pobladores dentro de sus territorios. Cuando Venezuela fue receptor de inmigrantes era una economía pujante, en los años 70 mantenía un alto nivel de vida y la presencia, sobre todo de gente proveniente de Colombia que huía de la guerrilla, no implicó el colapso de los servicios públicos.
Las economías latinoamericanas no gozan de altos niveles de empleos ni capacidad para dar albergue a tantos pobladores. Los primeros venezolanos que empezaron a irse del país desde el comienzo del chavismo eran profesionales en su mayoría, pertenecientes a la clase media. Esto fue altamente beneficio para los países vecinos porque les permitió hacerse de mano de obra calificada.
Los profesionales son los primeros en escapar de los socialismos porque este sistema con su pretendida igualdad social y económica, acaba con toda clase de incentivo para la formación académica y la superación personal. Al no ver recompensados sus esfuerzos, los profesionales optan por irse a países que valoren su trabajo.
Esto en principio, pero en las últimas oleadas de exiliados de venezolanos se ha ido gente sin formación profesional ni recursos económicos de ningún tipo, incluso algunos delincuentes han logrado cruzar las fronteras. Controlar el flujo migratorio siempre ha sido un problema histórico, incluso la principal potencia mundial como EEUU, no ha logrado regular la inmigración a través de sus fronteras.
Menos las naciones latinoamericanas tendrán capacidad para regular el flujo masivo de venezolanos que cruzan desesperados todos los días las fronteras. En la mayoría de los casos escapan hacia las naciones más cercanas, especialmente Colombia, de tener mayor capacidad económica optan por naciones con un mejor nivel de desarrollo, como Chile, España o Estados Unidos.
El éxodo es indetenible, y no constituye una solución real para muchos venezolanos que no logran conseguir empleo en el exterior. La desesperanza de un cambio político y el deterioro cada vez mayor de la situación económica hacen insostenible la permanencia de los ciudadanos. El socialismo una vez más ha probado su eficacia para destruir una nación completa.
De no lograrse la salida del chavismo del poder, y se empiece a denunciar el modelo socialista como la causa real de nuestros problemas, no habrá manera de evitar la estampida de gente huyendo por las fronteras para no morir dentro de un sistema que busca el progresivo exterminio de sus pobladores.
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