La antigüedad como fuente de ideas y conceptos para la comprensión del presente. III Parte

Simón Pérez Medina

 

La pertinencia de la visión aristotélica de la democracia para el estudio de esta institución en Venezuela.

 

VII. Una vez apreciada la utilidad y conveniencia de la aplicación de la recomendación aristotélica de estudiar al objeto de la investigación -en este caso, la democracia- desde el momento mismo de su origen, así como de las informaciones legadas por tan importante pensador sobre el devenir histórico-politico heleno contenidas en obras como La Constitución de los Atenienses, es relevante señalar que el Estagirita suministra también otros datos de gran valor los cuales pueden mejorar la comprensión de la democracia ateniense y constituir un sólido fundamento para reflexionar acerca de esta institución en Venezuela. En tal sentido, en obras como la Política y la Ética Nicomaquea, aquel expone sus ideas acerca de las πολιτεῖαι o regímenes políticos[1] 52, las cuales si bien constituyen su visión personal acerca de estas -y, por ende, no tienen necesidad de reflejar con detalle y exactitud la realidad histórica[2]-, contienen valiosos elementos que pueden ser utilizados para la adecuada comprensión de la democracia, tanto la de Atenas como de otros lugares y épocas, entre las que se ubica la venezolana.

 

Al respecto cabe señalar que las mencionadas πολιτεῖαι (regímenes políticos) constituyen un género[3] que posee, en calidad de especies[4], por un lado, a las llamadas ὀρθαὶ (es decir, πολιτεῖαι ὀρθαὶ[5] o regímenes políticos rectos), cuya característica es mirar o atender al interés común (…τὸ κοινῇ συμφέρον σκοποῦσιν…[6]) y, por otro, a las consideradas como ἡμαρτημέναι y παρεκβάσεις, es decir, erradas y desviadas respecto de tales constituciones rectas ( μαρτημέναι… ἡ καὶ παρεκβάσεις τῶν ὀρθῶν πολιτειῶν…[7], escribió el Estagirita) debido al hecho de solamente atender al interés de los gobernantes (…τὸ σφέτερον μόνον τῶν ἀρχόντων…[8]). Los primeros, es decir, los regímenes políticos rectos son los siguientes: la βασιλεία o monarquía, la ἀριστοκρατία o aristocracia y la πολιτεία[9] o republica[10]; mientras los segundos son la τυραννίς o tirania, la ὀλιγαρχία u oligarquía y la δημοκρατία o democracia[11]al respecto, Aristóteles afirma expresamente que constituyen desviaciones de los gobiernos rectos[12]: primero, la tiranía de las monarquías; segundo, la oligarquía de las aristocracias[13]; y tercero, la democracia[14] de las repúblicas (…τυραννὶς μὲν βασιλείας, ὀλιγαρχία δὲ ἀριστοκρατίας, δημοκρατία δὲ πολιτείας[15]).

 

Las mencionadas monarquía, aristocracia, republica, tiranía, oligarquía y democracia tienen como cualidad común su pertenencia al género -ya señalado- de las πολιτεῖαι (regímenes políticos), mientras -paralelamente- mantienen ciertas diferencias especificas entre ellas, por ejemplo, el número de quienes desempeñan la función de mandar[16]; en tal sentido, monarquía y tiranía son gobiernos ejercidos por una sola persona -aunque esta se haga acompañar de otras que realizan diversas actividades[17]-, la aristocracia y la oligarquía se caracterizan por el hecho de estar en manos de pocos hombres y, por último, república y la democracia[18] constituyen gobiernos de muchos de estos[19]-. Cabe señalar, además, que el grupo muy poco numeroso que ejerce el mando -en algunos de los regímenes mencionados- se diferencia de aquel conformado por gran cantidad de personas que cumplen funciones gubernamentales, no solamente por el número de quienes participan en dicho desempeño sino también por otras cualidades, entre las que pueden ser mencionadas tanto la virtud como la riqueza poseída[20]; en tal sentido, en gobiernos como el oligárquico, los pocos hombres que ejercen la función de mando poseen grandes riquezas[21], mientras lo normal es que las personas quienes llevan a cabo las mismas atribuciones en regímenes como el democrático, se caractericen por ser de muy escasos recursos económicos, es decir, que sean pobres[22].

 

En contraposición a los casos recién señalados, existen otras características de las diversas πολιτεῖαι (regímenes políticos) -indicadas por Aristóteles- que no son útiles para establecer diferencias especificas entre estas, así el mecanismo colectivo de selección de los gobernantes no puede ser usado para diferenciar algunas de ellas como la democracia y la monarquía, por cuanto podía estar presente en ambos casos; en tal sentido, si bien la selección de los magistrados era muy importante -como el mismo pensador heleno reconoce[23]-, tal acto ocurría no solamente en democracias sino también en algunos tipos de monarquías, lo que significa que tales actos no eran exclusivos de aquella[24]. De ello se desprende que la democracia coincide con la monarquía en su condición de πολιτεῖα o régimen político -y en los casos de monarquías electivas, también en la celebración de los actos mencionados, aunque hayan diferencias formales y de estilo entre estos[25]-, pero difiere a su vez de ella tanto en el número de personas que lo ejercen como en el hecho de ser un régimen político erróneo y desviado.

 

Continúa

 

 

[1] El significado de este término ha sido profundamente estudiado por Nava Contreras en Estudios sobre pensamiento antiguo. Universidad de Los Andes, Mérida, 2007. En esta obra, el autor acertadamente advierte sobre el significado originario de tal palabra: “Ante la natural tentación de modernizar el significado de politeia, asociándolo con nuestra actual política y casi reduciéndola a la teoría constitucional, debemos apresurarnos con Jaeger a recordar que el sentido etimológico primitivo del termino era “Aquello que afecta, beneficia o dana a la polis” -Nava Contreras, M.: Estudios sobre pensamiento… p. 25-. Además, precisa que “…la politeia incumbía desde las leyes mas importantes hasta las costumbres más insignificantes. Algunos estudiosos, como F. L. Lisi, prefieren pensar que hay dos acepciones para la palabra politeia: una entendida como nuestra “constitución”, es decir, “ley fundamental”, y otra equivaliendo a un conjunto de costumbres y hábitos políticos y sociales. Así, habría politeiai monárquicas, democráticas, tiránicas, etc., separadas en principio de las normativas acerca de los vestidos o las honras fúnebres, por ejemplo. Concede finalmente que ambas acepciones están, en el pensamiento griego, estrechamente ligadas” –Ibid., pp. 25-26-. Este término llego a poseer varios sentidos a lo largo del tiempo dentro del mundo griego, asi la “…“definición semántica” de politeia, en efecto, abarca, dentro de los “límites cronológicos” del periodo clásico, un conjunto de significados que van desde la realización de los derechos ciudadanos concretos hasta lo que hoy llamaríamos la constitución de un Estado soberano. Así, el termino aparece en Herodoto con el significado bastante abstracto de “cualidad” y de “conjunto de derechos ciudadanos” –Ibid., p. 39-. Posteriormente, pasa “…a significar finalmente la constitución de un Estado, de una polis, su forma de gobierno, su régimen político. Es esta la acepción más comúnmente utilizada, y es así como aparece en autores como el mismo Tucidides, Jenofonte y Plato. Esta es también la acepción con que aparece numerosas veces en Aristóteles, para quien “régimen” y “gobierno”… “significan lo mismo” –Ibid., p. 40-. Por último, Nava Contreras señala que: “Sociedad civil y régimen político solo pudieron finalmente diferenciarse en un momento histórico en que el Estado romano comenzaba a alejarse cada vez mas de los ciudadanos, y no durante la vigencia de la polis griega clásica, en la que el Estado y la sociedad estaban más integrados en el ámbito de lo político, y los límites entre lo público y lo privado transitaban veredas muy diferentes de las que hoy transitan” –Ibid., p. 47-. Por otra parte, no puede pensarse que Aristóteles fue quien por vez primera trato acerca de estos regímenes políticos, en tal sentido no solamente Platón -ver R., 8- sino también Herodoto habían tratado sobre estos. Respecto de este ultimo, Papanikos ha afirmado: “Herodotus, the so called father of history, distinguishes three political systems: monarchy, oligarchy and democracy” -Papanikos, G.: “Democracy in Ancient Athens…”, p. 5-.

 

[2] Cabe señalar que una autorizada corriente de opinión entiende que una parte del pensamiento político expresado por este filósofo heleno es de naturaleza utópica. Nava Contreras sostiene que forman parte de la utopía filosófica “…todos aquellos escritos de índole política que proliferaron en Grecia, más concretamente en Atenas, sobre todo a partir de Sócrates y del surgimiento de la sofistica” -Nava Contreras, M.: Estudios sobre pensamiento… p. 26-. Además, este estudioso resalta la naturaleza política de la utopía, ya que aun “…si no consistiera en la descripción de ciudades y de instituciones políticas, la mera representación creativa de sociedades inexistentes constituye un acto político en última instancia” –Ibid., p. 25-. Dentro de las obras que pertenecen a este género se encuentran “…los sistemas utópicos de Platón, Aristóteles…” –Ibid., p. 32-, sin embargo, respecto de la obra del Estagirita, Nava Contreras precisa que la “…tradición filosófica ha presentado la Política de Aristóteles como la contraparte antiutopica de la republica platónica… sus descripciones son menos “plásticas”, llamémoslas así, menos escenicas que las de Platón… pero es mas concreto… En este sentido, no se trata de una construcción ideal, sino mas bien de un estudio concreto acerca de las condiciones de la mejor ciudad posible. Sin embargo, si hemos de creer a Jaeger, Aristóteles partió de la utopía platónica para dotarla de una ancha base empírica, con el fin de hacer de ella una “ciencia descriptiva” –Ibid., pp. 34-35-. Una posicion que tiende a aceptar, aunque sea parcialmente, la naturaleza utopica del pensamiento politico aristotelico ha asumido Jones, quien afirma: “Perhaps Aristotle and later writers place too much emphasis on the events of 462/1 and distort them in the process of formulating their own theories on the «evolution» of Athenian democracy and the role the Areopagus was to play in the state in the fourth century” -Jones, L. A.: “The Role of Ephialtes in the Rise of Athenian Democracy”. Classical Antiquity, 6, 1, 1987, 53-76. pp. 54-55-. Sin embargo, otros estudiosos han mostrado la existencia de algunos elementos de carácter histórico -o real- presentes en algunas otras partes de la visión politico del Estagirita, en tal sentido, Lintott arguye: “This, I think, corresponds to Aristotle’s own methods in Politics 2-6. Although in these books he is not constructing an ideal constitution of his own, but analysing the merits and defects of constitutions that exist or have existed, this is not a purely empirical enquiry about what political arrangements have worked best in city X or city Y. To be sure, he is not only seeking the best possible constitution, but also the best constitution possible in the light of a city’s circumstances, in particular its social and economic basis (he stresses this on two important occasions in Book 4- 1288b21ff. and 1296b13ff.). It is also true that he buttresses his general statements about human behaviour by examples taken from history. However, it is ultimately in the light of general ethical and political principles that the range of constitutions is judged” -Lintott, A.: “Aristotle and Democracy”. The Classical Quarterly, New Series, 42, 1, 1992, 114-128. p. 114-. La discusión académica sobre la naturaleza utópica de algunas partes del pensamiento político aristotélico puede ser observada en las siguientes líneas, producto del esfuerzo intelectual de Jordovic, quien ha afirmado: “…modern scholars do agree on one point, that Aristotle’s ideas on the foundation and preservation of extreme tyranny were the result of his independent ethical and theoretical thinking rather than his empirical research and reliance on concrete political experience and practice. The aim of the present paper is to question this perspective and to demonstrate that Aristotle’s reflections on extreme tyranny in the «chapter on tyranny» are indeed empirically founded” -Jordovic, I.: “Aristotle on extreme tyranny and extreme democracy”. Historia: Zeitschrift fur Alte Geschichte, 60, 1, 2011, 36-64. p. 37

[3] Arist., Metaph., 1024a, 28.

[4] Arist., Metaph., 1057b, 35.

[5] Lo cual puede ser apreciado en Arist., Pol., 3, 6, 1279a, 11. Vease, ademas, Arist., EN., 1160a, 31

[6] Arist., Pol., 3, 6, 1279a, 11.

[7] Idem.

[8] Idem.

[9] Segun se puede observar, en este caso el termino πολιτεία es utilizado por Aristoteles en dos sentidos distintos, es decir, como genero y como especie recta de este. Vease Arist., Pol., 4, 2, 1289a, 1.

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a href=»#_ftnref10″ name=»_ftn10″>[10] Termino este con el que pluralidad de estudiosos traducen al castellano tal palabra griega

[11] El Estagirita opinaba que la democracia era la especie menos mala de regímenes políticos desviados o erroneos. Vease al respecto: Arist., EN., 1160b, 18.

[12]Vease, ademas, Arist., EN., 1160b, 1. Sobre estas afirma Lintott: “The two triads reappear in the Politics, but here, while the ‘correct’ constitutions have the common good as their aim, all the ‘deviations’ (parekbaseis) are said to neglect
koinonia, community or partnership, in favour of allowing the rulers to pursue their own interests. In the bad triad of
tyranny, oligarchy and democracy, the first is characterised by the despotism of one ruler, the second by the power of
the wealthy and the third by the power of the poor, who pursue the interest of the poor”. -Lintott, A.: “Aristotle…”, p. 116-.

[13] Arist., EN., 1160b, 13.

[14] A tal condicion de la democracia ha hecho referencia Penchaszadeh utilizando para ello las siguientes palabras: “Desde

los griegos, la democracia ha sido definida como una forma injusta de gobierno en la cual gobierna el pueblo (demos) como conjunto de ciudadanos” -Penchaszadeh, A. P.: “El legado griego. Democracia, justicia…”, p. 67

[15] Arist., Pol., 3, 7, 1279b, 5.

[16] Sin embargo, Simpson acertadmente sobre este particular advierte: “Aristotle’s division is not merely numerical. Numbers drive it but the division is of people with a certain feature, virtue or its lack. The division is of numbers as qualified (Pol. 3.8.1279b20–1280a6). One has not understood Aristotle’s six-fold division of governments if one thinks merely of the number of rulers. One must think of what these numbers are when concretized in persons”. Simpson, P.L.P.: “Aristotle”. Beck, H. (ed.) A Companion to ancient Greek Government. Wiley-Blackwell, Malden & Oxford, 2013, 105-118. p. 108.

[17] Arist., Pol., 3, 16, 1287b, 9; 3, 16, 1287b, 12.

[18] Classical Greek Polis and Its Government”. Beck, H. (ed.) A Companion to ancient Greek Government. Wiley-Blackwell, Malden & Oxford, 2013, 22-37. p. 24-. Otro estudioso que ha centrado su atencion en la etimología de tal palabra es Ober -de Princeton University-, quien se ha referido a ello en pluralidad de obras producto de su labor intelectual asi, en primer lugar, en Classical Athenian Democracy and Democracy Today: Culture, Knowledge, Power sostiene que “Democracy does all of this conceptual work under the (etymological) sign of power (kratos), a power that is wielded by ‘the people’ (demos)” -Ober, J.: “Classical Athenian Democracy…”, p. 147-; en segundo lugar, en What the Ancient Greeks Can Tell Us About Democracy ha manifestado que el termino griego “…demokratia conjoins kratos, a term for power, and demos, a term for “the people.” Thus, Greek democracy is typically and rightly seen as differing from most modern forms of democracy in its emphasis on the relevance of the direct participation of ordinary people in collective self-governance” -Ober, J.: What the Ancient Greeks… p. 4-; en tercer lugar, en I Besieged that Man: Democracy’s Revolutionary Start insiste en que “Demokratia means, imprimis, «the power of the people»: the publicly manifested power of the demos to make things happen. It is the authority or dominance of the demos in the polis. That demos includes as full «sharers» in the politeia not only the «middling» hoplites but the common (working, sub-hoplite) people who make up the clear majority of the adult native male population. The distinction between «demos = all native males, irrespective of class» and «demos = lower classes only» is one drawn by critics or opponents of democracy, not by democrats themselves” -Ober, J.: “I Besieged that Man”: Democracy’s Revolutionary Start”. Princeton/Stanford Working Papers in Classics. Princeton University, 2005. p. 10-; y en cuarto lugar, en How to Criticize Democracy in Late Fifth- and Fourth-Century Athens expresa que: “If, in late fifth- and fourth-century Athens, demokratia meant «the political power of the ordinary people» and if power includes control over the development and deployment of systems of meaning (including popular ideology and the rhetoric of public communication), then, for Athenians, criticism of the language of democratic government and of the assumptions of popular ideology could be a means of resisting political power” -Ober, J.: “How to Criticize Democracy in Late Fifth- and Fourth-Century Athens”. J. Peter Euben, John R.
Wallach, and Josiah Ober (eds.) Athenian Political Thought and th’e Reconstruction of American Democracy. Cornell University Press, Ithaca & London, 1994. p. 150-. Al respecto, tambien vease: Alvarez Yaguez, J.: “Aristoteles: peridemokratias. La cuestion de la democracia”. Isegoria. Revista de Filosofia Moral y Politica. 41, 2009, 69-101. p. 73; Cammack, D. L.: Rethinking Athenian Democracy… pp. 23-24; Raaflaub, K.: “Archaic and Classical Greek Reflections…”, p. 85; y Winton, R.: “Thucydides 2,37,1: Pericles on Athenian Democracy”. Rheinisches Museum fur Philologie, Neue Folge, 147, 1, 2004, 26-34. p. 27.

[19] Arist., Pol., 3, 8, 1279b, 6; 4, 4, 1290a, 1. A esta condición de la participación de muchas personas en el gobierno democratico ha aludido Braund al escribir: “… the Athenian demos at large, the masses” -Braund, D.: “The Luxuries of
Athenian Democracy”. Greece & Rome, 41, 1, 1994, 41-48. p. 41-, asi como también Harris, quien centrado su atención en la referencia a la democracia efectuada por Tucidides en su obra; en tal sentido ha expresado: “We can now turn to Thuc. 2.37.1. In his encomium for Athenian democracy Pericles is obviously citing the virtues of each of the three parts of the Athenian politeia. First, he speaks of the deliberative part: the Athenian political system «is called a democracy because the management of affairs is not in the hands of a few but in the hands of the majority» -Harris, E. M.: “Pericles’ Praise of Athenian Democracy Thucydides 2.37.1”. Harvard Studies in Classical Philology, 94, 1992, 157-167. p. 161-. También Papanikos, sobre el particular, ha expresado: “Democracy exists when all participate and the many (not the few) decide and rule. Without the all, the many does not define democracy” -Papanikos, G.: Democracy in Ancient Athens… p. 4-. Sin embargo, ello no quiere decir que en la
cotidianidad de la vida democrática tal mayoría de personas participaran de las actividades politicas, al respecto ha expresado Epstein: “It is a commonplace that the Athenian democracy was a direct democracy, where the citizens themselves were decision-makers in the most important affairs. But only a minority of the Athenian citizens attended any given meeting of the People ʼs Assembly, at least on the Pnyx and at least throughout most of the democratic period. This fact seems to be more or less officially acknowledged, as expressed in the quorum of 6,000 and the size of the Pnyx…” -Epstein, S.: “Direct democracy and minority rule: the athenian assembly in its relation to the demos”. Herman, G (ed.) Stability and Crisis in the Athenian Democracy. Steiner Verlag, Stuttgart, 2011, 87- 102. p. 87-.

[20] Arist., Pol., 3, 8, 1279b, 6; 4, 4, 1290a, 1; 4, 4, 1290b, 3; 4, 4, 1290b, 6.

[21] Sobre el particular, Strauss ofrece una vision amplia del termino, que va mas alla de los que tienen la cualidad de
poseedores de grandes magnitudes de riqueza, en tal sentido ha expresado: “Oligarchy was the regime of what the ancients called ‘‘the few’’: that is, the elite of wealth, birth, talent, and education” -Strauss, B.: “The Classical Greek Polis and Its Government”. Beck, H. (ed.) A Companion to ancient Greek Government. Wiley-Blackwell, Malden & Oxford, 2013, 22-37. p. 25-

[22] Por ello, acertadamente Placido sostiene que este regimen politico se basaba en los ciudadanos pertenecientes al demos

que carecian de tierras -Placido, D.: La sociedad ateniense… p. 33-. Tal circunstancia obligo a efectuar pagos a tales
ciudadanos con la finalidad de que participaran en las actividades gubernamentales -vease, Arist., Pol., 4, 9, 1294a, 2.
Al respecto, Jones afirma que: “To make the system work truly democratically it was further necessary that every
citizen, however poor, should be able to afford the time for exercising his political rights, and from the time of Pericles
pay was provided for this purpose” -Jones, A. H. M.: “The Economic Basis of the Athenian Democracy”. Past & Present, 1, 1952, 13-31. p. 14-. Muy similar criterio tambien ha expresado Schwartzberg, de la George Washington
University, quien ha manifestado: “Pericles introduced pay for those serving in the jury courts (dikasteria), which
Aristotle recognizes as a democratic move inasmuch as it includes those who would otherwise lose wages and would
attract the impoverished more generally” -Schwartzberg, M.: “Athenian Democracy and Legal Change”. The American
Political Science Review, 98, 2, 2004, 311-325. p. 312
[23] Arist., Pol., 4, 4, 1291a, 16; 4, 14, 1298a, 2; 4, 15, 1300a, 14 y ss.
[24] Al no constituir una diferencia especifica, no puede ser utilizada para definir. Ello se desprende de Arist., Metaph.,
1024b, 4.

[25] La celebracion de los actos mencionados demuestra la importancia que en la vida ateniense poseian las asambleas en las
que aquellos eran celebrados. Sobre el caracter esencial de tales asambleas, ha escrito Cammack: “…Athenian democracy was “assembly democracy”; it was a “direct democracy,” in which “policy, even in matters of detail, was decided by an assembly of all male citizens” -Cammack, D. L.: Rethinking Athenian Democracy… p. 10-. Sin embargo, en su seno podian ocurrir manifestaciones de violencia, lo cual se desprende de las siguientes palabras de
Euben, de la University of California, Santa Cruz: “Athenian democracy is often represented as radically unstable,
illibera intolerant, and prone to violence and greed” -Euben, J. P.: “Democracy Ancient and Modern”. Political Science
and Politics, 26, 3, 1993, 478-481. p. 478-.

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