
28 Abr Venezuela 2019 (colapso): El problema el Estado; la solución el libre mercado
Ramón Rivas Aguilar
A
Jesús Huerta de Soto
Uno de los más prestigiosos liberales y libertarios con que cuenta el planeta. Catedrático de Economía Política (Universidad, Rey Juan Carlos, Madrid, España). Con contribuciones significativas al pensamiento económico y político de la Escuela Austriaca. Sus aportes en campo de la función empresarial, de la acción humana, de la eficiencia dinámica, de la teoría de las crisis financieras son de importancia para la renovación y el fortalecimiento del pensamiento liberal. Sus enfoques sobre la imposibilidad del cálculo económico tanto en el socialismo como en las sociedades democráticas, son de una riqueza intelectual para quienes pretendan con la demagogia jugar con el populismo en sociedades libres y, como consecuencia, aceleren su propia destrucción. Sus 60 lecciones de Economía Política en la red revelan el talento, la capacidad, la erudición, la profundidad y la claridad sobre los temas fundamentales de la acción humana, causa última de la riqueza material en el marco de un orden espontáneo de mercado sin asomo alguno de estatismo. Sus libros de economía son de lectura obligatoria y, muchos de ellos, han sido traducidos a idiomas extranjeros. El más vasto imperio de la historia universal, China, se ha interesado en unos de esos libros que ha picoteado el ánima de unas cuantas generaciones post-maoísta. Por sus aulas han pasado más de cinco mil estudiantes. De igual modo, ha dirigido más de 45 tesis doctorales que ha enriquecido las más diversas facetas de la Escuela Austriaca. Esta labor pedagógica de extraordinaria significación intelectual, revela el fervor libertario de ese insigne maestro que ha hecho de su vida y de su pensamiento la más bella aventura de un hombre en defensa de la libertad. La libertad contra todo tipo de autoritarismo que bloquea estructuralmente el espíritu de empresarialidad, capacidad innata en todo ser humano para enfrentar los retos que genera la escasez y así alcanzar el bienestar mediante un proceso de mercado, de intercambio, voluntario y pacífico sin el intervencionismo. Asimismo, ha dejado correr por los bellos paisajes de Castilla la importancia histórica de la Escuela Española o Escuela de Salamanca, portadora de los postulados del liberalismo, pionera de la Escuela Clásica Escocesa y de la Escuela Austriaca. En España como en otras naciones ha sido galardonado con diversos premios que lo han consagrado como un genuino liberal. Miembro y Vicepresidente de la institución más prestigiosa del mundo liberal: Mont Pelerin (2000-2004). Fundador y editor de la prestigiosa revista proceso de Mercado; una revista en la que sus páginas expresan la riqueza intelectual del pensamiento económico y político de la Escuela Austriaca. Por estas y otras razones, exhortamos a la Academia de Suecia, desde la sabana de los dioses, la sabana del hidalgo de la Mancha, se le confiera el premio Nobel de Economía a Jesús Huerta de Soto, figura estelar del pensamiento liberal planetario.
El viejo orden planetario que aun descansa en el estatismo, en el proteccionismo, en el nacionalismo económico, en el maquinismo, en el industrialismo y en unas fuentes de energías convencionales, serán cosas del pasado. Al mismo tiempo, se percibe la génesis y la expansión de una gigantesca sociedad liberal y mercantil que está cambiando, radicalmente, el curso de la historia de la humanidad. Ello, como resultado de un orden espontáneo de mercado sin el intervencionismo, envejecido y obsoleto. Un orden espontáneo de mercado, como resultado de intercambios y acuerdos voluntarios entre individuos mediante la capacidad innata de creatividad e innovación que define al ser humano para lograr su bienestar material y espiritual (L. Von Mises, La Acción Humana, 1949; Leonard Read, Yo, lápiz; R. Coase Y N.W.: Como china se convierte en capitalista, 2013).
Por lo que Venezuela, tierra de gracia, no se abstrae de esa transformación planetaria que está enrumbando, en definitiva, a las naciones hacia una gigantesca sociedad de comerciantes. De allí, la crisis histórica más significativa de su quehacer vital. Una palabra, resume la magnitud de esa crisis histórica: colapso.
Sí. colapso de un Estado que se erigió en el siglo pasado como el organizador del desarrollo nacional. Los efectos están a la vista: estatización de la vida del país que impidió estructuralmente la constitución de una auténtica sociedad libre de mercado. Por lo que los políticos, los gobernantes y los intelectuales, defensores del Estado rentista, convencidos de la infinita capacidad de capturar renta al capital internacional para incorporarlo al proceso nacional sin saber que de forma silenciosa se estaba produciendo en algunas naciones una revolución energética que pondría límite al rentismo.
Al mismo tiempo, esos países impulsaban fuentes alternas de energía que provocarían efectos no deseados en el mundo petrolero convencional. Finalmente, la crisis de la utopía y el derrumbamiento de los sistemas comunistas y socialistas impulsaron un conjunto de reformas liberales en sus economías que generaría una demanda significativa de petróleo y su diversificación en el mercado internacional con secuelas negativas al rentismo. En otras palabras, una revolución energética que llevaría a la tumba la cultura del estatismo y del rentismo.
Ahora bien, qué dirán los genios del rentismo: nada. Una estafa intelectual de unos predicadores que anunciaron una supuesta fuente inagotable de renta en torno a una riqueza minera apetecible en el tiempo por las naciones. Asimismo, algunos pretenden crear en el venezolano la ilusión de la faja petrolífera del Orinoco como la salvadora. Señores: Venezuela, como país petrolero dentro de ese marco, no tiene salida histórica. No obstante, no quiere decir esto que dejemos de producir petróleo. De lo que se trata es convertir a PDVSA en una auténtica empresa capitalista que compita en el mercado mundial de energía sin perder el horizonte sobre ese nuevo mapa energético global que pondrá fecha a los fósiles convencionales. Fatalismo. No.
Acaso no existía la experiencia aleccionadora de otras naciones que promovieron fondos de reserva con sus ingresos petroleros para enfrentar cualquier eventualidad en el marco mundial petrolero y así evitar efectos negativos a sus economías. Asimismo, que sirviera para fomentar fuentes alternas de energía antes los retos de un nuevo paradigma energético. Esas naciones están haciendo esfuerzos importantes para desprenderse del petróleo y así encaminarse hacia ese nuevo proceso civilizatorio. Esas experiencias, no fueron asimiladas por Venezuela para enfrentar los desafíos de la nueva realidad petrolera mundial.
Fue la fatal arrogancia de unos economistas y matemáticos, unos profesores universitarios, de “honda sabiduría”, divulgadores de la célebre creencia de que habría petróleo para unos cuántos siglos y, como derivación, disfrutaríamos del rentismo por un largo tiempo. Los embriagó el espíritu mercantil de los sofistas que tanto deleitó al viejo Platón, en uno de los más hermosos diálogos filosóficos que se haya escrito en la historia del pensamiento universal: el Teeteto
Ante este panorama planetario que está delineando el futuro político y energético no convencional de tendencia liberal, Venezuela, un país petrolero, cuál sería la opción histórica que le permitiría estar en sintonía con ese orden civilizatorio que está creando un mapa energético no convencional, en el marco de instituciones libres, civilista, de libre mercado y de libre comercio. El reto político es la de develar un Estado liberal que proteja los derechos naturales del hombre: la vida; la propiedad privada y la libertad de pensamiento. La defensa de la sociedad civil para estimular la capacidad empresarial de los venezolanos dentro del libre mercado sin privilegios y sin coerción (Adán Ferguson, Ensayo sobre la historia de la sociedad civil, 1763). Una sociedad libre mediante la cual la libertad individual se erija en la base de la riqueza material y cultural. Si, amigas y amigos. Reforma y apertura total para recuperar nuestra tradición libertaria, liberal, civilista, federalista y empresarial en sintonía con ese mundo civilizatorio.
Para ello, se requiere, además, de una reforma intelectual con el fin de persuadir a los venezolanos de que la cultura del subsidio, del estatismo, del intervencionismo, del colectivismo y el totalitarismo, respectivamente, que se desplegó por más de un siglo, la responsable de la tragedia que hoy viven los venezolanos. Esa cultura del subsidio, hoy, colapsada.
Se trata de desmontar teórica, política, jurídica e intelectualmente todo el andamiaje de esa arquitectura estatal, cuyas raíces se pierden en el tiempo, por cuanto no responde a las necesidades y expectativas de la vida de la nación y del mundo. Desnacionalizar y privatizar el Estado, su tejido institucional, político y empresarial, local y universal, para transitar hacia una economía de libre mercado con impactos ideológicos en el panorama geopolítico mundial.
Así, el pensador argentino J. B. Alberdi, el más genuino de los liberales que se haya gestado en la historia del pensamiento político de Hispanoamérica, de una actual vigencia, describe una bella pincelada sobre una sociedad libre:
La libertad que enriquece a las naciones es la libertad de trabajar y producir, de adquirir y gastar, de ganar y perder, de disponer de su persona, de su tiempo, de sus bienes, de viajar o estarse quieto, de salir del país o volver al país, de contratar, de casarse, de testar, la libertad de pensar, de hablar, de escribir, de acusar, de defenderse; en una palabra: la libertad social o civil, la libertad del hombre, natural y distintiva del hombre (Estudios económicos, tomo I. Universidad Nacional de Quilmes, 1996, p.312).
De igual modo, señaló que algunos intelectuales de América latina cultivaron un tipo de historiografía que hicieron de la historia un medio para propiciar un culto al centralismo, al estatismo, al personalismo y al militarismo que tanto daño han ocasionado al proceso histórico Hispanoamericano. Así, nos lo describe:
La América del sur debe abandonar la senda errada que la ha llevado a la pobreza, a la debilidad, al descrédito, por la pretensión rutinaria de prolongar la edad heroica de la guerra, de la revolución, hasta sumirla en un atraso ridículo y vergonzoso. Cambiar los héroes por los simples ciudadanos obreros de la riqueza y del poder nacional que en la riqueza consiste. Marchar en la dirección de las materias económicas, que son el medio de agrandar la riqueza y el poder, con que las naciones modelos del mundo han alcanzado el rango que las hace el objeto de envidia y admiración (p. 185).
En ese mismo horizonte, nos cautiva el catecismo libertario que dejó como legado histórico a la sociedad americana, el célebre economista norteamericano, Leonard Read:
Toda persona debería ser libre
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De perseguir su ambición hasta los límites de capacidades,
Independientemente de la raza, religión o antecedentes familiares.
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De asociarse con quien le parezca por la razón que quiera, incluso si otro piensa que la razón es estúpida.
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De adorar a Dios a su manera, aunque no sea “ortodoxa”.
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De escoger su propio oficio y solicitar cualquier empleo que quiera y de abandonar su empleo si no le gusta o tiene una oferta mejor.
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De establecer su propio negocio, ser su propio jefe y fijar su propio horario laboral, aunque sean tres horas a la semana.
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De usar su propiedad o ahorros honradamente adquiridos como quiera gastarlos alocadamente, invertirlos juiciosamente o incluso regalarlos.
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De ofrecer sus servicios y productos en sus propios términos, incluso si pierde dinero en el negocio.
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De comprar o no cualquier servicio o producto puesto a la venta, incluso si el rechazo desagrada al vendedor.
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De discrepar con cualquier otra persona, incluso cuando la mayoría apoye a ésta.
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De estudiar y aprender lo que le parezca interesante, siempre que a él le parezca razonable el coste y esfuerzo de estudiarlo y aprenderlo.
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De hacer, en general, lo que quiera, siempre que no infrinja el mismo derecho y oportunidad de cualquier otra persona a hacer lo que ésta quiera. Lo anterior, en pocas palabras, es el modo de vida que ordena la filosofía libertaria. Es el camino de la libertad individual, del libre mercado, de la propiedad privada, del gobierno limitado para asegurar estos derechos en igualdad para todos.( En una América ideal. Leonard Read (Publicado el 1 de octubre de 2009)Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí:Http://mises.org/story).
Esa es la vía. La vía liberal para estimular la riqueza material y cultural mediante el libre mercado sin la sombra del estatismo y del intervencionismo. Señores: Está germinando de forma espontánea en el seno de la provincia de V una genuina revolución capitalista que dará con el traste con esa tradición estatista que se ha proyectado desde la presencia del imperio de España en América hasta el día de hoy (ver: Ronald Coase y Ning Wang Cómo China se volvió capitalista,2013).
Por vez primera esta revolución capitalista recogerá lo más hermoso del pensamiento liberal que se ha producido en Venezuela a lo largo del tiempo. Un pensamiento liberal, de una extraordinaria riqueza intelectual que, muchos de la docta sabiduría de nuestras universidades, han pretendido negar por ignorancia de una filosofía política en torno al liberalismo en aquella época de tanta violencia y tanta barbarie. Así, se puede apreciar la figura histórica de Juan Germán Roscio, el Juan Mariana de Hispanoamérica, quien desde del enfoque salmantino (xvi-xvii) reflexionó el proceso emancipador desde una perspectiva liberal.
Armó una arquitectura liberal desde el punto de vista teórico, jurídico y político contra la teoría del derecho divino de los reyes, que legitimaba el poder imperial, en las provincias de Hispanoamérica. Así, emergió un pensamiento político liberal, federalista, sobre los derechos naturales del hombre, sobre el libre mercado, el libre comercio.
De igual modo, Francisco Javier Yánez, prócer de la emancipación, dejó como legado intelectual su célebre libro Manual político del venezolano (1828); libro que recoge los postulados de una filosofía liberal para el porvenir de la nación. Como no destacar la obra histórica del pensador liberal Santos de Michelena, que bebió de los clásicos de la economía política, sistematizando un esquema de libre mercado para sacar a Venezuela del atraso histórico en la que había quedado después del proceso emancipador(1830-1848). Asímismo, Don Cecilio Acosta, el gigante del civilismo venezolano, desde la filosofía meditó sobre las causas que dieron origen al personalismo y, como resultado, el estancamiento material y espiritual del país. Por lo tanto, el poder civil era la senda del progreso económico y social de la nación. La educación y la industrialización los medios para alcanzar la modernidad. La ley del progreso descansa en el individuo, más no en el estado y en el personalismo. Dentro de esa mirada, el viejo Nicomedes Z. fundó un partido liberal, en el año de 1892; un partido liberal para animar a los venezolanos por la senda del libre mercado como eje para potenciar la riqueza nacional en manos del centralismo y del personalismo. En fin, no se puede negar la existencia de una hermosa tradición liberal, en el corazón de la nación venezolana, que se desplegó a lo largo del tiempo histórico, con una vigencia extraordinaria, en la que hoy, hombres y mujeres, están hambrientos de libertad ante el asedio de un poder totalitario que pretende borrar de nuestra memoria el fervor libertario. De la misma forma, en el siglo pasado, un conjunto de pensadores liberales de importancia intelectual examinó la naturaleza del estatismo y su impacto desastroso en la vida económica y social del país. Un camino errado, cuyos resultados condujeron a la nación hacia la debacle, hacia el colapso. Por lo que se debió adoptar una postura liberal para estimular la economía dentro de los parámetros del libre mercado y así lograr el mayor bienestar a los venezolanos. Enrique Pérez Dupuy, Joaquín Sánchez Covisa, Nicómedes Zuolaga, Enrique Sánchez, Carlos Rangel, Emeterio Gómez, Ángel García Banch, Carlos Ball y otros, figuras notables que han enriquecido el enfoque liberal, en unos tiempos históricos en que la cultura del estatismo sucumbe ante la crisis de la utopía que abrió la senda del liberalismo y de la democracia a escala universal. En tal sentido, existe un clima intelectual favorable en torno a un proyecto liberal en el espíritu de las naciones. Pues, bien, Venezuela, tierra de gracia, está en el mejor momento político de su historia para asumir la perspectiva liberal, civilista, libertaria, federalista, de libre mercado, de libre comercio, sin perder de vista las gigantescas transformaciones globales que están cimentando las bases de una revolución en la especie humana, y echando los cimientes de un nuevo paradigma energético. No hay evasión posible.
Jan
Posted at 10:48h, 29 abrilHey,
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