Simón Bolívar, el ideario liberal y la propiedad privada: Respuesta al socialismo del siglo XXI.

Ramón Rivas Aguilar

 

Simón Bolívar (1783-1830) asumió la defensa de la propiedad privada como fundamento político y económico de toda nación libre y soberana. Jamás pasó por su mente un intento de socialización de los medios de producción; jamás. Por ello, un Bolívar socialista está en contradicción con su espíritu liberal que denota la grandeza política del pueblo inglés y norteamericano.

 

Por lo que la Carta de Jamaica (1815,)  el Congreso de Angostura (1819) y Constitución de Bolivia (1825), el marco doctrinal e institucional que recoge los postulados de la propiedad privada. Asimismo,  la Campaña Admirable (1813), una de las hazañas históricas más significativas de la historia americana, se debió a tan sagrado propósito.

 

Por otro lado, el Libertador jamás tuvo la intención de repartir sus propiedades a los más desposeídos  al  estilo  clásico de las reformas agrarias. Es decir,  evocar un Bolívar reformista y agrarista, una idea radicalmente equivocada. No deja de ser interesante como el historiador Juan Morales Álvarez en su libro  “El Mayorazgo del padre Aristiguieta: primera herencia del Libertador”, describe con detalles la magnitud de los bienes que Simón Bolívar que heredó de su familia. Sobre este aspecto, dijo:

 

Muchas veces hemos leído afirmaciones categóricas sobre la inmensa fortuna que poseyó el libertador,  mantuano rico,  emparentado con las familias más poderosas de la provincia de Venezuela.  En infinidad de ocasiones se ha escrito sobre la pobreza en que se encontraba cuando dictó sus disposiciones testamentarias,  en la quinta de San Pedro Alejandrino. La verdad en que Simón Bolívar efectivamente fue uno de los hombres más ricos de la Venezuela colonial y no murió tan pobre como corrientemente se afirma (El Mayorazgo del padre Aristiguieta: Primera herencia del Libertador: Biblioteca de la Academia Nacional de la historia. Fuentes para la historia colonial de Venezuela, Caracas 1999 p. 55).

 

Una de las situaciones más difíciles que tuvo que enfrentar la familia de Bolívar y,  en particular,  su madre,  estuvo relacionado con las minas de Aroa.  Estas Minas fueron heredadas por la madre de Simón Bolívar.  Con el tiempo, Los pleitos por la delimitación de las tierras donde estaban ubicadas dichas Minas y las invasiones afectaron emocionalmente a la madre de Bolívar.  Sufría al ver como otros propietarios oportunistas querían apropiarse de manera indebida e ilegítimamente de esas minas. `Por lo que  hizo  un reclamo justo y ético ante  al rey de España para que intercediera ante tal problema. Así, lo expresó Doña Concepción:

 

Una turba de hombres hicieron violenta incursión en las minas aposentándose intempestivamente en el centro de ellas,  y dando principio el trabajo de una con excavaciones y otras con operaciones cuya novedad fue tanto más extraña cuanto que en aquella parte no hubo jamás contradicción alguna ni por la ciudad Barquisimeto y San Felipe que contrajeron siempre las suyas aquellas porciones respectivas por dónde son confinantes por las minas ni por ningún vecino particular. (Paul Verna. Las Minas del Libertador. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas, 1975, p.67

 

En otro orden de ideas, el decreto de Bolívar sobre las minas, promulgado el año 1829, el decreto de Quito, propiciaba la posibilidad de  que los individuos podían adquirir las minas como propiedad con el objetivo de obtener mayor rendimiento y provecho. Esto significó que Bolívar tenía confianza en el espíritu empresarial de las personas.  En el Artículo 1° se ve con claridad la intención del legislador:

 

Artículo 1° Capítulo 1°

 

Conforme las leyes las minas de cualquier clase corresponden a la República cuyo gobierno las concede en propiedad y en posesión a los ciudadanos que las pidan bajo las condiciones expresadas en las leyes y ordenanzas de las minas, y con las demás que contiene este decreto.

 

Sin embargo, es curioso observar como los asesores y redactores de la Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos (1999) Y la Ley Orgánica de Hidrocarburos 2001 se les haya escapado la naturaleza,  el contenido y las implicaciones de tan importante artículo. Es evidente que omitieron el carácter emprendedor que le otorgó Bolívar a los particulares para que pudieran obtener en forma legal la propiedad de esas minas y hacerlas más productivas y ventajosas para la República. En especial en la exposición de motivos de la Ley Orgánica de hidrocarburos del 2001, en unos párrafos, se lee como se cambia los términos para justificar El poder absoluto  del Estado sobre los yacimientos petrolíferos.  En la   Exposición de Motivos de la Ley de Hidrocarburo del 2001, señala:

 

Las minas, de cualquier clase que sea, son propiedad de la República mientras no se adopten otras disposiciones al respecto continuarán aplicándose en materia de minería las ordenanzas de Nueva España. (Exposición de Motivos de la Ley de Hidrocarburos de 2001)

 

En otras palabras, este párrafo  no concuerda con el texto original del decreto de Simón Bolívar (24 de octubre de 1829), que  reza lo siguiente: “Conforme a las leyes, las minas de cualquier clase corresponden a la República, cuyo gobierno las conceden propiedad y posesión a los ciudadanos que las pidan bajo las condiciones expresadas en las leyes y ordenanzas de minas, y con las demás que contiene este decreto”. Cómo se puede observar fue sustituida la palabra “corresponden” por “propiedad”. Que pasó. Habría que preguntarles a los redactores y asesores de esta ley de Hidrocarburos de 2001.

 

Es importante destacar que este decreto del libertador Simón Bolívar del 24 de noviembre de 1829, tiene sus raíces históricas y jurídicas, en el decreto promulgado por Carlos III en el año de 1773 y que  observó con mucho interés el propósito del legislador de estimular la  capacidad empresarial de los individuos para obtener la propiedad de las minas, en manos de la corona.

 

Titulo Primero

 

Del dominio real de Las Minas y su concesión a los particulares y del derecho que por este deben pagar:

  1. las minas son propias de la corona real así por naturaleza y origen como por su reunión dispuesta en la ley 4a título Trece libro sexto de la nueva recopilación.

  2. pero sin separarse del Real patrimonio se conceden a los vasallos en propiedad y posesión de tal manera que puedan vender las permutar las arrendarlas donarlas dejarlas en testamento por herencia o mando o de cualquier manera enajenar el derecho que ellos tienen en los mismos términos que los tienen en persona que puedan adquirirlos (texto del proyecto las notas y las reales ordenanzas… ordenanzas de la minería de Nueva España formadas y propuestas por su real tribunal de orden del rey de nuestro señor, 1783 )

Por lo  tanto,  Carlos III  como Simón Bolívar los identificaba un propósito  común: las minas podían ser   adquiridas  en propiedad por los particulares sin ningún tipo de problemas. En tal sentido, no hubo una ruptura histórica en materia legislativa relacionada con la propiedad de las minas. En un  caso,  las otorgaba la corona; y, en el otro, la República. De allí, pues,  convertir el decreto del libertador (1829) en un acto nacionalizador y revolucionario,   una vana  tontería.

 

Simón Bolívar nunca perdió el espíritu empresarial que lo cautivó poderosamente. Por ejemplo, le otorgó un poder especial a su hermana para vender las minas de Aroa y colocar el dinero obtenido por tal negociación en la banca nacional inglesa a una tasa de interés del 2.5 anual (ver Edgardo Mondolfi. Simón Bolívar. Estaré solo en el medio del mundo: Cartas de la intimidad. Colección Ares. El Nacional,1999, pp. 173-193). Era un Bolívar dispuesto a defender y preservar su riqueza minera y al mismo tiempo obtener un beneficio particular que le permitiera morir holgadamente en la nación que amo con tanta pasión:la Inglaterra liberal.

 

Se insiste, Simón Bolívar defendió la propiedad privada.  Así lo revelan  sus escritos y sus acciones políticas.  Esta es una mirada que el venezolano debe tener en cuenta para el futuro de su destino individual y social. Esa mirada no se corresponde con el proyecto político de la quinta república, bajo el liderazgo del comandante Hugo Chávez Frías, quién en infinita oportunidades manifestó ser la encarnación absoluta del hombre de la patria.

 

Sin embargo, considerar a Simón Bolívar un pensador socialista constituye una falacia histórica al falsificar los hechos históricos con el propósito de justificar un proyecto político y  una ideología revolucionaria. Todo lo contrario, Bolívar mantuvo una postura liberal. Esto se ve con claridad en uno de los párrafos de la Carta de Jamaica, cuando invita a la Inglaterra liberal a propiciar en Hispanoamérica el libre comercio como el camino para la prosperidad de las naciones:

 

Se puede entregar al gobierno británico Las provincias de Panamá y Nicaragua, para que formen de estos paisajes el centro del comercio del universo por medio de la apertura de canales, que rompiendo los diques de uno y otro mar,  hacer que en las distancias más remotas y hagan permanente el Imperio de Inglaterra y su comercio. (Simón Bolívar. Obras Completas. Editorial Habana, tomo I)

 

Aún más, coincidió con el esquema económico de David Ricardo sobre las ventajas comparativas y la división Internacional del trabajo como la posibilidad que Hispanoamérica pudiese tener una participación en el comercio mundial. El pequeño Bolívar, en 1814, vio con claridad esta tendencia histórica:

 

La América que hay además por fortuna en circunstancias de no poder inspirar recelos a los que viven del comercio y la industria. Nosotros por mucho tiempo no podemos ser otra cosa que un pueblo agricultor capaz de suministrar las materias primas más preciosas a los mercados de Europa, el más calculado para fomentar conexiones con el negociante y manufacturero. Reconocida nuestra independencia y abiertos a estos paisajes indistintamente a los extranjeros, no podemos imaginar cuánto aumentará la demanda pública  todos los años. (Simón Bolívar. Obras Completas. Editorial Habana, tomo I)

 

Asimismo, Bolívar no tuvo prejuicio histórico sobre la importancia del capital internacional en la explotación de la más diversa riqueza de Hispanoamérica. En tal sentido, le hace un llamado a la Inglaterra Liberal:

 

La Gran Bretaña es traería de su seno,  en el corto espacio de sólo 10 años de metales preciosos que los que circulan en el universo. los montes de la Nueva Granada son de oro y plata, un corto número de mineralogistas explotaría más mina que los del Perú  y que los de España qué inmensa esperanza de esta parte del mundo a la industria británica. (Simón Bolívar. Obras Completas. Editorial Habana, tomo I)

En consecuencia, ésta es otra mirada que se  revela en la obra política del libertador Simón Bolívar. Un Simón Bolívar en defensa del liberalismo, de los derechos   naturales del hombre, con un espíritu de empresarialidad y en sintonía con un mundo que se mueve entre el libre comercio y la globalización.

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.