
20 May Sobre el antisemitismo en la academia: un pequeño testimonio
Jo-ann Peña Angulo
Hace un año organizamos el Seminario 14 de mayo de 1948: Creación del Estado de Israel, para conmemorar su 70 aniversario, con dos videoconferencias. En la primera, desde Caracas, Alberto Moryusef, de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV), habló sobre “Las relaciones Venezuela-Israel”, cuya temática histórica vincula a ambos países y a su comunidad judía. La segunda, a cargo de Marcelo Kisilevski, desde Israel, con el “Proceso de Creación del Estado de Israel, Conflicto Árabe-Israelí y Perspectiva de Paz con los palestinos”, en la que se destacó el papel del sionismo en la construcción del Estado de Israel, las repercusiones del antisionismo que en el fondo es antisemitismo y la historia de las relaciones Israel-Medio Oriente.
Era la primera vez que se conmemoraba en la bicentenaria Universidad de Los Andes, un evento académico de tal envergadura. Lo sabía pues lo había investigado previamente. Dicha circunstancia la confirmó un profesor jubilado, quien comentó en voz alta a las afueras del recinto: “Esto es increíble, un evento sobre Israel, ¿quién iba a imaginar que en un ambiente tradicionalmente marxista, se hiciese un seminario sobre la creación del Estado de Israel?”. Desconocía el profesor, lo que paso hoy a relatarles:
En mi época de estudiante recuerdo cómo la izquierda académica enfilaba su discurso de rechazo y desprecio hacia el Estado de Israel y hacía cualquier referencia al pueblo judío. Vienen a mi memoria algunas actividades que vendiéndose como académicas en realidad enarbolaban y expelían, con un educado hilado de rabia, una historia tergiversada y manipulada. En sí, una historia de odio, enmascarada eso sí para los ambientes académicos, que no escapan de los cómplices, de los neutrales ni de los indiferentes. Ese pasado de desdén hacia Israel volvió a repetirse y a manifestarse en los días previos al seminario.
Una especie de veto académico enrareció el ambiente desde el primer momento. Recibí personalmente el comentario “Profesora eso es para que vea que no somos antisemitas” en medio de una reunión. Esto no quedaba aquí, lo que viene a continuación desdice del carácter universitario de algunos profesores así como de la comprensión que tienen del ejercicio de la libertad académica, mostrando señales claras de antisemitismo dentro de los espacios universitarios. Es mi deber decirlo, de lo contrario sería indiferente, traicionándome a mí misma y a la memoria de Hillo Ostfeld, quien al describir su testimonio, nunca dejó de compartir con los presentes las siguientes frases que hizo suya: La primera de ellas: “¿qué es lo contrario al bien?”. No es el mal sino la indiferencia, respondía”. La segunda: “El ejército ruso me salvó la vida; Israel me devolvió la dignidad y Venezuela me devolvió la fe en los seres humanos”
Cuando nos encontrábamos haciendo las pruebas técnicas para la videoconferencia desde Israel, uno de los integrantes de Ideas en Libertad y de la Cátedra de Estudios sobre el Holocausto Hillo Ostfeld recibió este desafortunado y atrevido comentario: “Cómo se te ocurre apoyar a un Estado asesino de niños. Eso me demuestra tus carencias éticas y metodológicas. Me has decepcionado como alumno. Me arrepiento de haberle dado clases”. Ambas situaciones se las comenté a los ponente incluso las exprese en las palabras iniciales del evento recordando al historiador Germán Carrera Damas, en su Discurso Inaugural en el IV Congreso Nacional de Estudiantes de Historia, celebrado en Caracas:
No es posible la historia sin libertad. No es concebible la libertad sin la historia. Pero esta no es una alianza circunstancial, muchos menos caprichosa. Se funda en que juntos la historia y la libertad forjan los dos más poderosos instrumentos para la conducción del intelecto. Ellos son el espíritu crítico como expresión de la libertad, sin el cual no puede haber historiografía, y el sentido histórico, sin el cual se agosta la separación de la libertad.
Amparados en esa libertad y como parte de los valores de la cultura occidental, bien la ejercemos para mostrar el significado del pueblo hebreo, del judaísmo y del Estado de Israel, en un ambiente que a muchos incómoda, paradójicamente dentro de los mismos espacios académicos. Estos profesores tienen un elemento común que los une: el marxismo militante, el marxismo que sabe disfrazarse de tolerante, el marxismo que vende una moral superior, en fin, el marxismo como ideología del resentimiento, el marxismo que se escuda de academia.
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