Manuel Rafael Egaña, Juan Pablo Pérez Alfonso y Rómulo Betancourt. Aportes e importancia histórica en la fundación de la OPEP (14 de septiembre de 1960-2020)

Ramón Rivas Aguilar[1]

Rossana Hernández A.

 

Sobre el origen de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y los hombres que más contribuyeron a su fundación, la literatura política nacional adoptó una visión subjetiva y parcial. Por razones ideológicas esta literatura no examinó en su justa dimensión política el papel de los gobiernos y de las figuras públicas que participaron con voluntad y determinación en la creación de la OPEP, durante  la década militar (1948-1958) y el primer gobierno democrático, presidido por Rómulo Betancourt (1958-1963). Falsificó los hechos históricos al servicio de  unos intereses particulares y políticos.

 

Para evitar interpretaciones de esa naturaleza, acogemos con sumo placer, la reflexión de José Ortega y Gasset sobre el significado de la conciencia histórica con el propósito de clarificar los fenómenos históricos y su proyección en el futuro. Igualmente, son válidas las recomendaciones historiográficas del filósofo francés Paul Ricoeur, precisamente para que no se cometan errores sobre la percepción real y efectiva de la naturaleza del quehacer histórico. A partir de tales consideraciones de carácter filosófico, no cabe la menor duda que la década militar (1948-1958) y el primer gobierno democrático de Rómulo Betancourt y sus figuras estelares como Manuel Rafael Egaña, Ministro de Fomento (1949) y Pérez Alfonso,  Ministro de Minas e Hidrocarburos (1959-1963), jugaron un papel importantísimo en el nacimiento de la OPEP.

 

Dentro de esa perspectiva, examinaremos con objetividad el rol de ambos gobiernos y de sus principales hombres públicos que contribuyeron a organizar la OPEP. Ahora bien, por un lado, la literatura política del más grande partido de masas en Venezuela, Acción Democrática, se adjudicó la paternidad de la OPEP. En tal sentido, consideró a Pérez Alfonso como el padre de la OPEP, sin negar los méritos políticos del padre de la democracia: Rómulo Betancourt. En efecto, en el exilio y en los primeros años de la era democrática se grandes hicieron esfuerzos para convencer a los países del Medio Oriente sobre la necesidad de articular una organización petrolera, con el objetivo de defender los precios del petróleo en el mercado petrolero internacional, controlado por las Siete hermanas. Sin embargo, por desconocimiento, omisión o interés político, la aludida literatura política negó de plano la importancia histórica de la misión venezolana al Medio Oriente, bajo la responsabilidad del Ministro de Fomento Manuel Rafael Egaña. Ese acontecimiento histórico fue el paso inicial para promover la diplomacia petrolera con esos países árabes, y se constituyó en el antecedente más inmediato que dio nacimiento a la OPEP, el 14 de septiembre de 1960.

 

Así, se inició el primer acercamiento entre Venezuela y los países petroleros del Medio Oriente, y se estimuló su lucha política y pedagógica en la profundización del nacionalismo árabe. Venezuela, el país petrolero más importante del hemisferio occidental, después de los Estados Unidos, era consciente del potencial petrolífero de esos pueblos. Por lo que llevó el ABC del petróleo y un mensaje esperanzador que permitiese en un inmediato futuro un acuerdo petrolero de alcance internacional. En otras palabras, no se puede comprender la historia de la OPEP sin tomar en cuenta ese viaje de Egaña al Medio Oriente, en el año 1949.

 

El economista y politólogo Fabio Maldonado Veloza, por su parte, considera que si bien es cierto que Pérez Alfonso es el padre de la OPEP; también es cierto ver en Manuel Rafael Egaña al abuelo de esa organización, debido a que en la Década Militar hubo un empeño significativo para impulsar una diplomacia audaz hacia esos países árabes. La situación petrolera mundial se agudizó entre 1958-1960, acelerando la posibilidad de que Venezuela y los países petroleros del Medio Oriente concretasen esa aspiración histórica, iniciada en 1949, de conformar una organización petrolera. Esa aspiración se hizo realidad con la fundación de la OPEP, el 14 de septiembre del año 1960. Es importante el reconocimiento tanto a la democracia cristiana como a otros partidos políticos y a sus técnicos petroleros, que ayudaron y colaboraron en tan significativa iniciativa histórica. La prensa y los diarios de debates políticos de la época revelaron una discusión de interés en torno a la necesidad de  una entidad como la OPEP, que cambió las relaciones políticas y económicas del mundo internacional. Fue un diálogo democrático, fructífero y rico, sobre ese hito político que estimuló, aceleró y profundizó el nacionalismo en el tercer mundo.

 

Una muestra significativa del rol que desempeñó el gobierno democrático de Rómulo Betancourt con su Ministro de Minas e Hidrocarburos Juan Pablo Pérez Alfonso en la configuración de la OPEP, fueron las opiniones públicas que emitieron unas cuantas figuras políticas del país y del mundo, el día que murió el padre de esta Organización petrolera. El escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, sobre la figura política de Pérez Alfonso y su significado en el mundo contemporáneo, señaló: “Pérez Alfonso contribuyó a transformar el panorama político y económico del mundo. Por eso debe considerársele como uno de los hombres más importante de estos tiempos a escala universal. No hay duda que fue, en grado decisivo y fundamental, el fundador de la OPEP. La idea de reunir a los países exportadores de petróleo dentro de un acuerdo de defensa de los precios del otro negro y unificación de la política petrolera, fue suya antes que nadie (El Universal, 1979, p. E-2, septiembre).  Diferimos con esta última afirmación de Arturo Uslar Pietri  que pareciera que todo comenzó en el año de 1960. No se debe olvidar, insisto  el viaje del Ministro Egaña al Medio Oriente, en el año 1949.

 

Igualmente, Abdulah Al-Tariki, co-fundador de la OPEP, dejó estas hermosas palabras sobre Pérez Alfonso, en las que lo exaltó como una figura clave y estelar en la fundación de la OPEP, cuya articulación institucional tuvo su impacto positivo en las relaciones políticas y económicas en el tercer mundo:

 

Su tamaño es tan grande cómo la vida y Venezuela está en deuda con él por su empuje tenaz en defender sus intereses y preservar sus recursos naturales. Venezuela, los países latinoamericanos y nuestros países de la nación árabe y del Medio Oriente y todos los miembros de OPAEP recordaran siempre a Pérez Alfonso como el hombre que los ayudó en su despertar desde 1943 y facilitó el camino para la utilización de sus recursos naturales y la preservación de estos recursos de una vil explotación. Si no hubiera sido por la presencia de mi distinguido Pérez Alfonso al timón del Ministerio de Minas e Hidrocarburos a fines de los cincuenta y principios de los cincuenta, el establecimiento de la OPEP en el verano de 1960 no se hubiera realizado[1]

 

Es interesante resaltar cómo los mismos árabes, que provienen de una cultura milenaria, reconocieron que su nacionalismo petrolero iba a la zaga de la vanguardia en que siempre estuvo Venezuela en lo referente al oro negro:

 

Los venezolanos fueron los primeros en el  50-50, dijo Mohamed Shamma a una revista especializada inglesa, según la carta de minas de la semana pasada. Después añadió que los árabes igualaron la participación a 50-50 y que ahora están tratando de obtener el 63-35 con la última reforma de Venezuela [ diciembre de 1958, gobierno provisional presidido por Edgar Sanabria. Modificación de impuesto Sobre la renta]. Hay algo más importante aún y es que según la carta de minas de la semana pasada, el Irak tiene entre sus aspiraciones poder controlar y auditorar la contabilidad de la empresas. Desde 1948, cuando el gobierno constitucional del maestro Rómulo Gallegos creó el impuesto adicional, las autoridades de Venezuela controlan y auditan la contabilidad de las empresas petroleras dentro y fuera de Venezuela. Ahora se produce una tercera manifestación árabe de reconocimiento de la avanzada política nacionalista de Venezuela. Ahora es el asesor petrolero de los estados árabes Samir Shamma quien declara ahora a ala revista especializada: “que la cooperación de Venezuela es uno de los hechos que impide que el imperialismo juegue con los intereses árabes en materia de precios del petróleo[2]

 

Por tanto, Manuel Rafael Egaña, Juan Pablo Pérez Alfonso y Abdulah Al Tariki, funcionarios públicos de la década militar, de la era democrática venezolana y de la monarquía oriental, respectivamente; son los promotores de la OPEP. Y, sería mezquino negar la presencia del estadista y padre de la democracia Rómulo Betancourt en tan trascendente hecho histórico, que cambió la faz del planeta el 14 de septiembre de 1960.

 

Referencias

[1] La versión original de este artículo fue publicada en el Anuario GRHIAL, 2011. Facultad de Humanidades y Educación, Universidad de Los Andes.

[2] El Universal, septiembre, 1979, p. E-2

[3] Diario La Esfera, 13 de septiembre de 1960, p.8

Imagen: obra «Industrial Scene» de Charles William Brown

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