Moral, historia y libertad. Parte I

Jo-ann Peña Angulo

 

En el año 2011, escribí sobre la idea de la historia en el pensador liberal Isaiah Berlin. Esta  en su momento, estuvo en la cúspide del apasionado debate de la doctrina determinista, el libre albedrío y el juicio moral, entre todos aquellos que escriben la historia. 

 

Efectivamente se pregunta Berlin sí todas las acciones de los hombres están condicionadas, como lo afirman los simpatizantes deterministas. ¿Tiene en este ámbito alguna influencia la valoración moral de sus responsabilidades individuales?

 

Surge de esta interrogante la necesidad de reflexionar sobre  el papel del historiador  y su influjo en la escritura de una historia humana, pues como bien lo expresa Berlin: imposibilitar al historiador de la comprensión moral en sus escritos es eliminarle significado humano a su trabajo.

 

A este  punto deseo encaminar mi ensayo, preguntándome sobre el papel de la moral en la construcción  y escritura histórica de la idea de libertad en Venezuela, especialmente cuando asociada a toda actividad humana, sea en su presencia o ausencia, se presenta como requisito fundamental para estudiar las sociedades.  De allí, que al referirme a la libertad señale la importancia del liberalismo y la asunción de una historiografía liberal contemporánea en Venezuela.

 

Reconociendo los aportes plasmados  a través de ensayos, ponencias, artículos y libros desde las distintas disciplinas sociales en Venezuela, el asunto que hoy me ocupa no es hacer un acopio de autores y trabajos, campo por cierto de gran extensión y todavía con mucho territorio  inexplorado. Al respecto el trabajo de Carole Leal Curiel, Carolina Guerrero, Elena Plaza deja constancia material y espiritual sobre la importancia de las ideas en la búsqueda de los conceptos de libertad en Venezuela, durante el siglo XIX:

 

La pareja liberal/liberalidad cabalga en tensión entre su sentido moral y su resignificación política para calificar, describir y designar acciones políticas inscritas en el contexto general de debatir la libertad, igualdad política, división de poderes, libertad de imprenta, seguridad, propiedad, el gobierno representativo, democrático y federal; son éstas las que en los textos se denominan principios, designios o resoluciones liberales.[1]

 

Esta investigación es un parte aguas en el estudio del Liberalismo en nuestro país. Fuera de este y de aportes como el de Carlos Rangel, en otro campo, la realidad política venezolana especialmente a partir de 1999, congrega confusiones teóricas y conceptuales que sobre la libertad y también sobre el liberalismo se maneja, debido a una tradición intelectual e ideológica que históricamente ha convertido al Liberalismo en obstáculo, origen y excusa de los desvarío. Emerge así la infalibilidad humana y la naturaleza perfectible de la investigación histórica, pero también los intereses ideológicos que han acompañado de alguna u otra forma, a las humanidades como tal.  Así pues alcanzar la libertad y ejercerla, nunca ha sido un camino fácil. De allí, que no se es libre para todo pero se es libre para pensar e imaginar el mundo.

 

Ahora bien, cuando hablo de confusión no me refiero a la falta de rigurosidad heurística sino a los métodos y marcos teóricos bajo los cuales se hace referencia en la escritura de la historia, a la libertad y al  liberalismo como como conceptos históricos. Es en este punto, en donde incluyo la valoración moral que se tenga de la vida como transfondo de nuestras percepciones, del diálogo que entablamos con las lecturas y del análisis que de ellas realicemos. De allí, que cuando nos topamos con lecturas que llevan por títulos la historia de los de abajo, de los perdedores y de los oprimidos, estamos presenciando a través de páginas y páginas escritas, el despojo a priori en estos seres humanos de su voluntad, de su  autonomía y de la capacidad de decidir sus destinos. Etiquetarlos y agruparlos bajo estas denominaciones, no es precisamente un reconocimiento a sus esfuerzos en busca de la libertad.

 

¿Por qué la moral y la historia?

 

La moral es el origen, escudo y receptor de las ideas  sobre el mundo. Es inherente al hombre, y como tal influye y condiciona las actitudes racionales por la preeminencia del interés y beneficio individual y las actitudes razonables por la búsqueda de intereses compartidos en sociedad, es de esperar entonces la importancia de la relación entre la moral, lo racional y lo razonable.  Ante alguna duda, la moral:

 

deriva de mos, costumbre, lo mismo que ética de  ἠθικός  y  por eso ética y  moral son empleadas a veces indistintamente…Sin embargo, el  término moral tiene usualmente una significación  más amplia que el vocablo ética.  En algunas lenguas, y  en español entre ellas, lo moral se opone a lo físico, y  de allí que  las ciencias  morales  comprendan, en oposición  a las ciencias naturales, todo lo  que  no  es puramente físico en el hombre, es decir, todo lo que corresponde a las producciones del espíritu subjetivo  y aun el espíritu subjetivo mismo[2]

 

Puede comprenderse entonces el papel de la moral en el recorrido y construcción histórica del hombre.  De allí, que cuando intentemos historiar la aparición de los vocablos libertad y liberalismo, sus significados y contenidos a lo largo del devenir, no olvidemos entonces el núcleo moral que las precede.

 

Moral, historia  y la libertad 

 

Es la triada de inicio para todo historiador e intelectual. Se acepte o no, esto se plasma en la escogencia, en la decisión, en el acto de voluntad al seleccionar el tipo de historia que hacemos, su marcos teóricos y conceptuales. Recordemos aquí las palabras de Germán Carrera Damas

 

No es posible la historia sin libertad. No es concebible la libertad sin la historia. Pero esta no es una alianza circunstancial, muchos menos caprichosa. Se funda en que juntos la historia y la libertad forjan los dos más poderosos instrumentos para la conducción del intelecto. Ellos son el espíritu crítico como expresión de la libertad, sin el cual no puede haber historiografía, y el sentido histórico, sin el cual se agosta la separación de la libertad[3]

 

Si, la libertad de crear y ser capaces de explicar el mundo no solo contarlo con anécdotas y detalles, que seguramente no olvidaremos pero que en el fondo, no nos permite interpretar los sucesos y asuntos humanos.

 

Isaiah Berlin, explica en La marcha a la historia, la importancia de un discurso histórico inteligible, que tenga la capacidad de distinguir entre un suceso y otro. Así en el recorrido de la historia, un hecho similar o parecido puede repetirse, pero los historiadores tenemos la responsabilidad de abstraer características, extraer generalizaciones comunes y deducir de estas generalizaciones lo que debió haber sucedido.  De allí, que los conceptos históricos tenga un rol primordial. Las ideas que movilizan dan vitalidad tanto a las miserias como a las virtudes del hombre.

 

En su conferencia Dos conceptos de libertad, de 1958, Berlin señala los más de 200 significado de la palabra libertad. En medio de ellas, propone los conceptos de libertad negativa y libertad positiva vinculadas como podemos ver con los asuntos morales:

 

Las palabras y las nociones políticas resultan ininteligibles si no se las coloca en el contexto de los problemas que dividen moralmente a los hombres que las usan. Uno de estos problemas — quizá la pregunta central de nuestros días, si no de nuestro país— es el de la obediencia y la coacción. ¿Quién debe obedecer a quién y por qué? ¿Por qué debo obedecer? ¿Por qué no he de vivir como quiero? Y, si desobedezco, ¿se me puede coaccionar? ¿Quién lo puede hacer? ¿Hasta qué punto? ¿En nombre de qué? ¿En beneficio de qué? En relación con las respuestas a estas preguntas, se sostienen opiniones profundamente opuestas en el mundo actual. La guerra que hoy en día se pelea entre estas dos visiones expresa dos sistemas completos de vida y pensamiento, que se acosan entre sí.[4]

 

En conclusión, podemos interrogarnos  ¿cuáles son los problemas morales que nos atañen hoy en Venezuela?, ¿Cuál es la responsabilidad moral de los historiadores en la explicación de nuestra historia?. Estas preguntas no pueden ser  respondidas desde las anécdotas, solo será posible hacerlo bajo la atenta lectura y reflexión de los hechos, que como acciones y decisiones realiza el hombre. En vista de esto, ¿Qué caracteriza a la historiografia liberal  contemporánea venezolana? Una interrogante que puede darnos la respuesta de su avance o estancamiento bajo la dinámica histórica del siglo XXI.

 

Referencias

[1] Carole Leal, Carolina Guerreo, Elena Plaza, Diccionario político y social del mundo Iberoamericano. La era de las revoluciones, 1750-1850, p. 837

[2] José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, p.233

[3] Germán Carrera Damas, Discurso Inaugural, IV Congreso Nacional de Estudiantes de Historia

[4] Isaiah Berlin,  Las ideas políticas en la era romántica, p. 310

Imagen: Obra «Sin título», de Paul Klee

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