El Mayo Francés: poder estudiantil (1968-2021)

Ramón Rivas Aguilar

 

Hace 53 años, estalló una gigantesca rebelión estudiantil en los países  más desarrollados del mundo. Al mismo tiempo,  en  el mundo socialista se  sintió  la fuerza de los jóvenes contra las estructuras  burocráticas de un modelo de sociedad que pretendía  alcanzar la arcadia. Una rebelión estudiantil  contra la sociedad de consumo  y contra  sociedades, en manos de partidos políticos con las banderas de la hoz y el martillo. El capitalismo y el socialismo, producto de los avances de la ciencia y la tecnología, con implicaciones importantes en sus estructuras y maquinarias industriales,  cuestionadas por   los jóvenes  universitarios,  enajenados y alienados, en manos de  corporaciones tecnocráticas. Se tuvo la sensación que el capitalismo y el socialismo tenían sus días contados. El camino era alcanzar con los estudiantes y los obreros la nueva arcadia sin  los esquemas de la modernidad  que impregnó el ánima del capitalismo, del socialismo y del comunismo. En ese esos  tiempos,  contaba con  19 años. Un joven entusiasta con la esperanza  mesiánica que llegaría  a la sabana de los dioses, Santa Rosa de Carvajal, en el Estado Trujillo.

 

Se creó una imagen histórica,  una mentalidad, un imaginario de un nuevo agente revolucionario que desplazaría a la clase obrera, portador tradicional de la revolución social, aburguesada e identificada plenamente con la sociedad de consumo. Comenzó esa faena ideológica en la Francia revolucionaria,  protagonistas de inmensas  batallas históricas que la ha caracterizado a lo largo de su devenir. Sí, en los salones y pasillos de las universidades la discusión sobre la necesidad de cambios importantes en los contenidos programáticos que no estaban respondiendo a las necesidades de una sociedad que requería cambios y transformaciones para estar al día. Se proyectó la rebelión estudiantil  hasta alcanzar a los obreros y poner en jaque al Estado Francés con una huelga general  que tuvo a punto de caer.

 

Un inesperado momento histórico que se irradió y tocó  las fibras estudiantiles en otras universidades europeas hasta  picotear  a los jóvenes norteamericanos  que peleaban por derechos civiles, contra la guerra de Vietnam y la corrupción de las élites americanas. Comprendieron  que eran  unos estudiantes al servicios de corporaciones tecnocráticas, guerristas  y bélicas,  en que los  muchachos iban a dar sus vidas en aquellas batallas en la que los  saigoneses  tenían más de un milenio en esa faena. Aparecieron  intelectuales y líderes  estudiantiles  que  su rostros recorrieron el mundo. El desorden y el caos  universitario, en un planeta en la que los muchachos,  en total y radical descontento  con una estructura  universitaria que los preparaban para el consumismo y el belicismo. No se deja de recordar  los rostros de Sartre, Marcuse, Daniel Cohn-Bendit, Ángela Davis y otros en esas  marchas  con   los estudiantes  y los obreros  en el  Arca de Noé  en busca del paraíso.

 

América Latina no escapó al influjo del mayo francés y su proyección planetaria. Las universidades  de América Latina se entusiasmaron  con el mayo francés y comenzaron a  plantearse la necesidad de renovar los contenidos  y la pedagogía que se impartían en los salones  de esas instituciones,  al servicio de   del capitalismo dependiente. La revolución cubana,  su ídolo el Che  y el enfoque de la  teoría de la dependencia, el camino para la renovación universitaria y los  estudiantes el nuevo agente del socialismo.

 

La Provincia de Venezuela, fue parte de ese  proceso histórico-estudiantil que  se desató con  el mayo francés. Se inició esa la lucha histórica  de la renovación universitaria en la Universidad Central  Venezuela. Una nueva universidad al servicio del socialismo, con una fuerte teoría: el dependentismo. Se entusiasmaron con el mago de la reforma universitaria en América: Darcy Riveiro. Una arquitectura universitaria cuyos resultados intelectuales se centraron en la crítica del  capitalismo dependiente y la solución el camino del socialismo. Escapó a esa dinámica intelectual  los estudios de la filosofía. Un milagro. No. Quienes enseñaron ese camino en la UCV, fueron filósofos de una calidad intelectual que conocían  con profundidad las  teorías  políticas  y su praxis del marxismo, del socialismo y del comunismo y sus consecuencias políticas e ideológicas.

 

La Universidad de Los Andes no se sustrajo de la influencia del mayo francés  que perturbó la vida intelectual  de tan magna institución. Sí. Fue el MIR que se dio a la tarea  de infundir en  los salones, pasillos de nuestras facultades la renovación universitaria con el ideal de fomentar el espíritu crítico  de los estudiantes  contra el capitalismo dependiente y así lograr la senda del socialismo. Se transformaron los contenidos de los programas, de su pedagogía  y de su metodología, para cambiar de forma radical los estudios históricos desde una perspectiva dependentista.

 

Conocí de cerca esa experiencia histórica, desde el Liceo Libertador, cursaba el último año de bachillerato (1968). El Centro de Estudiantes estaba en manos del MIR. Por lo que estuve atento  a ese acontecimiento  a lo largo y ancho del recinto universitario. La algarabía de los estudiantes con el imaginario del Mayo Francés. Convencido  de que  la utopía  estaba cerca. Tuve la  mismo sensación  tribal  de Sartre, de Garaudy, de Marcuse  de que el resplandor mesiánico estaba allí, en nuestras miradas.

 

Guardo en mi frágil memoria un bello recuerdo  del  profesor de literatura, un intelectual del mundo de las letras,  el generoso y bondadoso,  Domingo Miliani, que compartió en su casa, en la parroquia, en Mérida, con algunos  miembros del MIR,  su experiencia vital con el mayo francés. Hasta hoy,  no  he  escuchado  una disertación de tanta calidad humana e intelectual, como  la que nos impartió Domingo Miliani, aquella noche, en el mes de agosto de 1968. Recuerdo inolvidable.

 

En fin,  del Mayo Francés queda en  mis recuerdos  el fascinante mundo de la música romántica,  en sus más variadas melodías, que cautivaba con delicia la imagen de un orden social que se aproximaba  al paraíso. Fue el despertar revolucionario de   todo joven,  convencido  de que llegaría  la nueva sociedad  para conquistar la  paz y la seguridad  y la felicidad sin  el demonio del egoísmo y del dinero. No obstante, todo se vino al piso. El capitalismo, el dinero, el comercio, el mercado, radiante en la geografía planetaria,  con  sus límites, alcances,  contradicciones y paradojas. De igual modo,   la expansión del urbanismo, en América Latina, echó raíces una era   de música caribeña conectada vitalmente con la salsa. El ritmo caribeño, con los mejores conjuntos y orquestas, con sus partituras y melodías en los corazones   de los latinoamericanos.

 

Viví de forma directa e indirecta el Mayo Francés, en una geografía, Mérida, en un liceo, en una universidad, que aguijoneó en un mortal las primeras imágenes del Edén, remontando la cima de las montañas y cordilleras de los andes. El goce divino que despertó ese acontecimiento histórico en toda una generación, fue fascinante  y cautivamente. Recuerdo el Mayo Francés sin ningún tipo de lamentación. Fue una experiencia vital de un joven inserto en el mundo de las circunstancias internacionales, nacionales y regionales. Otros con mayor conocimiento y experiencia sobre el mayo francés,  relatarán  con mayor interés y entusiasmo, en sus perspectivas y miradas.

 

Referencias

Imagen: obra «Cape May Wood» de John James Audubon

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