Discurso en conmemoración de los 200 años de su celebración 1819-2019:El Congreso de Angostura: Historia y perspectiva

Ramón Rivas Aguilar

 

Hoy 15 de febrero del 2019 se cumplen 200 años de la instalación del Congreso de Angostura y donde el Libertador pronunciara su célebre discurso. Las palabras que evocara el Libertador Simón Bolívar en ese congreso, fueron con el propósito de anunciarle a los congresistas de la necesidad de reformar, de modificar o de diseñar un nuevo marco institucional para reemplazar el orden legal vigente que se había constituido el 5 de julio de 1811, con la promulgación de la República federal.

 

En perspectiva histórica, el 15 de febrero de 1819, la concreción de una idea y de una praxis política republicana y centralista. Sus consecuencias se pueden apreciar a lo largo del siglo XIX, del siglo XX y de las dos primeras décadas del siglo XXI. Por tanto, un poco de historia.

 

El imperio español, a lo largo de tres siglos, echó los cimientos de la sociedad colonial mediante una compleja arquitectura institucional bajo la impronta del derecho indiano. Así, el poder de la espada imperial y de la cruz mantuvo su interés material y espiritual en el mercantilismo y en la evangelización. Una alianza histórica entre la monarquía y la Iglesia católica, un modelo político y teológico, absolutista, mercantilista y proteccionista, legitimado por la doctrina del derecho divino de los reyes. En esa dinámica histórica, nació el espíritu republicano, federalista y civilista en defensa de los derechos naturales del hombre, del libre mercado y del libre comercio contra el centralismo y el absolutismo imperial. La génesis y la expansión del federalismo en la que los cabildos y los ayuntamientos de la provincia de Venezuela, desataron una lucha titánica contra los agentes imperiales que ejercían el poder en nuestra provincia como mandato del rey. El ideal republicano que despertó el entusiasmo en las minorías criollas, estuvo impregnado del pensamiento político y teológico de los fundadores de la escuela de Salamanca; pioneros y creadores del liberalismo europeo. Los teólogos y juristas de la escuela de Salamanca (1500-1600), estuvieron convencidos de que el vasto imperio español iría a un fracaso total con esas políticas nefastas y aberrantes como lo era el absolutismo y el estatismo. Por lo tanto, propusieron como solución política para impulsar el bienestar material y cultural de los ciudadanos el camino liberal que consagraba la protección de la vida, de la propiedad y de la libertad. Juan de Mariana, el heredero del pensamiento liberal salmantino, el más genuino de los liberales del mundo español, fue el más influyente de los pensadores en el proceso emancipador. Juan Germán Roscio, uno de los más entusiastas liberales, bebió de las enseñanzas de Juan de Mariana. Su discurso de Nirgua (1811); su ensayo Catecismo teológico político (1813) y su libro Despotismo a la libertad (1817) revelan el influjo intelectual del padre jesuita en este prócer de la emancipación.

 

Así, la declaración de la Independencia el 19 de abril de 1810 y la promulgación de la Constitución Federal de 1811, se fundamentaron en los principios del republicanismo, del civilismo y del federalismo.

 

Sin embargo, las fuerzas conservadoras del imperio en menos de 13 años destruyeron el experimento republicano. Una guerra civil arruinó la vida económica y social de la provincia de Venezuela. Lo que dio origen a una forma de ejercer el poder con el propósito de unificar los esfuerzos de los venezolanos para derrotar, en definitiva, a la monarquía española. De facto, había nacido el poder centralista. Esa circunstancia política, convenció al Libertador Simón Bolívar que el sistema republicano y centralista garantizaría el orden en periodos de paz y en periodos de guerra. Sus documentos políticos entre 1813 y 1830 revelan con claridad esta postura política. Porque el sistema federal, que él denominó “repúblicas aéreas” no era el modelo político para nuestras naciones. Para él, este sistema era sinónimo de caos, de desorden, de democracias ilimitadas; en fin de formas de ingobernabilidad.

 

La instalación del Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819, fue el momento histórico propicio para que el Libertador planteara a los congresistas la necesidad de un sistema político en correspondencia con la dinámica de las provincias. Éste, tendría características similares al esquema de la monarquía constitucional de la Gran Bretaña. Por supuesto, ello no representaría una “imitación servil” ni la reproducción de las monarquías absolutistas que tanto daño ocasionaron a la historia política europea. El modelo propuesto por Bolívar llevaría el sello republicano: soberanía popular; división y equilibrio de los poderes, la libertad civil, de conciencia, de imprenta.

 

Ese orden legal establecería pesos y contrapesos institucionales con el propósito de evitar abusos de los gobernantes representantes del poder Ejecutivo. Así, existiría una cámara del senado vitalicio y una cámara de representantes. De igual modo, un poder judiciario autónomo e independiente. Finalmente, un poder moral en manos de hombres sabios y honorables que harían respetar el espíritu de la ley y de la justicia como elementos fundamentales para la convivencia pacífica de los ciudadanos.

 

En ese diseño institucional que presentara Bolívar a los congresistas, era vital un sistema electoral que garantizara la alternabilidad y representatividad de los poderes públicos nacionales. Sin descuidar las amenazas potenciales del personalismo y del continuismo que pudieran desencadenar tiranía y esclavitud. Este sistema electoral estableció una clasificación sociológica entre ciudadanos activos y ciudadanos pasivos como condición básica para elegir y escoger a los representantes del poder público nacional. Sólo podían ejercer el voto aquellos ciudadanos que disfrutaran de fortunas y de un grado de instrucción: los ciudadanos activos. Los ciudadanos pasivos carentes de tales condiciones estaban al margen de ese sistema electoral.

 

En su discurso, Bolívar utilizó el recurso histórico para develar algunas formas políticas del mundo asiático, griego y romano como referentes importantes para descubrir cómo esas experiencias fueron garantes del orden y la estabilidad de esos pueblos. Un ejemplo de ello, sería la figura del César Romano, como hombre fuerte y providente.

 

Al mismo tiempo, el Libertador no deja de reconocer las virtudes del sistema federal de los Estados Unidos como el modelo perfecto para el género humano. Pero, esta forma de gobernabilidad no respondía a nuestro quehacer histórico y geográfico. Era el espíritu de las leyes que debía predominar para quienes tuvieran interés en instituir una determinada manera de gobierno. De allí, que afirmara que el código que se debía consultar no era el de Washington.

 

El resultado histórico de la instalación del Congreso de Angostura en 1819, marcó el fin del sistema federal y la instauración de la República centralista con el fin de impedir la desintegración física y moral de la nación. Por lo que la Organización provisional del Estado (1819); la Constitución de Angostura (1819) y la promulgación de la Ley fundamental de la República (1819) constituyeron la expresión institucional del orden legal republicano y centralista. Ante el orden republicano y centralista desde 1819, emergió en la sociedad caraqueña y valenciana un movimiento social con el firme propósito de devolverle a la nación la república federal. Este movimiento fue el de la Cosiata en el año de 1826. Con la firma del Acta de la municipalidad de Valencia el 30 de abril; el Acta de la municipalidad de Caracas el 5 de mayo y el Acta popular el 07 de noviembre declararon formalmente a Venezuela como Estado independiente y federativo.

 

Como se puede apreciar, el Congreso de Angostura y el discurso de Simón Bolívar dejaron un trasfondo político con consecuencias ideológicas que aún perduran en el presente. La pugna entre el centralismo y el federalismo que se inició a partir de aquel acto solemne en 1819 se expandió a lo largo del siglo XIX con efectos en la vida jurídica, institucional, económica y social de Venezuela.

 

Entre 1830 y 1899 los eventos históricos dieron evidencia de ese enfrentamiento. Una muestra de ello se refleja en las distintas constituciones que se promulgaron a lo largo de ese periodo histórico en la que se alternaron los sistemas centro-federal, federal y centralista.

 

Finalmente, de esta experiencia histórica nació el Gran estado de los andes, el último intento institucional para restituir la República centralista. Sin embargo, el caos y el conflicto estuvo siempre presente entre los grupos y las regiones lo que imposibilitó la cristalización de la organización institucional que propusiera el Libertador Simón Bolívar aquel 15 de febrero de 1819.

 

El siglo XX venezolano, el siglo de la concreción del Estado centralista. Una contribución histórica de todos los gobiernos entre 1899 y 1998. La revolución restauradora liberal, abrió un ciclo histórico denominado por algunos historiadores el Ciclo andino (1899-1945).

 

En efecto, las figuras históricas de Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, todos militares, jugaron un papel estelar en la constitución de un Estado moderno y en la transformación económica, política, social y cultural del país. No se puede negar que Castro y Gómez lograron la pacificación del país. La nación había vivido más de 80 años de guerras y conflictos. El General Juan Vicente Gómez que gobernó por más de 27 años, impulsó la apertura al capital internacional dando origen al nacimiento de la industria petrolera en el país. De igual modo, una serie de reformas políticas y jurídicas que contribuyó a una mayor centralización y concentración del poder nacional. Los más talentosos juristas del gomecismo modificaron 7 veces la Constitución nacional para asignar más poder al Ejecutivo.

 

Los positivistas mediante la ideología del cesarismo democrático justificaron la figura de Gómez como el césar democrático, como el gendarme necesario, como el hombre providencia y heredero del pensamiento político del libertador Simón Bolívar.

 

Los gobiernos de López Contreras y de Medina Angarita (1936-1945), los protagonistas de la transición política de un régimen tiránico a un régimen de legalidad. Hicieron del Estado y de la renta petrolera los motores del desarrollo de la economía nacional. Promovieron un conjunto de reformas económicas, sociales, laborales, fiscales, educativas, culturales y sanitarias que aceleraron la modernización en el país. Asimismo, las constituciones promulgadas entre 1936 y 1945 reforzaron el poder del Estado en la planificación del desarrollo nacional. Lo que representó una mayor centralización y concentración del poder para encauzar el crecimiento económico. La figura del Libertador se convirtió en el eje central de la cultura política de estos gobernantes para sentar las bases de la unidad nacional contra los peligros que representaban los partidos políticos y las doctrinas extranjeras en el país. Así, las sociedades bolivarianas, creadas en el año de 1938, fueron el instrumento cultural para reforzar la ideología bolivariana.

 

El 18 de octubre de 1945, una revolución política que devolvió a los venezolanos el republicanismo y el civilismo mediante la recuperación plena de la soberanía popular. Así, el Estado y la renta petrolera fueron los factores que propiciaron el desarrollo económico en el marco de instituciones libres. El diseño institucional que se consagró en la constitución de 1947, reforzó aún más el papel del Estado en la organización de la vida nacional. Sin embargo, este experimento político tuvo una interrupción breve de diez años de dictadura. Una década militar en la que se conjugó el poder central con el personalismo y el militarismo. Pero no se puede negar que en ese periodo se restituyeron las libertades económicas y se fortaleció y consolidó una gigantesca industria petrolera con repercusiones geopolíticas en el hemisferio occidental.

 

 

Venezuela recupera su republicanismo y su civilismo el 23 de enero de 1958. Ahora bien, entre 1958 y 1998 se fortaleció el sistema democrático venezolano. En ese largo periodo histórico la nación experimentó un bienestar material y cultural. No obstante, se acentuó el poder del Estado, del centralismo y del intervencionismo y, como consecuencia, un capitalismo rentista, clientelar y paternalista. A finales de los años 60 y en los 70, se percibía síntomas de agotamiento del sistema político y económico de la república centralista. Las leyes habilitantes se convirtieron en una práctica política y jurídica donde se le otorgaba al Ejecutivo poderes extraordinarios. Esta práctica profundizó el poder del centralismo con consecuencias nefastas para la vida económica y social de las provincias. Por lo tanto, la creación de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE) en 1984 propició un debate nacional en torno a la necesidad de renovar y transformar el sistema político venezolano. Se trataba de un conjunto de reformas políticas, jurídicas, educativas y culturales para otorgarle aa las provincias autonomía e independencia y así liberarse del peso del Poder Ejecutivo encarnado en la figura del presidente de la república.

 

Estas reformas políticas y económicas se concretaron entre 1989 y 1993: se inició el proceso de descentralización política; la dinámica de mercado; la privatización del sector público y la política comercial.

 

Estas reformas fueron un intento para establecer las bases de un sistema político y económico liberal. Se impuso la contrarreforma y la revolución. Todos conocen sus consecuencias históricas: la demolición de la República y la muerte del buen salvaje y del buen revolucionario.

 

¿Ahora bien, cuál sería la lección histórica del Congreso de Angostura para estos tiempos difíciles y complejos que vive la Venezuela actual, sumida en una profunda crisis histórica y sometida por un sistema político centralista, militarista y totalitario? Un trasfondo histórico define la naturaleza de las luchas políticas y sociales en defensa de la libertad contra la barbarie. Cómo abordar tamaña complejidad histórica que se deriva de aquella circunstancia política con impacto profundo en el origen y destino institucional de la provincia de Venezuela. Como todos saben, toda crisis histórica provoca confusión y desconcierto; el presente sombrío; el futuro incierto. No sabemos qué hacer ni a qué atenernos. Señoras y señores sólo nos salva la conciencia histórica. Desde el presente una vuelta al pasado y así vislumbrar un futuro radiante y esperanzador.

 

Con espíritu crítico se ha examinado la naturaleza política, jurídica e ideológica de un hecho histórico como lo fue el Congreso de Angostura, y se ha enfatizado en las palabras que expresara Bolívar enese congreso y que se prolongan en el tiempo. Pues bien, debe prevalecer la conexión vital con nuestro pasado histórico pero también se debe visualizar un futuro floreciente y expectante en el ámbito de un proceso civilizatorio que está delineando el porvenir de la historia universal.

 

Hoy la humanidad vive acontecimientos históricos donde se percibe una gigantesca sociedad de comerciantes a lo largo y ancho de la geografía mundial como resultado de la acción humana, de su creatividad, de su innovación a través de libre mercado y del libre comercio. No existe nación, pueblo, comunidad o región de este planeta que escape al influjo del libre mercado. Aún persiste la cultura del intervencionismo, del subsidio, del nacionalismo económico, del proteccionismo y del populismo. En todo caso, las fuerzas del mercado echarán al cesto todas esas creencias y praxis políticas que han impedido la constitución de una auténtica sociedad libre. La ciencia y la tecnología del primer mundo están cimentando un paradigma energético en las próximas décadas y los fósiles convencionales pierden importancia. Estamos en presencia de un profundo despertar de una conciencia ecológica mundial.

 

El proceso de urbanización como producto de la globalización ha promovido una gigantesca sociedad civil que ha puesto en tela de juicio el viejo orden político, centralista, intervencionista, estatista, corporativista y mercantilista. Al mismo tiempo, emerge una fuerza histórica universal en defensa del republicanismo, del liberalismo, del federalismo, de los derechos naturales del hombre, del libre mercado, del libre comercio y de un nuevo paradigma energético.

 

La digitalización y virtualización, como resultado de los más diversos saberes a escala planetaria, están modificando radicalmente la naturaleza de las empresas, de las corporaciones, de su gestión, de su organización y de su gerencia. Esta acción empresarial está contribuyendo hacia un proceso de automatización y robotización, cuyos bienes y servicios cada vez dependen menos de orden natural.

 

La expansión de las comunicaciones revela una diversidad de riqueza espiritual, cultural y religiosa de complejas civilizaciones tanto del mundo occidental como del mundo oriental. Una muestra del fin del monopolio de la fe y del etnocentrismo.

 

Así, como también una diversidad de miradas de los fenómenos históricos que refleja la crisis de los relatos historiográficos universales y el surgimiento de un nuevo enfoque: la historia universal policéntrica.

 

Ahora bien, en este marco de complejidad la provincia de Venezuela debe estar en correspondencia con los tiempos históricos. Aún más, es necesario que Venezuela se inserte en ese nuevo orden civilizatorio sin perder su conexión vital con un pasado como el que hoy se analiza al conmemorar los 200 años de aquel acontecimiento histórico como lo fue la instalación del Congreso de Angostura y donde el célebre discurso que pronunciara Simón Bolívar dejó sentado un nuevo modelo político republicano y centralista. Es necesario trascender el Congreso de Angostura y rescatar la tradición federalista, liberal, civilista, democrática, de libre mercado y de libre comercio que marque la senda por la que Venezuela se enrumbe hacia el porvenir.

 

Hoy, Venezuela no escapa al influjo de los grandes eventos políticos que se están desplegando en la era global y está en el centro de la geopolítica planetaria.

 

Señoras y Señores, en esta pequeña provincia, Venezuela, tierra degracia, se está decidiendo el destino vital de la civilización occidental.

 

Poderosas fuerzas civilistas del mundo están en sintonía con el espíritu republicano de miles y miles de venezolanos en defensa de la libertad contra la barbarie.

 

1 Discurso Pronunciado el 15 de febrero de 2019 en el Paraninfo de la Ilustre Universidad de Los Andes, Mérida-Venezuela, con motivo de la conmemoración de los 200 años del discurso de Angostura del Libertador Simón Bolívar el 15 de febrero de 1819.

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