La antigüedad como fuente de ideas y conceptos para la comprensión del presente. II Parte

Simón Pérez Medina

 

La pertinencia de la visión aristotélica de la democracia para el estudio de esta institución en Venezuela. 

 

II. Los objetivos personales perseguidos por quienes se dedican a una determinada rama del saber -bien sea el gusto por algún área del conocimiento en particular, un interés económico, entre otros- no suelen coincidir con el objeto de la ciencia a cuyo estudio se han dedicado, el cual está ubicado normalmente fuera de ésta, salvo el caso de la filosofía que -según una conocida corriente de opinión basada en los pensamientos de Platón y Aristóteles 2 – posee el fin en sí misma, es decir, se filosofa por el solo hecho de filosofar -se hace filosofía simplemente por hacerla-.

 

En el caso de la historia3 , si bien ha habido algunos eminentes estudiosos de la materia quienes han afirmado la suficiencia del gozo que dedicarse a ella ocasiona 4 , es frecuente esgrimir como argumento para justificar su existencia la necesidad de conocer la proveniencia de las sociedades de hoy día 5 , es decir, la finalidad y, por ende, la utilidad de la historia -según esta concepción- radica en su capacidad de explicar el origen de todo aquello que, siendo producto de la actividad humana, puede ser encontrado en nuestra vida cotidiana 6. Tal argumento tiene como uno de sus fundamentos a la afirmación del Estagirita según la cual la visión más completa de algo sólo se logra mediante la observación de su evolución a partir del momento mismo de su origen (…ἐ ἀ ῆ ὰ ξ ρχ ς τ πράγματαφυόμενα βλέψειεν…7, por cuanto ello permite conocer no simplemente sus transformaciones a lo largo en el del tiempo sino también sus notas permanentes y principales -circunstancia que permite, a su vez, separarlas de aquellas otras poseedoras de una simple condición accidental 8 -, con las que se puede determinar su esencia y por tanto, definirlo. 9. Así, el conocimiento más completo de las sociedades -y sus diversos componentes (al respecto, el Estagirita expresa al inicio de la Política: ὥ ὰ ἐ ῖ σπερ γ ρ ν το ςἄ ὸ ῶ ἀ ἀ ῖ λλοις τ σύνθετον μέχρι τ ν συνθέτων νάγκη διαιρε ν (τα τα γ ρ λάχιστα μόρια το παντός ῦ ὰ ἐ ῦ ), ο τω κα πόλιν ξ ν σύγκειται ὕ ὶ ἐ ὧ 10)- se logra, siguiendo tal idea de Aristóteles, estudiando su evolución a lo largo de su existencia; de esta manera la historia se erige en un quehacer intelectual indispensable a la cual debe acudir quien desee alcanzar una comprensión profunda de la realidad o de un simple trozo de ésta -independientemente de su naturaleza, bien sea política, económica o cualquier otra-.

 

III. La aplicación a la realidad venezolana de las ideas anteriormente mencionadas implica -en gran cantidad de casos- remontarse muchos siglos en el pasado, por cuanto nuestra cultura es resultado de una larga evolución en el tiempo, siendo ejemplo de ello su vida democrática cuyas actuales vicisitudes en todos incide, independientemente de la posición política asumida. En tal sentido, los graves problemas del país afectan a la esencia misma del sistema democrático, circunstancia esta que a su vez repercute en todos los demás aspectos de la vida nacional, razón por la cual la articulación de soluciones eficaces y eficientes -y por tanto, efectivas- no puede referirse exclusivamente a un campo específico -como el económico, cuyas dificultades son las más fácilmente perceptibles en la vida cotidiana-. Por el contrario, las medidas a implementar deben poseer un alcance mucho más amplio que incluya a todos los ámbitos de la vida en nuestra sociedad organizada en estado -la polis venezolana-,siendo expresión -por tanto- de un nuevo proyecto de país cuyo éxito dependerá en gran medida de que su elaboración sea efectuada con un conocimiento profundo de la realidad de éste y de sus instituciones, que solamente puede ser logrado -si se sigue la recomendación aristotélica arriba mencionada- mediante la comprensión de aquélla como producto de la indicada evolución histórica la cual, en los casos de muchos de sus elementos, arranca en lugares y pueblos cuya lejanía, tanto en el tiempo como en el espacio, no puede borrar su cercanía espiritual, consecuencia de haber sido éstos el vientre del que surgieron instituciones 11 tales como la señalada democracia, cuya presencia en ciertos momentos de la Venezuela contemporánea es un hecho claro e innegable, a pesar de la debilidad extrema alcanzada en los últimos años.

 

Ello implica que en tal proyecto de país, quienes se dedican a la investigación histórica tengan un significativo aporte que ofrecer, especialmente aquéllos dedicados a la historia venezolana; sin embargo, tal circunstancia no implica que estos últimos sean quienes exclusivamente puedan aportar sus conocimientos y habilidades para la comprensión de la realidad nacional en general, y de su democracia en particular ya que ésta, antes de ser establecida en Venezuela, contaba con un largo andar desde su origen en la antigua Hélade 12, lo cual amerita la intervención de quienes se dedican al estudio de otras ramas de la historia a fin de θεωρήσειεν13 (mirar u observar) su existencia en otros pueblos, remontándose en el tiempo hasta llegar al momento de su surgimiento, tal como recomienda el Estagirita14 -dicha investigación permitirá obtener conceptos e ideas que puedan ser contrastados con la realidad contemporánea a fin de comprender mejor a esta última, aplicando el método comparativo15

 

IV. La investigación de la evolución histórica de la democracia implica una ardua tarea al ella no poder ser estudiada de forma aislada, lo cual se debe a que el conocimiento adecuado de cualquier institución no puede ser alcanzado con prescindencia de otros elementos -de diversa naturaleza- pertenecientes al contexto histórico en el que ella se encuentra inserta en cierto momento, por cuanto éste es quien le otorga el sentido poseído en tal instante16. Ahora bien, como ha sido larga la existencia de la democracia, y variados los pueblos en que ha existido 17 ella no puede ser ubicada en un único contexto histórico18 -o dicho en otras palabras, el estudio de su evolución no puede ser llevado a cabo tomando en consideración un solo contexto sino multiplicidad de éstos-, lo que trae como consecuencia que sean variados y distintos los sentidos que aquélla ha tenido con el transcurrir de las centurias -incluso, como el contexto histórico no es estático sino constituye un ser en constante cambio, consecuencia de la existencia de movimientos que Aristóteles afirma son de distinto tipo19, necesariamente el sentido en virtud de él otorgado también está sometido a transformaciones a lo largo de la existencia de un pueblo,lo cual implica que él sea propio no solamente de éste sino también de una época en particular-. De lo dicho se desprende, entonces, que remontarse a los orígenes de la democracia -para lograr la más cabal y completa comprensión de ella- requiere, al haber surgido por vez primera en Atenas, conocer el contexto histórico de la antigua Hélade

 

Pero, este contexto histórico de la Grecia antigua -como un todo- es insuficiente para la adecuada comprensión de la naciente democracia, ya que si bien es cierto los antiguos helenos tuvieron una cultura común 20 -así por ejemplo, coincidieron en poseer una religión de carácter público 21 y el mismo idioma, a pesar de sus variados dialectos 22- lo cual autoriza plenamente a hablar de Grecia como una unidad, ello no implica que deba mantenerse la tendencia presente en algunos estudios realizados hasta hace pocas décadas atrás, en los que se muestra una visión de la Hélade -inspirada, en cierta medida, en la teoría de las ideas o de las formas de Platón23 – como un todo único y homogéneo carente de diversidades internas24; por el contrario, en su seno hubo una gran heterogeneidad expresión de la existencia de diferencias entre las cuales destacaban las de naturaleza política, en tal sentido, nosolamente cada πóλις (ciudad-estado) tenía sus respectivos gobernantes sino también muchas de ellas poseían distintos regímenes políticos con sus propias instituciones25. Por tanto, al establecer el contexto histórico -con motivo de investigar la democracia desde su origen, siguiendo la recomendación del Estagirita y cumpliendo así con la anteriormente señalada función de la historia- no sólo deben ser incluidos los aspectos relativos a Grecia en general sino también, muy especialmente, aquéllos particulares de Atenas, porque fue en el seno de ésta -y, por ende, en su contexto propio- que seoperaron las transformaciones constitutivas de la evolución histórica creadora de la democracia26 -solamente incluyendo estos últimos aspectos puede ser considerado completo el contexto histórico otorgante del primer sentido que ésta tuvo en los días de la quinta centuria antes de Cristo, cuando era una novísima institución política en la ciudad a la que Pericles con distinguidas edificaciones en la Acrópolis hubo engalanado27 , y cuya influencia en el mundo griego permitiría a aquélla expandirse por un número importante de πóλεις (ciudades-estados)28

 

V. La mencionada evolución ha sido trazada, por algunos historiadores29 , mostrando a Atenas como escenario del paso de la originaria monarquía a un gobierno aristocrático30 basado en la consanguinidad -y, por ende, en la existencia de antepasados comunes, algunos de los cuales tenían un carácter mítico-, que dio lugar posteriormente, gracias a las reformas establecidas por Solón, a un gobierno oligárquico31 -aunque desde tiempos de la antigüedad se lo ha considerado el iniciador de la democracia-, el cual a la postre dio paso, en virtud de las normas establecidas tanto por Clístenes32 , en un primer momento,como por Efialtes y Pericles33 , posteriormente, a la celebérima democracia ateniense -de la época clásica- hoy por todos conocida. Como puede apreciarse, esta evolución de las instituciones políticas de la famosa πóλις (ciudad-estado) del Ática atribuye a Clístenes, y sobre todo a Efialtes y Pericles, el mérito del establecimiento de tal sistema político, mientras a Solón una opinión extendida -salvo la de connotados especialistas34 – solamente reconoce una función no relevante en su surgimiento; visión esta de historiadores contemporáneos que no corresponde a la ofrecida por el Estagirita -a pesar de que la evolución trazada por ellos se inspira en la delineada sutilmente por este filósofo en sus obras La Constitución de los Atenienses35 y la Política36 -, quien sí concede a aquél haber dirigido sus pasos hacia su establecimiento (…κα δημοκρατίαν καταστ σαι τ ν πάτριον… ὶ ῆ ὴ 37) -visión que concuerda con la manifestada por él mismo en la Constitución de los Atenienses38 -. De lo dicho se infiere que, en el pensamiento de Aristóteles, la democracia ateniense fue producto de una evolución cuyos antecedentes más remotos hay que ubicarlos en los días cuando Solón estableció sus reformas legislativas.

 

Ello permite comprender, en primer lugar, que la democracia ateniense, el más remoto antecedente de la democracia venezolana, fue producto de una evolución cuyos primeros pasos hay que buscarlos en laépoca arcaica39 , aunque la evolución político-institucional general tenga sus inicios en los días precedentes a ésta40; y en segundo lugar, que la última no se dio de manera aislada sino se llevó a cabo en un marco más amplio en cuyo seno ocurrieron otros hechos de la misma naturaleza, caracterizados también por su gran relevancia, entre ellos la aparición -durante aquellos siglos arcaicos- de πóλεις (ciudades-estados) en el mundo griego -entre ellas, Atenas-, en virtud de un fenómeno conocido como sinecismo41 del cual Aristóteles expresó que se trataba de la unión de las aldeas previamente existentes en una determinada región helena (al respecto, el filósofo griego expresó: ἡ ᾽ ἐ ῶ δ κ πλειόνων κωμ νκοινωνία τέλειος πόλις… 42).

 

VI. Sin embargo, al ser este contexto histórico una totalidad, otorgante de su sentido a la democracia -en este caso, la ateniense-, deben ser incluidos en éste otros aspectos distintos a los meramente políticos ya señalados anteriormente, como algunos de tipo económico, social, militar -entre otros-; en tal sentido -y a simple título de ejemplo-, conviene recordar que aquella evolución de las instituciones políticas fue acompañada de luchas de carácter social ocurridas en el interior de πóλεις (ciudades-estados) como Atenas, que fueron expresión de las pugnas entre grupos surgidas con ocasión de buscar participación política e, incluso, en algunos momentos, de acceder al poder. Además, en el caso del régimen democrático, no puede dejarse a un lado el papel significativo -y hasta decisivodesempeñado por los remeros que movían, con la fuerza de sus brazos, las embarcaciones de guerra -entre ellas, las muy famosas τριήρεις o trirremes- defensoras de los intereses de la magnífica πολις (ciudad-estado) del Ática en las grandes guerras por ésta protagonizadas durante el siglo V antes de Cristo, quienes, perteneciendo a los sectores más bajos de la sociedad ateniense -debido a su escasez de recursos económicos-, presionaron con gran fuerza para el mantenimiento del gobierno Democrático43 en aquella famosa πολις (ciudad-estado) a la cual la ojizarca diosa un olivo había obsequiado centurias atrás44

 

Además, el contexto histórico también ayuda a comprender una característica de la democracia ateniense: el de no permitir la participación de todos quienes vivían en dicha πóλις (ciudad-estado) por cuanto, en aquellos días, la sociedad de ésta se encontraba conformada por distintos sectores entre los cuales había significativas diferencias, en tal sentido, algunos de éstos como los esclavos45 -quienes constituían el grupo más numeroso que habitaba Atenas, realidad esta que hizo nacer la resistencia a efectuar censos para evitar que éstos conocieran su fuerza-, los extranjeros o metecos46 y las mujeres47 carecían de derechos políticos48, lo que implicaba que sus titulares fuesen exclusivamente los ciudadanos libres atenienses49 -al respecto expresó el Estagirita: … δ πόλις κοινωνία τ ν λευθέρων ἐστίν 50 -, quienes constituían un número bastante reducido de la población, circunstancia esta que ha hecho expresar a Wallace: “It may therefore seem paradoxical that in ancient Athens, discrimination against women, foreigners, and immigrants, as well as the expansion of chattel slavery, are commonly linked with the growth of democracy and citizens freedoms” 51 (Continuará)

2 Véase al respecto Pl., Chrm., 166e y ss.; así como también Arist., Metaph., 1, 982b26. Puede consultarse, además, Bravo, F.: “Los filósofos griegos preplatónicos”. Bravo, F., Paván, C., Capelletti, A., Lluberes, P., Astorga, O., y Garber, D. (eds.): Ensayos para una historia de la filosofía. De los presocráticos a Leibnitz. Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1998. p. 14.
3 A pesar de que una corriente de pensamiento niega a actividades intelectuales como la historia su naturaleza científica -o a lo sumo le es reconocida solamente la condición de ciencia blanda-, desde el siglo XIX han sido muchos los esfuerzos por dotarla de ésta. Hoy día, extendida se encuentra la opinión de que se trata de una ciencia social, la cual también está presente en el ámbito de los estudios de historia antigua, ejemplo de ello es el caso de Teegarden quien da por sentada tal idea en una producción intelectual suya referida a la democracia en la antigua Atenas, al decir: “In the standard terminology of social scientists…”. Teegarden, D.: “The Oath of Demophantos, Revolutionary Mobilization, and the Preservation of the Athenian Democracy”. Hesperia: The Journal of the American School of Classical Studies at Athens, 81, 3, 2012, 433-465. p. 440.
4 El celebérrimo historiador Marc Bloch, en las primeras páginas de su obra Introducción a la Historia enfatiza, en varias oportunidades, el placer que dedicarse a la historia genera, en tal sentido expresa: “Es verdad que, incluso si hubiera que considerar a la historia incapaz de otros servicios, por lo menos podría decirse en su favor que distrae” -Bloch, M.: Introducción a la Historia. Fondo de Cultura Económica, México, 1988. p. 11-.
5 Al respecto, Torres Bautista señala el rol de la historia como constructora de la memoria la cual es necesaria como operadora de la dinámica social, en tal sentido expresa: “…tenemos que traer a cuenta algo que es lugar común entre los historiadores de todo el mundo. Sabemos que toda experiencia y creación humana, aunque parezcamos también fatalistas, tiende inexorablemente al olvido por razones evidentes y muy simples. Es por eso que también de continuo aparece la necesidad de llevar a cabo la construcción de la memoria y no por lo que pudiesen parecer razones románticas y hasta metafísicas de considerar a la Historia como “maestra de la vida” o un sagrado catálogo de errores a evitar, sino a nuestro juicio por razones operativas de mayor amplitud. La memoria es necesaria como operador de la dinámica social por su papel de registro y referencia del proceder colectivo” -Torres Bautista, M.: “La Historia como conocimiento instrumental. Reflexiones en torno al concepto de Historia en nuestro país”. Revista Electrónica Nova Scientia, 4, 2, 2010, 152–168. p. 158-. Además, afirma que una de las funciones sustantivas de los estudios de naturaleza histórica es “…el rescate de la experiencia humana. Es esta una de las razones primordiales del desarrollo de la memoria social, mantener vivas en lo posible las realizaciones colectivas y los beneficios de éstas, ya sean de carácter técnico, científico, cultural, artístico; en una palabra, todo tipo de creación y obra humana.” -Idem.-. Más adelante el mismo autor, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, admite con claridad que la función de la historia es explicar científicamente la pluralidad de manifestaciones existentes en las sociedades contemporáneas, así el “…proceso de identificación, valorización y rescate de los eventos considerables como significativos no es un acto puramente voluntarista. Ante todo, se trata de un esfuerzo que parte de una necesidad de explicación, en el sentido científico, de las manifestaciones sociales con repercusión sobre nuestra contemporaneidad. Por supuesto, este trabajo intelectual sabemos que es necesariamente interdisciplinario, considerando al análisis histórico como el elemento explicativo e hilo conductor en el espacio y el tiempo.” -Íbid. p. 159-.

6 Es necesario recordar que durante el siglo XIX, la mayoría de las investigaciones históricas estaban centradas en los asuntos políticos, pero debido a las nuevas ideas surgidas a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, gracias a aportes como los efectuados por la escuela de los Annales -véase al respecto, Casanova, J.: La historia social y los historiadores. Crítica, Barcelona, 2003. p. 8; y Johnson, M.: Teoría arqueológica. Una introducción. Ariel, Barcelona, 2000-, el horizonte de temas abordados por los historiadores se enriqueció grandemente, pasando a abarcar los más dispares asuntos de naturaleza social, económica y cultural. En tal sentido, Fernand Braudel sostiene que la ruptura con las formas tradicionales de la decimonónica centuria ha “… obrado, como es sabido, en provecho de la historia económica y social y en detrimento de la historia política” -Braudel, F.: La historia y las ciencias sociales. 3ra ed.,Alianza, Madrid, 1974. p. 67-. En varios pasajes de la misma obra, Braudel también enfatiza el valor de la historia social y económica, así por ejemplo, en la p. 64 afirma que la “…nueva historia económica y social coloca en primer plano de su investigación la oscilación cíclica y apuesta por su duración…”, aunque en otras páginas solamente se refiere a alguna de ellas en particular, como sucede en la número 42 en la que alude a la historia social. Ejemplo del interés por los asuntos políticos en la decimonónica centuria fueron las reflexiones efectuadas por Constant acerca de la democracia en el mundo griego, en tal sentido Miller -perteneciente al Departament of Political Science & International Relations de la State University of New York- expresa: “At least since Benjamin Constant gave a speech on the subject in 1819 at the Athénée Royal in Paris, there has been occasional debate over the exact character of ancient democracy” -Miller, J.: “Democratic characterizations of Democracy: Liberty’s relationship to equality and speech in ancient Athens”. History of Political Thought, 22, 3, 2001, 400-417. p. 400-.

7 Arist., Pol., 1, 2, 1252a, 1. Cabe señalar que si bien las palabras τ πράγματα φυόμενα ὰ (los hechos producidos) son demasiado generalistas, y por tal condición podrían suscitar la duda sobre si la idea aristotélica que ellas expresan es aplicable a los estudios históricos, su pertinencia queda en evidencia al haber sido formulada por el prestigioso filósofo griego con motivo de tratar acerca de la llamada ciudad-estado y la comunidad política -ἡ ὶ ἡ καλουμένη πόλις κα κοινωνία πολιτική ἡ (Arist., Pol., 1,1, 1252a, 1)-, es decir, la aplicación de esta opinión del Estagirita al conocimiento de las sociedades, por parte de los historiadores, basa su pertinencia en el hecho mismo de que ella fue formulada por Aristóteles con motivo de tratar sobre la πóλις, es decir, la sociedad organizada en estado. Ello, además, fue expresamente señalado por este pensador heleno al haber añadido seguidamente la expresión: ὥ ἐ ῖ ἄ σπερ ν το ς λλοις, κα ν τούτοις κάλλιστ … ὶ ἐ ᾽(Arist. Pol. 1, 2, 1252a, 1) (de igual modo que en los otros casos, en estas excelentísimas cosas…), con la que se estaba refiriendo a los asuntos de la πóλις, de los que trataba no solamente en las líneas inmediatamente anteriores, sino también a lo largo de toda la obra. Cabe señalar, además, a título de ejemplo, que Aristóteles procede de similar manera -haciendo uso de la éndoxa- en su Metafísica donde se remonta hasta el origen del tema que va a tratar en ésta, al respecto véase Metaph., 983a, 25 y ss. Este proceder no fue único del Estagirita en el mundo antiguo, por cuanto también se lo puede conseguir en otros prestigiosos pensadores, como el caso del romano
Cicerón. Al respecto, véase Cic., nat. deor., 1, 13

8 Véase al respecto Arist., Metaph., 1017a, 9 y ss; 1025a, 14 y ss.
9 Véase Arist., Metaph., 1024b, 4.

10 Arist., Pol., 1, 1, 1252a, 3. …de igual modo que en los otros casos, fuerza dividir lo compuesto hasta (sus partes)simples -estas cosas pequeñas son parte del todo- y de este modo siendo formada la ciudad-estado…

11 Véase al respecto la teoría de la sociedad implantada de Germán Carrera Damas -véase a simple título de ejemplo, Carreras Damas, G.: Sobre la responsabilidad social del historiador. Discurso de incorporación como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia. Academia Nacional de la Historia, Caracas, s/f. p. 21; así como También, Ríos de Hernández, J., Ferrigni, Y., Beroes Pérez, M., Fierro, L., y Carvallo, G.: Formación histórico-social de América Latina. Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1982- y las ideas expresadas por José Manuel Briceño Guerrero en su obra El laberinto de los tres minotauros -2da. ed. Monte Ávila, Caracas, 2007-.

12 Lo mismo sucede con muchos otros aspectos de la cultura venezolana, cuyas raíces es necesario ubicar en el Próximo Oriente Antiguo y en el mundo clásico grecorromano.
13 Arist., Pol., 1, 2, 1; 1252a.

14 Con estas palabras se quiere enfatizar la importancia del papel de los historiadores en la elaboración de un nuevo proyecto de país al aplicar la recomendación de Aristóteles anteriormente mencionada, lo cual no excluye -por supuesto- la participación de expertos en otras ramas del saber, cuyo aporte intelectual es no solamente valioso sino también esencial e imprescidible en la labor señalada.

15 Ejemplos de la aplicación de tal método son las siguientes publicaciones: Ober, J.: “Comparing democracies. A spatial method with application to ancient Athens”. Princeton/Stanford Working Papers in Classics. Stanford University, 2009; Ober, J.: “Classical Athenian Democracy and Democracy Today: Culture, Knowledge, Power”. Proceedings of the British Academy, 122, 2004, 145–161; y Papanikos, G.: Democracy in Ancient Athens and in the Contemporary World.Opening speech at the 4th. Annual International Conference on Humanities & Arts in a Global World. S/E, Athens,2017. Sin embargo, existen discusiones acerca de si al considerar diferentes los contextos históricos, puedan posteriormente utilizarse válidamente las comparaciones -sobre el muy similar asunto de las analogías en arqueología,véase: Johnson, M.: Teoría arqueológica… p. 84 y ss.-

16 Al respecto véase Fuenmayor, R.: Interpretando organizaciones. Una teoría sistémico-interpretativa de organizaciones. Universidad de Los Andes, Mérida, 2001 -cabe señalar que la mención de esta idea de Fuenmayor no significa que en las presentes páginas se aplique la sistemología interpretativa como metodología-. Sobre la importancia del contexto histórico puede consultarse también el siguiente artículo que establece la vinculación entre éste y la investigación arqueológica: Yelo Templado, A.: “Arqueología y contexto histórico”. Anales de Prehistoria y Arqueología, 5-6, 1989-1990, 9-13. p. 9.

17 Cabe señalar que Atenas se valió de su poder para expandir el gobierno democrático a otras πóλεις (ciudades-estados) de la antigua Grecia, en tal sentido se ha pronunciado Galpin afirmando: “To understand the significance of koinonia for the democracy, though, one must examine it in the context of the Athenians’ perception of their own freedom.Freedom provided not just the basis for pride in the democracy, but also a justification for the domination of other peoples” -Galpin, T. J.: “The Democratic Roots of Athenian Imperialism in the Fifth Century B.C.”. The Classical Journal, 79, 2, 1983-1984, 100-109. p. 102-. Además, algunos historiadores también han afirmado su existencia en la ciudad del Tíber, al punto que desde el mismo siglo XIX el afamado maestro Theodor Mommsen habló de la democracia romana, ejemplo de ello son sus siguientes palabras, extraídas de la versión italiana de su imponente Historia Romana: “E le concessioni non derivarono gia dall’insistenza della democrazia, ma piuttosto dai tentativi di mediazione dell’aristocrazia moderata” -Mommsen, T.: Storia di Roma antica. V/1. La fonzione della monarchia militares dalla morte di Silla al passaggio del Rubicone. Sansoni, Florencia, 1973. p. 671-. Esta visión de Mommsen se ha mantenido hasta inicios del siglo XXI inclusive, al punto que Tangian -en el año 2008- sostuvo que en Roma, luego
de haber sido utilizada la democracia de manera conjunta con expresiones del poder hereditario y oligárquico, fue
abandonada de manera gradual, circunstancia esta en la cual la religión cristiana desempeñó un papel de importancia;sin embargo, como este mismo estudioso informa, la democracia sería nuevamente encontrada en las repúblicas italianas de la Edad Media, mezclada con elementos del poder monárquico y oligárquico -Tangian, A.: “A mathematical model of Athenian democracy”. Social Choice and Welfare, 31, 4, 2008, 537-572. p. 538-. Igualmente, la influencia de la tradición política griega también puede encontrarse en el pensamiento de los hombres europeos entre los siglos XV y XVIII, tal como ha demostrado Nelson -este investigador ha bautizado uno de los capítulos de su obra con el sugerente título de Greek nonsense in More’s Utopia, mientras en otros trata, por ejemplo, de las repúblicas griegas de Montesquieu; Nelson, E.: The greek tradition in republican thought. Cambridge University Press, Nueva York, 2004- y reconocido expresamente Ober, sin embargo, este último agrega que no sería “…until the 19th century that Athens and its democracy were taken as a positive model by political thinkers” -Ober, J.: “What the Ancient Greeks Can Tell Us About Democracy”. Princeton/Stanford Working Papers in Classics. Stanford University, 2007. p. 4, también publicado en The Annual Review of Political Science, 2008, 11, 67–91. p. 69-. Demostrativas también de la presencia de la democracia en pluralidad de pueblos en diversos momentos históricos, son las siguientes palabras de Kyriazis y Metaxas: “Democratization came in many historical cases through revolutions and not through a willingness of the ruling elites to give away some of their power and prerogatives. This happened for example in ancient Athens in 510-507 BC, in England with the somewhat blurred Glorious Revolution of 1689, that introduced permanent Parliament sessions and in France in 1789. Also, the theory of credible commitment has some difficulty in accommodating the emergence of democracy in new states after a successful war of independence against foreign rule, such as the American Revolution of 1775-1784, the Greek revolt against Ottoman rule in 1821, or the Latin American revolution against Spanish rule in the 1820’s. Regimes may have tried to undertake reforms, which may not have been credible,bringing about revolution. If we accept de Tocqueville (1856, 1967), the French “Ancien Regime” of Louis XVI tried to do this, but the reforms undertaken were not credible, leading to the revolution of 1789” -Kyriazis, N., y Metaxas, Th.:The emergence of democracy: a behavioural perspective. University of Thessaly, Volos, 2013. p. 2-.

18 Ello ya ocurrió en la antigua Grecia así en ésta, a lo largo del tiempo, la democracia cambiaba su sentido en la medida que el contexto en el cual se encontraba inserta también experimentaba cambios. Ello puede apreciarse en las siguientes palabras de Ober: “…my own position on the question of the difference between the conceptions of legitimate authority and institutional practice of  Democracy in the ages of Cleisthenes and democracy in the age of Lycurgus” -Ober, J.: Comparing democracies… p. 6-.

19 Acerca del movimiento y sus tipos en el pensamiento aristotélico, véase por ejemplo: Metaph., 1065b, 10 y ss; 1067b, 1 y ss.

20 Al respecto, Durant expresa: “Al buscar los elementos unificadores de la civilización de todas estas diseminadas ciudades griegas, descubrimos sustancialmente cinco: un idioma común, con dialectos locales; una vida intelectual
común, en la que tan sólo las más destacadas figuras de la Literatura, la filosofía y la ciencia son conocidas mucho más allá de sus fronteras políticas; una gran pasión por el deporte, que halla su expresión en los juegos, ya sean los privativos de cada ciudad, ya los celebrados por grupos de ciudades; un gran amor por la belleza, que se manifestaba en formas artísticas comunes a todas las colectividades griegas; y una fe y un culto religiosos en parte también comunes”-Durant, W.: La Vida de Grecia. Tomo I. 4ta ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1960. p. 267-. De una manera muy similar también se ha pronunciado Cohen, quien ha aludido a “…lo que los unía, la comunidad de su lengua, de su poesía, de su religión, de su arte, de sus fiestas…” -Cohen, R.: Atenas, una democracia. Desde su nacimiento a su muerte. Aymá, Barcelona, 1961. p. 55-.

21 Esta religión pública, “…cuyo modelo más alto se da en Homero”, coexistía con una religión de los misterios. Bravo, F.: “Los filósofos griegos…” p. 11.

22 Durant señala tales dialéctos utilizando para ello los siguientes términos: “…Aunque la lengua griega se diversificaba en los dialéctos eólico, dórico, jónico y ático…” -Durant, W.: La Vida de… p. 309-. En sentido muy similar García Ramón ha manifestado: “El desciframiento del micénico ha permitido abordar con criterios nuevos las relaciones entre el jonicoático, el arcadio- chipriota y los dialectos del grupo eolio; en cambio, los dialectos llamados «dorios y del NW»…” -García Ramón, J. L.: “En torno a los dialectos griegos occidentales (A propósito de un reciente libro de A. Bartonek)”. Cuadernos de Filología Clásica, 9, 1975, 53-77. p. 53-. Sobre los dialectos griegos véase además: Chadwick, J.: “The prehistory of the greek language”. Cambridge Ancient History, 2, 39, 1963, 805-819 –de esta publicación existe la siguiente reseña: Michel, L.: “John Chadwick, The prehistory of the Greek language (Cambridge Ancient History, vol. II, ch. XXXIX), 1963”. Revue des Études Anciennes, 65, 1963, 3-4 -; Coleman, R.: “The Dialect Geography of Ancient Greece”. Transactions of the Philological Society, 1963, 58-126; López Eire, A.: “Sobre el estilo formular de las inscripciones griegas y su importancia para el conocimiento de los dialectos griegos”. Zephyrus, 41, 1988, 405-418; López Eire, A.: “Historia del Ático a través de sus inscripciones I”. Zephyrvs, 47, 1994, 157-188; Rodríguez Adrados, F.: A history of the greek language. From its origins to the present. Francisca Rojas del Canto (trad.) Brill, Danvers, 2005; Wyatt, W. F. Jr.: “The Prehistory of the Greek Dialects». Transactions and Proceedings of the American Philological Association, 101, 1970, 557-632.
23 Véase: Pl., Cra., 440 a; Banq., 210 e; 211 a-c; Phd., 78d-e; 79a; y R., 476a-480a. Como las presentes páginas centran su atención en la visión de Aristóteles, conviene señalar que éste trata acerca de la Teoría de las Ideas o Teoría de las Formas de Platón en Metaph., 987a 29 y ss.; 990b 1 y ss.

24 Ello también ha sido producto de otros factores como la tendencia a establecer generalizaciones creyendo que ello responde a una exigencia del quehacer histórico como ciencia. Al respecto cabe señalar que, si bien las Generalizaciones son válidas -por lo que deben ser tomadas en cuenta-, ello no implica ignorar las particularidades significativas presentes en los diversos pueblos que han existido a lo largo de la historia, las cuales muchas veces han tenido un carácter determinante.

25 Ejemplos son los casos de Atenas y Esparta, ya que -a simple título de ejemplo- en la primera existieron órganos políticos como el Areópago y el Consejo de los Cuatrocientos, y magistrados como los arcontes (véase al respecto la Constitución de los Atenienses, obra esta de Aristóteles que a lo largo de las líneas que la componen posee frecuentes referencias a tales órganos políticos, entre ellas, al Areópago en Ath. Pol., 3,6; al Consejo de los Cuatrocientos en Ath.Pol., 8,4 y a los arcontes en Ath. Pol., 3, 2 y ss.), quienes fueron desconocidos en Esparta, la cual fue regida por una diarquía -dos reyes-, una gerousía, seis éforos, entre otros órganos gubernamentales, quienes se encontraban contenidos en la constitución atribuida a Licurgo, conocida como Retra (véase al respecto Plu., Lyc., 5 y ss.); tal vínculo entre este complejo normativo y aquel personaje semi-legendario ha sido señalada expresamente por Fornis, quien ha manifestado: “La Gran Retra aparece indisolublemente unida al mítico personaje de Licurgo…” -Fornis, C.: Esparta. Historia, sociedad y cultura de un mito historiográfico. Crítica, Barcelona, 2002. p. 36-.

26 Por supuesto, el hecho de que deban ser reconocidas las particularidades propias -en este caso, de Atenas-, no significa que se deba centrar la atención exclusivamente en éstas y, por tanto, sean obviados los elementos generales del contexto griego; dicho en otras palabras, debe asumirse una posición intermedia, a manera de genus tertium aristotélico, en el que tengan cabida tanto los elementos generales de la Hélade -los cuales permitirán una visión global o de conjunto del mundo griego- como los particulares de Atenas.

27 Al respecto afirman Kappraff y McClain: “The Parthenon was built between 447 and 438 B.C. at the height of Athenian power under Pericles” – Kappraff, J., y McClain, E.: “The System of Proportions of the Parthenon: A Work of Musically Inspired Architecture”. Music in Art, 30, 1/2, 2005, 5-16. p. 5-. Opinión similar también manifiesta Ratté quien ha escrito: “The public figure most closely associated in later accounts with the reconstruction of the acropolis was Pericles” -Ratté, Ch.: “Athens: Recreating the Parthenon”. The Classical World, 97, 1, 2003, 41-55. p. 45-. Otros investigadores, por su lado, solamente informan la época en que se llevó a cabo la reconstrucción de Atenas -en cuyo contexto fue levantado el Partenón-, durante la cual Pericles ejercía gran influencia en las decisiones públicas atenienses, en tal sentido Asparren Giménez ha escrito: “Sólo a mediados de siglo se inició la reconstrucción de Atenas” -Asparren Giménez, L.: La polis en el teatro de Esquilo: una interpretación. Monte Ávila Latinoamericana. Caracas,
1991. p. 49-.

28 Visiones contemporáneas vinculan el imperialismo ateniense y los partidos democráticos en Atenas, ejemplo de ello es Perlman, quien expresa: “Discussion of Athenian imperialist policy generally also touches on the problem of connection between external policy and the composition and ideology of the political parties within the state. Though the composition of the political parties and the inner circulation of their leadership have recently been reconsidered, it seems that there is still a widespread tendency to attribute extreme imperialistic policy to extreme democratic parties and a moderate foreign policy or opposition to imperialistic expansion to moderate or antidemocratic political parties” -Perlman, S.: “Athenian Democracy and the Revival of Imperialistic Expansion at the Beginning of the Fourth Century B.C.”. Classical Philology, 63, 4, 1968, 257-267. p. 257-. Sobre el particular también ha manifestado Park: “…Thucydides demonstrates the unique way by which Athens combined empire and democracy. He first explains how wars in the land of the Greeks were gradually interconnected with the concept of freedom (eleutheria), which in turn related to empire arche)…. To understand the process by which the Athenian democratic empire was born, it is useful to explore the Athenians’ specific conceptions of freedom and empire” -Park, S.: “Thucydides on the Fate of the Democratic Empire”. Journal of International and Area Studies, 15, 1, 2008, 93-109. p. 95-.

29 Para ello, tales estudiosos se han basado en gran medida en Arist., Ath. Pol., 41,1 y ss. En tal sentido, Ligon McWhorter ha manifestado que la “…primitive Indo-European political organization consisted of King, Council, and Assembly. From this in the Hellenic world gradually evolved four general forms of government: monarchy, oligarchy, democracy, and tyranny” -Ligon McWhorter, R.: “The Athenian Democracy”. The Georgia Review, 5, 3, 1951, 290-299. p. 290-. De manera similar Cohen ha escrito: “Atenas… fue primero gobernada por una realeza; después cayó bajo la dependencia de la aristocracia” -Cohen, R.: Atenas, una democracia…p. 25-. También los historiadores han prestado atención a otros momentos de la evolución política ateniense, en el caso de Rhodes, éste ha centrado su atención -en algunas de sus investigaciones- en la democracia ateniense de fines del siglo V a.C., y de la centuria siguiente; al respecto ha expresado: “The result has been a tendency to assume that the Athenian democracy had reached its telos, its perfected form, when it was restored after the rule of the Thirty, and that there after it remained the same-growing old and tired perhaps, but not undergoing any serious changes-until it was suppressed by Antipater in 321, after the Lamian War. In fact there were a good many changes in the machinery of state during this period, and in this paper I propose to examine these changes…” -Rhodes, P. J.: “Athenian Democracy after 403 B.C.”. The Classical Journal, 75, 4, 1980, 305-323. p. 305-. En otra de sus producciones intelectuales, el mismo Rhodes ha enfatizado otro aspecto, esta vez el culto a la democracia en Atenas durante el siglo IV a.C.: “The cult of Demokratia was instituted perhaps at the restoration in 403, perhaps earlier than that but it is particularly in the 330 s that we find direct evidence of it. The relief ʼon the stele carrying the anti-tyranny law of 337/6 has been identified as Demos crowned by Demokratia, a statue of Demokratia was set up by the council in 333/2, and the generals sacrificed to Demokratia in 332/1 and 331/0. This was a decade in which there was a great deal of visible attachment to democracy, but with the renewed interest in Theseus and Demosthenes identification of democracy with external freedom there must have been increasing uncertainty as to ʼprecisely what democracy was” -Rhodes, P.J.: “Appeals to the past in classical Athens”. Herman, G. (ed.) Stability and crisis in the Athenian democracy: Proceedings of a Conference in Jerusalem, 2009, in memory of A. Fuks. Steiner, Stuttgart, 2011, 13-30. p. 28-. Por último, cabe señalar una interesante valoración general de la democracia en Grecia que ha emitido Ligon McWhorter, quien ha utilizado para ello los siguientes términos: “Democracy, the rule of Demos, or the people, had in ancient Greece many successes and many reverses. Some of the Ionian states experimented early with this form, and after the defeat of Sparta by Thebes in 371 B. C. many of the Dorian oligarchies gave way to democracies. Popular government, however, prevailed successfully only at Athens…” -Ligon McWhorter, R.: “The Athenian…” p. 291-.

30 Sobre el particular, Forsdyke -de la University of California- ha manifestado: “By the seventh century, the poleis of Archaic Greece were ruled by coalitions of aristocrats” -Forsdyke, S.: “Exile, Ostracism and the Athenian Democracy”. Classical Antiquity, 19, 2, 2000, 232-263. p. 234-.

31 Cabe señalar que esta opinión se aparta de la visión aristotélica. También debe ser indicado que el paso a un gobierno democrático no significó la completa superación de los valores aristocráticos, lo cual ha sido tema de atención por parte de los estudiosos contemporáneos, tal como ha sido señalado por Forsdyke, quien sobre el particular ha manifestado:“The persistence of the terminology of aristocratic values under the Athenian democracy has received much attention and elucidation by scholars over the past half century. A central question in the discussion has been whether the use of these terms reflects the continued importance of aristocratic values under the democracy. The consensus appears to bethat although the language of aristocratic culture persisted, it was put to new uses under the changed political conditions of the Athenian democracy. Thus, for example, traditional aristocratic virtues… were now related to service to and honor from the democracy, and not in born qualities of a wealth and birth elite” -Forsdyke, S.: “From Aristocratic to
Democratic Ideology and Back Again: The Thrasybulus Anecdote in Herodotus’ Histories and Aristotle’s Politics”. Classical Philology, 94, 4, 1999. 361-372. p. 361-, e inmediatamente expresa este autor: “In this paper, I argue that the Thrasybulus anecdote in Herodotus’ Histories (5.92.e.2-h. 1) provides an ideal ground for observing the adaptation of aristocratic values to the conditions of the Athenian democracy. I shall argue that the Thrasybulus anecdote derives from an aristocratic oral tradition of the Archaic period, yet shows the influence of Athenian democratic ideology of Herodotus’ own time” -Idem.-. A pesar de ello, los tiempos democráticos de la quinta centuria antes de Cristo no fueron favorables para la aristocracia, valoración esta de Goušchin quien ha sostenido que: “Nevertheless the situation of fifth-century Athens was not favourable for the aristocracy. The supposed numerical reduction of the nobility owing to frequent wars and military conflicts (more or less perceptible) could have been an acute problem as well” -Goušchin, V.: “Democracy and aristocracy in ancient Athens: deformation or adaptation”. National Research University, Higher School of Economics, Moscú, 2015. p. 16-. De manera similar, Winspear y Minar se han referido a la oligarquía, al sostener que durante el siglo V a.C., “…landed families remained a constant threat to the ascendancy of «democratic» leaders. Oligarchy was never eliminated as one term of the historical process” -Winspear, A. D., Minar, E. L., Jr.: “Athenian Democracy: Further Comments”. Science & Society, 7, 2, 1943, 168-174. p. 168-.

32 Tal reforma, ocurrida en el 508-507 a.C., ha sido considerada por pluralidad de estudiosos como el momento en que se estableció la democracia en Atenas, entre ellos se puede mencionar el caso de Tridimas, de la University of Ulster -Tridimas, G.: “War, disenfranchisement and the fall of the ancient Athenian democracy”. European Journal of Political Economy, 38, 2015, 102-117. p. 5-; y de Grofman -de la University of California, Irvine-, quien ha manifestado que “…1992-93 is the 2500th anniversary of the birth of democracy. It was in 508-507 B.C., that the reforms of Cleisthenes took place in Athens” -Grofman, B.: “Lessons of Athenian Democracy: Editor’s introduction”. Political Science and Politics, 26, 3, 1993, 471-474. p. 471-. Tal opinión también ha sido recordada por Hampus Lyttkens y Gerding, quienes han afirmado: “Kleisthenes reformed the constitution in 508/7 and many argue that these reforms represented the birth of Athenian democracy…” -Hampus Lyttkens, C., y Gerding, H.: Understanding the Politics of Perikles Around 450 BC. The Benefits of an Economic Perspective. Lund University, Lund, 2015. p. 3-. Por su parte, Potts -en su tesis doctoral defendida en la Cardiff University- refiere algunas opiniones vertidas por estudiosos sobre el origen de la democracia en Atenas: “For Ober, the reforms of Kliesthenes, and more importantly the actions of the demos itself in restoring them in the face of Spartan occupation in 508/7 BC, defined the beginnings of democracy. For Raaflaub, recently followed by van Wees, the policies of Ephialtes and Pericles from 462 BC, and particularly the introduction of pay for political service in the 450s BC was the stage at which “recognized the right of the ‘working’ classes to play a role in politics beyond attending assemblies and law courts” -Potts, S.: The Athenian Navy. An investigation into the operations, politics and ideology of the Athenian fleet between 480 and 322 BC. Tesis Doctoral, Cardiff University, 2008. p. 106-. Por último, cabe señalar que algunos historiadores han remarcado la importancia de la reforma de Clístenes considerándola una revolución, tal es el caso de Cammack, quien en su tesis doctoral defendida en la Harvard University, de manera clara, breve y concisa ha escrito: “From the revolution of Kleisthenes in 510”
-Cammack, D. L.: Rethinking Athenian Democracy. Tesis Doctoral. Harvard University, Cambridge, 2013. p. 14-.
33 Al respecto, ha expresado Cary: “Of the various Athenian experiments in constitution-making the most interesting was the series of democratic reforms by Pericles (c. 450 b.c.), which served in turn as a model to many other Greek states. The constitution of Pericles has therefore come to be regarded as the type par excellence of Greek democracy”-Cary, M.: “Athenian democracy”. History, New series, 12, 47, 1927, 206-214. p. 206-; e igualmente: “Pericles’ constitution is usually regarded as the type of advanced democracy” -Idem-. Por su parte, Vlastos recuerda que historiadores del siglo IV, Aristóteles entre ellos, no tienen dificultad en creer que la reforma radical por la cual Pericles cambió el curso de la historia ateniense había sido puesto en su cabeza por un sofista que le había enseñado música -Vlastos, G.: “The Historical Socrates and Athenian Democracy”. Political Theory, 11, 4, 1983, 495-516. p. 496-. A pesar de la importancia de la obra de Pericles, Pearson ha emitido el siguiente juicio -muy interesante, por cierto- sobre este personaje íntimamente vinculado a la democracia ateniense: “The case of Pericles has been taken first because he is the least typical of Athenian democracy” -Pearson, L.: “Party Politics and Free Speech in Democratic Athens”. Greece &Rome, 7, 19, 1937, 41-50. p. 43-.

34 Un balance breve y preciso acerca de las principales opiniones sobre el tema puede ser encontrado en la ya mencionada tesis doctoral de Potts, S.: The Athenian Navy. An investigation… p. 106. El tema ha sido debatido desde hace décadas, en cuyo seno ha habido preponderancia de la tendencia a negar a Solón participación en los comienzos de la democracia ateniense, en tal sentido Forrest manifestó: “…los historiadores modernos que rechazan su testimonio se basan en argumentos apriorísticos; a saber, que la idea era excesivamente avanzada para Solón, a quien no se le pudo haber ocurrido algo tan “democrático” en principio como un consejo del tipo de los del siglo V…” -Forrest, W. G.: La democracia griega. Trayectoria política del 800 al 400 a. de J. C. Guadarrama, Madrid, 1966. p. 166-. Unas páginas más adelante, el mismo historiador ha expresado: “Solón no era primordialmente un demócrata, ni siquiera un demócrata moderado o un oligarca, sino un constitucionalista, y en toda su obra puede percibirse el propósito de convertir a los atenienses a este modo de pensar” -Íbid. p. 175-. Otros investigadores se han pronunciado sobre el tema asumiendo, por supuesto, variadas posiciones, entre ellos pueden ser mencionados: Benéitez, B.: “La ciudadanía de la democracia ateniense”. Foro Interno, 2005, 5, 37-58. p. 38; Cohen, R.: Atenas, una democracia…, pp. 33 y 49; Grofman, B.: “Lessons of Athenian Democracy…”, p. 471; Hampus Lyttkens, C., y Gerding, H.: Understanding the Politics of Perikles…, p. 3; Leach, A.: “The Athenian Democracy in the Light of Greek Literature”. The American Journal of Philology, 21, 4, 1900, 361-377. p. 363; Momrak, K.: The Origins of Democracy – Political Developments in Greece ca. 1150 – 462/1 BCE as compared with the structures of Ancient Near Eastern Polities. Universitetet i Oslo, Oslo, 2004. p. 11; Ober, J.: What the Ancient Greeks… p. 7; Penchaszadeh, A. P.: “El legado griego. Democracia,justicia y anarquía: ¿razones de un amor o genealogía de un odio?”. Anacronismo e irrupción: Justicia en la Teoría Política Clásica y Moderna, 1, 1, 2011-2012, 66-82. p. 68.; Plácido, D.: La sociedad ateniense. La evolución social en Atenas durante la guerra del Peloponeso. Crítica, Barcelona, 1997. p. 12; Pritchard, D. M.: War, Democracy and Culture in Classical Athens. Cambridge University Press, Cambridge, 2010, p. 1 (See http:// espace.library.uq.edu.au//view/UQ:185408)-; Shannon Sagstetter, K.: Solon of Athens: The Man, the Myth, the Tyrant?. Tesis Doctoral. University of Pennsylvania, 2013. p. 76; Sickinger, J.: “Literacy, Documents, and Archives in the Ancient Athenian Democracy”. The American Archivist, 62, 2, 1999, 229-246. p. 230; Stockwell, S.: “Before Athens: Early Popular Government in Phoenician and Greek City States”. Geopolitics, History, and International Relations, 2, 2, 2010, 123–135, p. 125; Tridimas, G.: “War, disenfranchisement and the fall…” ; Raaflaub, K.: “Archaic and Classical Greek Reflections on Politics and Government”. Beck, H. (ed.) A Companion to ancient Greek Government. Wiley-Blackwell, Malden & Oxford, 2013, 73-92. p. 74; Rhodes, P. J.: “Nothing to do with democracy: athenian drama and the polis”. Journal of Hellenic Studies, 123, 2003, 104-119. p. 105.

35 Aristóteles dedica la primera parte de esta obra a realizar tal recorrido. Cabe señalar que las primeras líneas del texto conservado comienzan relatando la obra de Cilón.
36 Arist., Pol., 3, 15; 1286b, 11-13.
37 Arist., Pol., 2, 12, 1273b, 2.
38 Arist., Ath. Pol., 9, 1.

39 Etapa esta de la historia griega que comprende desde el siglo VIII hasta el VI a.C., ambos inclusive.
40 Véase al respecto Ath. Pol., 41, 2.

41 Durant se refiere tácitamente al sinecismo cuando expresa: “…la ciudad-estado no era sino la comunidad aldeana en un estadio superior de fusión o progreso…” -Durant, W.: La Vida de… p. 308-. También Plácido se ha referido alsinecismo, pero sin definirlo -Plácido, D.: La sociedad ateniense… p. 21-.

42 Arist., Pol., 1, 2, 1252b, 8. La unión de las mayores aldeas es la ciudad-estado perfecta. Cabe señalar, respecto deltérmino κοινωνία que -según Nava Contreras- éste podría equipararse al término societas, además, “…aparece en los escritos de Platón significando las “relaciones mutuas entre los hombres”, la “comunidad humana” -Nava Contreras,M.: Estudios sobre pensamiento antiguo. Universidad de Los Andes, Mérida, 2007. p. 41-. Por otro lado, Galpin lo ha asociado con valores de la democracias ateniense, en tal sentido manifiesta que: “Although’ the primary values of Athenian democracy, isegoria, isonomia, and koinonia all imply political freedom and equality before the law, the Athenians willingly acquired an empire in which the subjects faced both limited political freedom and inequality before the law” -Galpin, T. J.: “The Democratic Roots of Athenian Imperialism…”, p. 100-.

43 Por otra parte, cabe señalar que Forsdyke defiende la idea según la cual la importancia de la asociación entre democracia y fuerza cívica en la ideología democrática ateniense puede ser apreciada en las narraciones sobre historia temprana de la ciudad-estado del Ática efectuadas por Heródoto -Forsdyke, S.: “Athenian Democratic Ideology and Herodotus’ «Histories». The American Journal of Philology, 122, 3, 2001, 329-358. p. 354-. De una manera todavía más clara se han pronunciado otros estudiosos de la materia, entre ellos puede ser mencionado Galpin, quien de manera concisa ha expresado que “…the demos supported the democracy” -Galpin, T. J.: “The Democratic Roots of Athenian Imperialism…”, p. 102-; esta visión fue sostenida, años más tarde, por Nakategawa, quien ha utilizado los siguientes términos para expresar tal idea: “Most historians now recognize… that Athenian naval supremacy and democracy were symbiotically interdependent” -Nakategawa, Y.: “Athenian Democracy and the Concept of Justice in Pseudo-Xenophon’s «Athenaion Politeia». Hermes, 123. 1, 1995, 28-46. p. 30-31-. Tridimas -de la University of Ulsterofrece, como caso concreto, demostrativo de tal vinculación, a los sucesos ocurridos con motivo de la guerra de Peloponeso: “Four months later, in 410, democracy was reinstated by the navy after the latter vanquished the Spartan fleet in Cyzicus” -Tridimas, G.: “War, disenfranchisement and the fall…”, p. 4-. Ahora bien, la vinculación entre los sectores más bajos de la población ateniense y el régimen democrático de la πóλις del Ática puede ser observado muy claramente en las siguientes palabras de Bertosa: “The fourth class, the thetes, who comprised a majority of the population, served as light-armed troops (peltasts) or, more often, as rowers with the fleet” -Bertosa, B.: “The Supply of Hoplite Equipment by the Athenian State down to the Lamian War”. The Journal of Military History, 67, 2, 2003, 361-379. p. 362-. Sin embargo, hay voces que defienden la visión contraria, siendo ejemplo de ello el caso de Potts, quien antes de exponer su argumento, señala -con sus propias palabras- la idea básica expuesta anteriormente: “…a view that has been commonly held in both ancient and modem commentaries on classical Athenian democracy; that the thetes, Athenian citizens of the lowest property class, controlled democratic politics, and that this superiority was caused both practically and ideologically by their contribution to Athens’ trireme fleet, seen as the basis of the city’s security and power” -Potts, S.: The Athenian Navy… p. 105-; posteriormente, expone su criterio sobre el tema, diciendo: “…the two central facts of fifth-century Athens, thalassocracy and radical democracy, are not causally linked. Whatever date we choose to place the decisive stage in the development of Athenian democracy, none really fits with the establishment of Athens’ thalassocracy. The association of the democracy and the thalassocracy is an ideological construct, one that… attempted to retrospectively justify the democracy by an appeal to the naval role of the poorer citizens. The navy was a cosmopolitan institution, and the thetes were only a part, and probably a clear minority, of the total crew of triremes. More importantly in terms of this discussion, the thetes were not defined solely by their role in the navy, and to equate them with trireme crews is misleading; not least because many thetes were hoplites… the contribution of the thete class to the hoplite army was significant, perhaps over half of the field army on occasions. In terms of Cartledge’s “specific gravity” of fighters, the number of thetes who served as hoplites was probably greater than the number of professional citizen sailors. At a low point of the Athenian population, 411 BC, there were probably 9,000 hoplites in the city of Athens… I estimated, very approximately, that the maximum size of the “naval mob” in the fifth-century hey-day of the navy as being 3-4,000; in other words, at its lowest point, the likely number of thetic hoplites in the fifth century exceeded the highest likely peak size of the “naval mob” -Íbid., p. 107-108-.
44 Apollod, 3, 14, 1.

45 Véase: Arist., Pol., 1, 3, 1253b, 1; 1, 3, 1253b, 3; 1, 4, 1253b, 1; 1, 4, 1254a, 5; 1, 5, 1254a, 1 y ss.; 1, 6, 1255a, 1 y ss.; 1, 7, 1255b, 1 y ss.; 1, 13, 1260a, 12 y ss.; EN, 1160b, 28; 1161b, 1. A pesar de ser un grupo sin derechos, los esclavos constituyeron un sector social importante en la economía ateniense, razón por la cual Webb afirma: “…the democracy of fifth century Athens was dependent on slave labour” -Webb, C.: “The economic basis of fifth century athenian democracy”. A Journal of Social and Political Theory, 13, 1959, 11-14. p. 12-. Otro estudioso que ha centrado su atención en el tema de la esclavitud en el mundo heleno es Leach, quien ha manifestado que: “While, then, economic conditions were somewhat affected by slavery, in general there seems little difference between slaves as we find them at Athens, mildly treated and with the hope of freedom before them, and a large class of our own laborers, who are ignorant foreigners without any interest in our country beyond the gaining a mere livelihood. Moreover, one can hardly call a people a slave-holding aristocracy when three obols a day (about nine cents) was sufficient inducement to make them take active part in the duties of a citizen” -Leach, A.: “The Athenian Democracy in the Light of…”, p. 362-. Por su parte, Herman utiliza el método comparativo con la finalidad de delinear mejor la naturaleza de la esclavitud en Grecia, en tal sentido opina: “Unlike the slaves in the West Indies and the American mainland in modern times, who were employed predominantly as forced labourers in plantation agriculture, the slaves in ancient Greece were employed in a wide variety of economic activities, only a small number of which were as demanding as forced labour” -Herman, G.: “The problem of moral judgment in modern historical writing on ancient Greece”. Herman, G (ed.) Stability and Crisisin the Athenian Democracy. Steiner Verlag, Stuttgart, 2011, 45- 66. p. 57-. Reconocimiento de la esclavitud en estos lejanos tiempos han efectuado pluralidad de otros estudiosos, entre los cuales pueden ser mencionados: Cammack, D.L.: Rethinking Athenian Democracy, p. 12; Ober, J. “Public Speech and the Power of the People in Democratic Athens”. Political Science and Politics, 26, 3, 1993, 481-486. p. 481; Wallace, R.: “Integrating Athens, 463–431 BC”. Herman, G (ed.) Stability and Crisis in the Athenian Democracy. Steiner Verlag, Stuttgart, 2011, 31- 44. p. 31.

46 Circunstancia que debió ser bien conocida por Aristóteles por cuanto él mismo era un extranjero proveniente de Estagira, al norte de Grecia, en la Atenas del siglo IV a.C. Véase también: Ober, J.: “Public Speech and the Power…”, p. 481; Wallace, R.: “Integrating Athens…”, p. 31.

47 Aristóteles reconoce en varias partes de la Política y de la Ética a Nicómaco la subordinación de la mujer al poder del hombre, al respecto véase: Arist., Pol., 1, 12, 1259a, 1 y ss.; 1, 13, 1259b, 1; EN., 1160b, 32. También véase:Cammack, D.L.: Rethinking Athenian Democracy, p. 12; Ober, J. “Public Speech and the Power…” p. 481; Wallace, R.:“Integrating Athens…” p. 31. Sin embargo, ello no quiere decir que la situación de la mujer frente al hombre hubiese sido igual en todo el mundo griego, por cuanto en Esparta, si bien tampoco había igualdad, la mujer gozaba de una mejor posición que en Atenas.

48 Ello se desprende claramente de las siguientes palabras de Cartledge -del Clare College de Cambridge- junto a Goyder, quienes han manifestado sobre el particular: “As for the criteria of citizenship in the Athenian democracy, certainly they were exclusionary and exclusive…” -Cartledge, P., y Goyder, M.: “Athenian citizenship”. RSA Journal, 138, 5412, 1990, 814-815. p. 814-. Esta visión ha gozado de gran aceptación entre los estudiosos de la materia, en tal sentido Vlassopoulos afirma que: “Most modern works on Greek history accept a categorical distinction between different identities and statuses in classical Athens: there was a deep chasm between the male citizens’ club and those excluded: foreigners, slaves and women; and the identity of male citizen, slave, foreigner and woman was clear, well defined, easy to establish, immutable and unchallenged.’ Admittedly, this is not simply a modern construction: there are innumerable references in the ancient texts, which present this view of identity and make it a legitimate perspective for modern scholars to adopt” -Vlassopoulos, K.: “Free Spaces: Identity, Experience and Democracy in Classical Athens”. The Classical Quarterly, 57, 1, 2007, 33-52. p. 33-. Sin embargo, la visión personal de Vlassopoulos difiere de la imperante, por cuanto considera que “…the distinction between citizens, metics and slaves was often difficult to establish in Athens; that this was connected to the functions of Athenian democracy; that citizens, metics and slaves formed mixed and interacting cultures in collaboration and conflict; and that these interactions were created and enabled by what I will call free spaces” -Idem-. Tal idea es enfatizada nuevamente por este estudioso, unas páginas más adelante al decir: “…the interaction of citizens, slaves, metics and women in the free spaces created by the peculiar nature of Athenian democracy” -Íbid., p. 51-.

49 Al respecto afirma Alford, de la University of Maryland: “It is widely recognized that the male citizens of Athens
participated extensively in the governance of the city. However, it is usually the more dramatic participation of citizens in the assembly and law courts that is noted. Though the facts of male citizen participation in the more mundane task of administering the city are well known, thanks in large measure to the rediscovery of Aristotle’s Constitution of Athens, these facts are rarely put together in a systematic fashion. Doing so demonstrates that there was indeed universal male participation in the administration of the city” -Alford, C. F.: “The «Iron Law of Oligarchy» in the Athenian Polis . . . and Today”. Canadian Journal of Political Science / Revue canadienne de science politique, 18, 2, 1985, 295-312. p.299-. Este mismo criterio ha sido asumido también por Hampus Lyttkens y Gerding, quienes sobre el particular han expresado: “By the end of the fifth century, Athens was a direct male democracy” -Hampus Lyttkens, C., y Gerding, H.: Understanding the Politics of Perikles… p. 4-. La misma idea también se desprende de la siguiente afirmación efectuada por Lape: “The historical emergence of Athenian citizenship as both an institution and an ethos or identity has been well demonstrated by scholars in the last generation or so. Hoplite warfare, cultic practices, and the passage of laws defining the privileges and protections of all free male inhabitants of Attica have been seen as integral to the development of a robust conception of citizen identity” -Lape, S.: Race and Citizen Identity in the Classical Athenian Democracy. Cambridge University Press, New York, 2010. p. 5-

50 Arist., Pol., 3, 6, 1279a, 11. La polis es la unión o comunidad de los hombres libres.
51 Wallace, R.: “Integrating Athens…”, p. 31.

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