Chernóbil y la decadencia del socialismo soviético

Leonardo Osorio Bohórquez

 

La serie de HBO Chernóbil es una excelente producción que refleja la decadencia de un modelo de Estado totalitario como el soviético en la década de los 80. Se muestra por un lado cómo el burocratismo se apodera de la toma de decisiones de los asuntos más delicados, incluido los concernientes con la seguridad de toda una población.

 

Gente sin capacidad ni preparación profesional es la encargada de tomar todas las decisiones, hasta que la realidad los obliga a seguir líneas de acción impostergables. Ante el accidente ocurrido en el reactor nuclear en Chernóbil, la primera reacción del equipo técnico y de los miembros del partido político, es negarse a ver la gravedad de lo ocurrido.

 

Es la ficción en la que eternamente se acostumbró a vivir una sociedad y una burocracia estatal incapaz de aceptar lo grave de los problemas de su nación. Incluso los científicos que son consultados sobre la materia, son constantemente vilipendiados por advertir sobre la gravedad de la situación.

 

Es notorio el caso de una física nuclear experta en el tema, que alerta sobre las terribles consecuencias de la exposición a la radiación con uno de los políticos de la Unión Soviética. En una conversación clave, cuando la física explica sobre la necesidad de evacuar la ciudad, él burócrata se niega a hacerlo, porque él confía más en su opinión que en la suya.

 

Ella responde que es física nuclear, y el burócrata antes se dedicaba a vender zapatos. Ante tal afirmación, él responde: ‘’pero ahora yo estoy a cargo’’. Aunque los personajes puedan ser ficticios, fue una realidad el irrespeto a los profesionales que siempre ha mostrado el socialismo con su tan anhelada, pero injusta, igualdad social. Es la dicotomía permanente entre razón y “revolución”, la primera es ignorada en aras de mantener el poder de los revolucionarios.

 

Es por ello que lo menos importante como se demuestra en el caso de Chernóbil, es atender a los pobladores. Por tal razón, se niegan a evacuarlos con tal de aparentar normalidad. Lo fundamental es mantener la imagen de ser una potencia capaz de solucionar sus problemas.

 

Preocupa más la imagen dada a los aliados y enemigos, hasta el punto de pretender ocultar o negar el problema nuclear, que tomar soluciones efectivas como desalojar a las poblaciones aledañas las cuales son sacrificadas con tal de negar el problema y aparentar la contención de la crisis.

 

Incluso a los obreros que se les pide dar su vida para reparar el problema en el reactor nuclear, no se les garantiza un cuidado apropiado por parte del gobierno. Es la tesis constante del sacrifico, deben dar su vida por la Unión Soviética aunque el Estado no esté dispuesto a recompensar tales acciones.

 

Un Estado que no le importa la vida de sus ciudadanos es claramente reflejado a lo largo de la serie, es una representación muy fidedigna de lo que fue la Unión Soviética ya en una etapa cercana a su final, pero que desde sus inicios mostró un gran desprecio por la vida de su gente con tal de mantener la revolución.

 

Los científicos a cargo de arreglar y averiguar la causa del problema tienen que lidiar constantemente una batalla con los miembros del partido para lograr aplicar soluciones. El término camaradas, es comúnmente utilizado entre ellos, pero en realidad hay una relación desigual donde la cúpula gobernante se impone sobre la lógica y la razón representada por los científicos de la serie.

 

La vigilancia es constante hacia todos los encargados de dar respuesta a los problemas. Un Estado policial donde nadie está a salvo de su control, y toda la información relevante en torno a los problemas de la Unión Soviética deben permanecer en secreto a riesgo de ser encarcelados por los organismos de inteligencia. La negligencia en la instauración de las platas nucleares ignorada por la cúpula gobernante, solo podía ocasionar una tragedia.

 

Los burócratas fueron advertidos años atrás sobre los riesgos de los reactores nucleares en la Unión Soviética y las posibles fallas que podían representar. Tal estudio científico fue archivado por la KGB porque contenía información que ponía en duda la capacidad de potencia nuclear de los soviéticos.

 

Cuando finalmente se descubre la causa del por qué estalla el reactor nuclear, nuevamente se pide ocultar la información sobre la responsabilidad del gobierno soviético, prefieren simplemente atribuir la culpa a los funcionarios encargados de trabajar en la planta de Chernóbil.

 

La imagen internacional debe se siempre la de una nación poderosa. Cuando le encargan al físico soviético Valery Legazov dar una charla en Viena explicando lo acontecido, se le pide que oculte información relevante que pueda poner en entredicho la negligencia del gobierno soviético en atender las advertencias sobre los posibles problemas de sus plantas nucleares.

 

La amenaza siempre está presente hacia el físico en caso de querer exponer la verdad de lo sucedido, no solo hacia su persona sino a todos sus familiares y gente estimada por él. La intimidación y la manera de hacer política expresada por los burócratas fue una manera efectiva de ejercicio del poder para dominar a la población, pero no para brindar soluciones.

 

El caso de Chernóbil muestra una vez más cómo se intenta maquillar la realidad, vender una imagen interna y externa de normalidad y negar constantemente la ineficiencia del modelo socialista. Lo crudo de la serie evidencia la realidad sobre un hecho del que todavía se conoce muy poco precisamente porque los Estados de tipo totalitario buscan monopolizar el acceso a la información para ocultar sus crímenes.

 

La serie finaliza con una reflexión en torno al costo de las mentiras, estas pueden servir por un tiempo para ocultar una realidad incómoda, pero no resuelven los problemas y no duran para siempre. La Unión Soviética fue el reflejo de una ficción política, pensada para beneficio de las mayorías y vendida de esa forma al mundo, pero lo que hizo en realidad fue encubrir la constante miseria de una población sacrificada en nombre de una revolución que solo trajo bienestar para la cúpula gobernante.

 

La serie Chernóbil es acertada porque muestra un claro contraste entre la visión de los políticos que intentan negar y encubrir el problema, los científicos que tratan de resolver la situación pero igual son objeto de persecuciones, y la población en general desasistida ante un gobierno sin interés en proteger a sus ciudadanos. Tal conjugación de factores solo podía conducir a una catástrofe. Ese colapso no solo se expresó en lo ocurrido en la planta nuclear, sino en la aplicación a lo largo de los años de un sistema opresor como fue el socialismo soviético.

 

Imagen: Pixabay

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