La antigüedad como fuente de ídeas y conceptos para la comprensión del presente. Conclusiones

Simón Pérez Medina

 

Sin embargo, esta comparación no quiere decir que Aristóteles solamente señale elementos que permitan establecer semejanzas y diferencias entre estos dos gobiernos, por el contrario, aporta también sus ideas sobre las demás πολιτεῖαι (regímenes políticos) mencionadas; al respecto, y a título de ejemplo, conviene recordar que la monarquía y la tiranía coinciden en ser gobiernos ejercidos por una sola persona, pero difieren por el hecho de ser esta última, desviación de aquella77. Tomando en consideración las cualidades de los gobiernos ejercidos por una única persona se puede afirmar, entonces, que el Estagirita admite el caso hipotético de monarcas que hubiesen llegado a tal condición en virtud de una elección y que, posteriormente, al atender los intereses propios78 y no los comunes, su gobierno hubiese devenido en tiranía 79.

 

 

De forma similar, un gobierno ejercido por muchas personas que sea, al mismo tiempo, poseedor del mecanismo electoral para seleccionar a quienes ocuparan los cargos públicos y que -por atender al bien común- constituya una república, puede convertirse en su forma errada y desviada -la cual es la democracia- al dejar de atender a aquel y dedicarse a satisfacer solamente el interés de los gobernantes, que en el caso de este tipo de régimen político, está constituido por numerosas personas quienes normalmente poseen la condición de pobres -sobre el particular, el Estagirita expreso: ἡ δὲ δημοκρατία πρὸς τὸ συμφέρον τὸ τῶν ἀπόρων80-.

 

 

Conviene señalar, además, que Aristóteles -al igual que pluralidad de otros importantes personajes del mundo antiguo- es critico en algunas ocasiones de la democracia 81, lo cual queda en evidencia –de manera bastante clara- al considerarla un gobierno erróneo y desviado -sin embargo, ello no es obstáculo para que en ciertos pasajes de la Política, el prestigioso filosofo oriundo de Estagira, emita opiniones ciertamente benévolas para con aquel tipo de gobierno 82-.

 

 

A pesar de ello, en la recién mencionada obra acepta la conveniencia de las decisiones tomadas democráticamente ya que si bien, en principio, los miembros de la mayoría gobernante, individualmente considerados, errarían al tomarlas debido a su ignorancia y vileza, el hecho de ser estas adoptadas conjuntamente -por gran número de personas- impediría a tales vicios reinar, es decir, Aristóteles confía en que el elemento cuantitativo sería suficiente para compensar -y hasta anular- los señalados defectos poseídos por cada una de aquellas personas y que, por ello, dichos vicios no incidirían negativamente en tales decisiones 83. Es pertinente insistir que esta es la opinión expresada por Aristóteles, la cual constituye uno de los casos en que de su pensamiento no surgen claros e indiscutibles indicios útiles para conocer la realidad histórica helena en general, y ateniense en particular; ello es confirmado por el hecho de reconocer el filósofo -en la misma obra- que en los gobiernos democráticos aparecían demagogos manipuladores de la opinión de la poblacion 84, lo cual demuestra claramente la ineficacia del anteriormente mencionado carácter colectivo de las decisiones.

 

 

Cabe señalar, además, que tal visión tampoco es aplicable a las circunstancias vividas por otros pueblos del mundo antiguo que conocieron la toma de decisiones colectivas en asambleas, tal es el caso de Roma donde se practicó tanto la elección de magistrados como la aprobación de medidas de diversa naturaleza por parte del populus romanus, actividades estas en cuyo seno no se aprecia la ausencia de los vicios señalados -la ignorancia y la injusticia, presentes en el proceder individual de las gentes de estratos sociales bajos- por el solo hecho de constituir decisiones tomadas de manera colectiva, por el contrario, fueron aplicados pluralidad de mecanismos que permitieron a hombres pertenecientes a algunos sectores sociales, quienes tenían el poder en sus manos o -al menos- poseían aspiraciones de obtenerlo, manejar en favor de sus intereses la voluntad de aquellas gentes 85, lo cual indica claramente que la ignorancia y la pobreza eran utilizadas por algunos en su favor -ejemplo claro de ello fueron los grandes espectáculos públicos y los repartos de comida gratuita para conseguir el favor de la población, realizados por importantes políticos entre los cuales conviene recordar el nombre de Julio Cesar-,realidad esta que desvirtúa a la aristotélica opinión según la cual el gran número de decisores corregía o compensaba los vicios anidados en las almas de cada uno de estos, durante la celebración de los actos que contaban con su participacion86.

 

 

Conclusiones

 

1) Explicar el mundo contemporáneo utilizando para ello el conocimiento del pasado es una muy útil estrategia que hace de la historia un quehacer indispensable, sin embargo la importancia adquirida por esta ciencia social debido al cumplimiento de tal rol no implica que las demás concepciones sobre su finalidad, función y objeto carezcan de pertinencia y validez, ni mucho menos que ella se agote con su realización.

 

2) La utilidad de la visión aristotélica para comprender la democracia no se circunscribe a su recomendación de remontarse hasta el origen mismo de lo investigado y a las informaciones históricas contenidas en obras como la Constitución de los Atenienses, sino también abarca a las informaciones suministradas y a las opiniones vertidas sobre tal institución, expuestas en la Política y en la Ética Nicomaquea, las cuales se han erigido en herramientas valiosas para quienes se dedican al oficio de la historia por cuanto -a pesar de no ser todos los datos allí contenidos fiel reflejo de la realidad histórica el Estagirita, en las líneas que componen aquellas, ofrece algunas referencias cuyo estudio e interpretación permiten determinar aspectos de diversa naturaleza pertenecientes al mundo heleno en el cual vivió -por supuesto, para estudiosos de otras áreas del conocimiento humano, tales documentos aristotélicos también son de gran valor, incluso los contentivos de pensamientos carentes de estrecha correspondencia con la realidad-.

 

3) La indagación de los orígenes de la democracia no puede limitarse a determinar elementos tales como el lugar y la fecha de su surgimiento, sino debe comprender también la fijación de algunos de los rasgos más notorios y de las características más relevantes por ella poseídas durante su existencia en Atenas, a fin de determinar su verdadera y real esencia. El resultado de tal investigación es de indudable naturaleza histórica –de la cual también participan los estudios sobre tal institución política en otros pueblos del pasado en cada uno de los cuales, junto a las características comunes presentes a lo largo de toda su existencia, presenta rasgos particulares derivados del hecho de ubicarse en contextos históricos diferentes. Ello permitió el enriquecimiento progresivo de su concepto con nuevas notas o características las cuales han hecho posible que, actualmente, presente rasgos significativamente distintos a los poseídos en tiempos helenos-.

 

4) La mencionada recomendación aristotélica de remontarse hasta el origen de lo que se estudia lleva implícita la idea de trazar su evolución histórica, aunque tal proceder -al no agotar la gran amplitud de la propuesta del Estagirita- no constituye obstáculo alguno para, de manera concomitante, insertar lo investigado en su contexto histórico con el fin de determinar su sentido y establecer algunas de sus características mas resaltantes. Posteriormente, las informaciones así obtenidas podrán ser utilizadas para la comprensión del mundo contemporáneo, tarea esta que puede ser efectuada utilizando el método comparativo.

 

5) Derivado de la conclusión anterior, se puede afirmar que escudrinar el origen de la democracia en la antigua Atenas -con motivo de la aplicación, ya señalada, de la recomendación aristotélica de remontarse hasta el origen de aquello que se estudia-, iniciando con ello el trazado de la evolución histórica de tal institución política, ha permitido determinar algunas de sus caracteristicas iniciales, las cuales pueden ser contrastadas con la realidad de la democracia en Venezuela a través de la aplicación del señalado método comparativo.

 

6) La democracia surge en Atenas como fruto de la evolución de sus instituciones políticas, lo cualimplica que esta obtuvo el cariz alcanzado en el siglo V a.C., producto de la acumulación de transformaciones ocurridas en el transcurso de un importante número de años, los cuales conforman un periodo cuyo límite inicial forzosamente debe ser buscado en dias arcaicos. Ello indica que no fue consecuencia del esfuerzo de un solo hombre -de un único creador-, sino resultado del afán y del trabajo llevados a cabo por pluralidad de personas, cuyos logros parciales se fueron sumando progresivamente. Pero si colectivo fue el esfuerzo realizado para su surgimiento, del mismo carácter también fueron las labores realizadas en ciertas ocasiones para su mantenimiento, como el llevado a cabo por los remeros de la flota ateniense.

 

7) La evolución política ateniense, antes mencionada, se enmarca en otra todavía más amplia que abarco al mundo heleno en general la cual hizo posible, por ejemplo, otros fenómenos de gran trascendencia como el surgimiento de las πoλεις (ciudades-estados) en general.

 

8) La ubicación de la democracia en el contexto histórico ateniense permite conocer algunos de sus aspectos más relevantes en aquellos pretéritos tiempos, siendo simple ejemplo de ello -aparte del rol jugado por los mencionados remeros de la flota en el mantenimiento de la democracia, el cual permite apreciar la importancia del interés que debe tenerse en su preservación-, su funcionamiento en una sociedad donde la igualdad solamente operaba entre los miembros de cierto grupo social pero no aplicaba a todos quienes allí vivían.

 

9) Una adecuada comprensión de la visión de la δημοκρατία o democracia ofrecida por Aristoteles en la Política y Ética Nicomaquea, se logra ubicando tal tipo de gobierno en el más amplio contexto de los regímenes políticos a los cuales aquel dedica su atención en algunas páginas de dichas obras. En tal sentido, al considerar a la democracia un gobierno ejercido por muchas personas -quienes también se caracterizaban por su pobreza-, establece su similitud con la πολιτεία o república quien posee idéntica característica, y la diferencia de los gobiernos unipersonales -βασιλεία o monarquía y τυραννίς o tiranía-, y de los ejercidos por pocas personas – ἀριστοκρατία o aristocracia y ὀλιγαρχία u oligarquía-.

Al mismo tiempo, el Estagirita al determinar que la democracia no satisface el interés colectivo, la considera un régimen político desviado, afirmación esta que también implica la previa comparación con otros tipos de gobiernos, primero, con los llamados rectos -βασιλεία o monarquía, ἀριστοκρατία o aristocracia y πολιτεία o república- y segundo, con los demás, considerados desviados -al equipararla en este aspecto a la τυραννίς o tiranía y a la ὀλιγαρχία u oligarquía-.

 

10) Como se puede apreciar en una conclusión anterior, formar parte de los gobiernos desviados significaba que la democracia solamente atendía los intereses del sector gobernante, es decir, de los pobres que eran la mayoría de la población, lo cual implicaba -según el pensamiento aristotélico- que no respondía al interés colectivo de la πολις (ciudad-estado). Por tanto, según la visión del Estagirita, los intereses de esta no se identificaban con los poseidos por las muchas personas que ejercían el mando en el gobierno democrático -a pesar de su condición de mayoría de la población con derechos políticos y de ser pobres-, o dicho en otras palabras, atender exclusivamente los intereses de estas era lo que convertía a dicho gobierno en desviado.

 

11) Sin embargo, la democracia no era el peor de los regímenes desviados según la visión del Estagirita, por cuanto el filósofo heleno creía que los errores en las decisiones públicas,susceptibles de ser cometidos por aquellos miembros de la población -en ejercicio de sus funciones políticas- debido a su vileza e ignorancia, serian evitados mediante el carácter colectivo de los actos donde aquellas eran decididas. Tal idea posee -sin duda- un carácter utópico ya que, en la práctica, las decisiones políticas tomadas en Atenas por quienes ejercían funciones y atribuciones concedidas por la democracia, podían ser manipuladas -esta realidad, seguramente, es una de las razones que explican el rechazo a este régimen político y la paralela aceptación de la ἀριστοκρατία o aristocracia (gobierno de los mejores),por parte de pluralidad de importantes pensadores de la antigüedad-; situación que también se presento en otro pueblo del mundo antiguo, esta vez Roma, donde la voluntad de la población era manejada por quienes dirigían la política mediante el ofrecimiento de espectáculos públicos y de repartos gratuitos de alimentos, entre otros. Por tanto, el escaso nivel cultural asociado a la pobreza, traía como consecuencia que la participación política de muchas personas, característica de la democracia en el plano teórico -por cuanto, en la práctica esta tampoco era grande en los días del gobierno democrático ateniense-, terminase siendo un mecanismo por medio del cual, primero, fuesen satisfechos los intereses de ciertos grupos políticos y segundo, arribasen y se consolidasen en el poder algunos ambiciosos e inescrupulosos hombres poseedores del don de saber ganar el apoyo de la ignorante y hambrienta muchedumbre, como fue el caso de Julio Cesar. Por tanto, la ignorancia y vileza antes mencionadas anulaba en la practica el valor que, según Aristóteles, tenía el carácter colectivo de la participación de gran cantidad de miembros -titulares de derechos políticos- de la sociedad organizada en estado, para evitar los errores en las decisiones ocasionados por aquellos defectos presentes en las nalmas de quienes las tomaban. Esta circunstancia podría considerarse equiparable a otra mencionada por Aristóteles: la de pluralidad de funcionarios públicos bajo ordenes de los reyes; en este caso, a pesar de que muchas personas realizaran trabajos dentro del aparato burocrático estatal, ello no significaba que gobernasen, al no ser sus actividades o decisiones producto de su voluntad sino expresión del cumplimiento de las órdenes del rey. Es decir, la mera participación de gran número de personas en las actividades gubernamentales no significaba que el tipo de gobierno fuese una πολιτεία (republica) o una δημοκρατία (democracia), sino para poder serlo la voluntad de los participantes no debía responder a intereses de terceros.

 

12) El uso de instrumentos en virtud de los cuales un grupo numeroso de personas seleccionaran a lasautoridades de la πολις (ciudad-estado) no puede ser considerada una característica exclusiva y, por ende, definitoria de la πολιτεία (republica) y la δημοκρατία (democracia), por cuanto mecanismos similares también podían ser utilizados en otras formas de gobierno como las monarquías

 

 

Referencias

 

79 Arist., EN., 1160b, 12.
80 Arist., Pol., 3, 7, 1279b, 5. La democracia hacia la utilidad de los desamparados.
81 Entre los estudiosos de tiempos contemporaneos que han senalado la vision contraria a la democracia poseida por Aristoteles, pueden ser senalados a simple titulo de ejemplo, en primer lugar, Alvarez Yaguez quien sobre el particular ha expresado: “La posicion del mas grande pensador politico de la antiguedad que fue Aristoteles no puede reducirse a un ≪si≫ o un ≪no≫ a la democracia, a un ≪a favor≫ o ≪en contra≫. Su posicion es compleja y llena de matices. Fue la de un hombre que reacciono negativamente a la democracia que le toco en suerte vivir, la democracia ateniense, resultado de las audaces reformas de Solon, Clistenes, Efialtes y Pericles, que abrieron las puertas de la ciudadania a los excluidos, los pobres, artesanos y obreros…” -Alvarez Yaguez, J.: “Aristoteles: peri demokratias…”, p. 75-, y en segundo lugar, Jones, A. H. M.: “The Athenian Democracy and Its Critics”. Cambridge Historical Journal, 11, 1, 1953, 1-26. p. 1-. Sin embargo, Aristóteles no fue el único en la antiguedad que asi pensaba, puesto que otros también
compartieron tal vision, como fueron los casos de Platon -Brisson, L.: “Plato’s View on Greek Government”. Beck, H.
(ed.) A Companion to ancient Greek Government. Wiley-Blackwell, Malden & Oxford, 2013, 93-104. p. 93- y Jenofonte -sobre el particular puede consultarse la siguiente publicacion de Kroeker del Department of Classical Studies de la University of Waterloo: Kroeker, R.: “Xenophon as a critic of the athenian democracy”. History of Political Thought, 30, 2, 2009, 197-228. p. 198-, y pluralidad de otros hombres de la antiguedad -vease al respecto: Jones, A. H. M.: “The Athenian Democracy…”, p. 1; Scott Welser, Ch.: Dēmos and Dioikēsis: Public Finance and Democratic Ideology in Fourth-Century B.C. Athens. Tesis Doctoral. Brown University, Rhode Island, 2011. p. 9; y de la Universidad de Princeton a Wolin, S. S.: “Democracy: Electoral and Athenian”. Political Science and Politics, 26, 3, 1993, 475-477. p. 476-. Sin embargo, existe controversia acerca de si Herodoto tenia una vision favorable o no a la democracia -vease Harvey, F. D.: “The Political Sympathies of Herodotus”. Zeitschrift fur Alte Geschichte, 15, 2, 1966, 254-255. p. 254-.
82 Véase, por ejemplo, la afirmacion de que la democracia era el gobierno desviado mas moderado en Arist., Pol., 4, 2,1289b, 2. Tambien puede ser encontrado otro ejemplo en Arist., Pol., 4, 4, 1292a, 26, acerca del tipo de ciudadanos que ocupaban puestos preeminentes en gobiernos democraticos.
83 Arist., Pol., 3, 11, 1281a, 1-2 y 3, 11, 1282a, 15. Al respecto, vease la produccion intelectual del profesor de la
University of California en Berkeley, Waldrom, J.: “The Wisdom of the Multitude: Some Reflections on Book 3,
Chapter 11 of Aristotle’s Politics”. Political Theory, 23, 4, 1995, 563-584. p. 564 y ss. El aporte efectuado por Waldrom en esta publicación recién mencionada ha sido tan significativa que ha merecido las siguientes palabras de Cammack en su tesis doctoral: “Waldron dubbed this argument “the doctrine of the wisdom of the multitude,” or “DWM,” and explicated it as follows. Aristotle thought that “the people acting as a body” were “capable of making better decisions, by pooling their knowledge, experience, and insight…” -Cammack, D. L.: Rethinking Athenian Democracy… p. 53-.
También puede consultarse la siguiente publicacion del mismo autor, Waldrom, J.: “The Dignity of Legislation”. Maryland Law Review, 54, 2, 1995, 633-665. Sin embargo, este criterio no era unanime en la antiguedad, ya que tambien hubo otros notables hombres que asumieron una posicion contraria; vease al respecto la siguiente producción intelectual de Sagar, de la Princeton University: Sagar, R.: “Presaging the Moderns: Demosthenes’ Critique of Popular Government”. The Journal of Politics, 71, 4, 2009, 1394–1405. p. 1397. Sobre la degeneracion del demos debido al poder, puede consultarse tambien Forrest, W. G.: La democracia griega… p. 21, y sobre tal aspecto referido exclusivamente al ambito de las finanzas publicas se ha pronunciado Scott Welser, Ch.: Dēmos and Dioikēsis…, pp. 9-10.
84 Arist., Pol., 4, 4, 1292a, 29-30.
85 Entre tales mecanismos se pueden citar a simple titulo de ejemplo, el evergetismo y las relaciones clientelares. Sobre evergetismo puede verse: Andreu Pintado, F. J.: Munificencia publica en la Provincia Lusitania (siglos I-IV d.C.).Institución “Fernando el Catolico”, Zaragoza, 2004; Andreu Pintado, F. J.: “Sobre el concepto de evergetismo en epoca romana a través de los autores latinos”. Actas del X Congreso Español de Estudios Clásicos, III. Madrid, 2001, 33-38; Gygax, M. D.: “Contradictions et asymetrie dans l’evergetisme grec: bienfaiteurs etrangers et citoyens entre image et realite”. Dialogues d’histoire ancienne, 32, 1, 2006, 9-23; Melchor Gil, E.: La munificencia civica en el mundo romano, Arco Libros, Madrid, 1999; Melchor Gil, E. : “Consideraciones acerca del origen, motivacion y evolucion de las conductas evergeticas en Hispania Romana”, Studia Historica-Historia Antigua, 12, 1994, 61-81. Sobre clientela romana puede consultarse: Badian, E.: Foreign clientelae (264-70 B.C.). Clarendon Press, Oxford, 1967; Beltran Lloris, F., y Pina Polo, F.: “Clientela y patronos en Hispania”, J. Lopez i Vilar (coord.) Tarraco Biennal: Actes: 1er Congres Internacional d’Arqueologia i Mon Antic: Govern i Societat a la Hispania Romana: Novetats epigrafiques: Homenatge a Geza Alfoldy, Tarragona, 2013, 51-61. Cabe senalar que el evergetismo tambien fue conocido en la antigua Grecia, tal como puede apreciarse en Melchor Gil, E.: “Elites municipales y mecenazgo civico en la Hispania Romana”. Rodriguez Neila, J. F., y Navarro Santana, F. J. (eds.) Elites y promocion social en la Hispania Romana. Ediciones de la Universidad de Navarra, Pamplona, 1999, 219-263. p. 221; y Perez Medina, S.V.: “Los actos munificentes efectuados por el edil C. Julio Cesar, durante el ano 65 a.C.:.casos de eleutheriotes y megaloprepeia aristotelicas?”. Cuadernos de Arqueologia de la Universidad de Navarra, 25, 2017, 1-30. pp. 10 y ss.
86 Taylor sostiene la opinion de que en el caso que nos ocupa no se daba la manipulacion de los electores ocurrida en pueblos como el romano, idea esta que expresa en los siguientes terminos: “…that elections were not considered important enough to manipulate. In comparison wiht Roman Republican elections, where canvassing for votes was common and money was an important factor, the Athenian case was strikingly different” -Taylor, C.: “From the Whole Citizen Body? The Sociology of Election and Lot in the Athenian Democracy”. Hesperia: The Journal of the American School of Classical Studies at Athens, 76, 2, 2007, 323-345. p. 325-.

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